Jardines: una apuesta al futuro

La atención a la primera infancia se volvió prioritaria para
el estado municipal que, en dos años, inauguró 12 jardines públicos en los
barrios más vulnerables de la ciudad.
“Nosotros estamos convencidos de que la educación es la
herramienta más efectiva para garantizar la igualdad de oportunidades”, arranca
diciendo la Secretaría
de Educación de la Ciudad,
Rossana Ingaramo, respecto de los orígenes del Sistema de Educación Inicial a
través del cual se crearon 12  Jardines
Municipales que asisten a más de 1.000 niños y niñas desde los 45 días de vida
hasta los 3 años.
—¿De dónde surge la idea?
—Estábamos pensando en una política social destinada a la
primera infancia pero que tenía que ser muy diferente a lo que se había hecho a
lo largo de los años y de los diferentes gobiernos, donde hubo ciertas acciones
focalizadