Los jóvenes piensan su propia ley

Un especialista chileno aportó conocimientos sobre la
experiencia latinoamericana en el marco de la discusión por una ley de
juventudes en Santa Fe, que sería pionera nacional.
Por Julieta Álvarez Arcaya
En el marco de la iniciativa Gobiern@-Escuela de losMunicipios y Comunas de la provincia de Santa Fe, a fines de abril se realizó
en Rosario el seminario “Perspectiva joven: la participación de los jóvenes en
la construcción de las políticas locales”. Allí disertó Oscar Dávila León,
magister en Ciencias Sociales de la Universidad chilena de Arsis.
Durante la charla, el profesional abordó las nociones de
adolescencia y juventud, las políticas locales específicas, la construcción de
una institucionalidad joven en lo local, los actores sociales en el territorio
y su influencia en la política de juventud.
Sobre el enfoque de las juventudes en Latinoamérica, el
chileno sostuvo que “se ven de manera disímil porque la mirada del observador
siempre cambia el punto de vista. También hay otras miradas desde los sujetos
tanto individuales como colectivos, desde las institucionalidades públicas en
materia de juventud y también desde las políticas públicas de juventud. Cada
vez conocemos más: el sólo hecho de que hablemos de juventudes en plural es un
invento relativamente contemporáneo y no siempre fue así, se trata de una
construcción sociohistórica y sociocultural que requiere ciertas condiciones de
posibilidad. Esta mirada tiene sus avances en términos de conocimiento porque
permite romper con construcciones discursivas que se han hecho a través de la
historia y tienen que ver con un sentido homogéneo que implicaba que todos los
jóvenes fueran iguales. Hay un avance en el conocimiento que ha aportado una
mirada más plural”.
Una escena de la Asamblea Ciudadana de Santa Fe y su comisión especial en la que se aborda la confección de la ley de juventudes.
Otro de los aspectos relevantes, según el especialista, “es
entender que los jóvenes tienen que ser sujetos de preocupación de las
políticas, no solamente de la política pública. Eso también es algo
contemporáneo: creo que en América Latina estamos terminando un ciclo que se
inició en los 80 y se extiende hasta los tiempos actuales, donde podemos
comenzar a entender que hay una preocupación por generar políticas destinadas a
los jóvenes. En este lapso se logró construir institucionalidad en casi toda
América Latina; uno de los últimos países en hacerlo fue Brasil, que
recientemente creó la
Secretaría Nacional de la Juventud. Montevideo,
en Uruguay, es otro caso emblemático debido a una continuidad histórica del
partido gobernante, que ha tenido una muy buena experiencia en políticas de
juventud y construcción institucional. Medellín, San Pablo y Concepción, en
Chile, también se destacaron en algún momento, pero no tuvieron continuidad. En
general, aparecen como una cuestión positiva aunque el desempeño en muchos
países fue discontinuo y muchas veces se ha tenido que empezar de cero”.
Para Oscar Dávila León, “Argentina es uno de los ejemplos
porque en los últimos años firmó nueve arreglos distintos en cuanto a la
construcción de capital institucional. Los gobiernos locales hicieron lo
propio, se han implementado políticas locales de juventud, como ocurrió en la
provincia de Santa Fe. La experiencia santafesina ha sido más vigorosa que la
experiencia nacional”, evaluó. En este sentido, valoró que la provincia cuente
con el Plan Santa Fe Joven, “un instrumento técnico de planificación y político
donde se marcan las improntas éticas, es decir desde dónde me paro a plantear
estas dinámicas de juventud en todas sus dimensiones”.
—¿Cómo se traduce el hecho de tener una dirección específica
en la población joven?
—La institucionalidad es una pregunta que siempre debe
hacerse. Hay políticas que tienen que ver con las condiciones materiales de
existencia y otras relacionadas a condiciones inmateriales o valores. Normalmente
las instancias de juventud se han enfocado en la segunda, hacia variables más
blandas. Tiendo a pensar que si no hay ofertas sectoriales cuesta intervenir en
estas dimensiones. Por eso los ejes de las políticas de juventud han estado
puestos en temas de participación en todas sus expresiones, porque detrás de
cada política, por acción, omisión, explícita o implícitamente, siempre hay una
imagen de sujeto, es decir, a quién se quiere llegar. Cuando pienso en un
programa de voluntariado estoy imaginando, aunque no tenga tantos conocimientos
sobre la población, en el voluntario o la voluntaria, sé quién es ese personaje
y esto tiene mucha visibilidad. En cuanto a lo local cuesta intervenir en todas
las dimensiones juveniles, sobre todo en las variables más duras.
“El Ministerio de Educación es el área que tiene mayor
presupuesto para las áreas de juventud. 
Trabajo nunca ha sido una gran preocupación. Salud tampoco, salvo con
las mujeres por la salud sexual y reproductiva; se supone que los jóvenes son
sanos, no se enferman y desaparecen del sistema de salud desde los seis años
hasta las chicas en la maternidad, y los hombres mucho más adelante”, acotó
Dávila León.
En cuanto al rol de las políticas públicas, el chileno
insistió en “representar las demandas y las condiciones juveniles ante todos
los espacios, lo que implica una labor fuerte hacia adentro en toda la
institucionalidad”.
La construcción de la ley
En marzo, el gobierno provincial inició una ronda de
reuniones para avanzar en la formulación de un proyecto de ley de Juventudes,
un marco jurídico que busca explicitar y garantizar los derechos de los jóvenes
santafesinos. Los principios rectores del proyecto serán “la participación
efectiva, la autonomía, el reconocimiento de la heterogeneidad, la
transversalidad, la integralidad, la transparencia, la institucionalidad, la
convivencia y el diálogo intergeneracional”. Cabe señalar que en el país no
existe ninguna normativa que dé un marco legal que vele por los derechos de los
jóvenes. El antecedente más cercano es la Convención Iberoamericana
de los Derechos de los Jóvenes, que en su texto elaborado en 2005 enuncia los
principales derechos civiles, políticos, sociales, económicos y culturales que
hacen al pleno desarrollo y disfrute de la condición juvenil.
Oscar Dávila León recordó que “hay algunas experiencias de
legislaciones con resultados inciertos que quedaron sólo en la letra. En
Colombia, en los ’90, se creó por ley el Viceministerio de Juventud. En
realidad no hay muchos precedentes aunque siempre se planteó la discusión sobre
si debía existir una ley de juventud y qué debía contener”.
Consultado sobre el proyecto local de una legislación
destinada a las juventudes, afirmó que “el resultado del proceso va a ser una
ley con un articulado que va a marcar un compromiso ético político, de
responsabilización de la institución, en este caso del gobierno de Santa Fe
respecto a sus jóvenes. Es decir que puede establecer las bases de la
institucionalidad acorde para llevar adelante esa ley. Es un avance en el tiempo
porque implica que sectores como el legislativo se expresen al respecto y eso
les dará mayor legitimidad. En general, los organismos de juventud de los
países América Latina son creados por decretos del Ejecutivo. Una ley no es un
programa de gobierno, sino que tiene alcances particulares y a su vez implica
un reconocimiento de principios. Si a esa ley la combinamos con otros
instrumentos, todo eso se convierte en una inversión en capital institucional”,
vaticinó.
“Reconocer temáticas emergentes es ir posicionándose. Hace
30 años no pensábamos que pudiera existir un Ministerio de Medio Ambiente: a
nadie le preocupaba, al contrario, las chimeneas de las industrias eran
sinónimo de progreso y desarrollo. Por ello, dar un rango institucional a los
jóvenes me parece muy positivo”, valoró.
—¿Cómo analiza el hecho de involucrar a los jóvenes en ese
camino?
—Es básico y fundamental, que es fácil decir pero muy
difícil llevarlo a cabo en cuanto a los interlocutores porque tenemos la
impronta de reconocer lo colectivo, más que nada por visibilidad. Por eso, este
proceso tiene que verse como una oportunidad para salir a la cancha, para poder
socializar la temática y no sólo la legislación, eso es más breve y más
genérico. Si la Provincia
está en este proceso, tiene que tratar de aprovechar la más amplia
participación que se pueda dar, intentar llegar a todos lados. Es un proceso
largo, que puede llevar un tiempo considerable, pero es muy importante y sería
la única provincia de Argentina que tenga una ley de juventud para todos los
jóvenes.
Publicada en Pausa #134, miércoles 28 de mayo de 2014

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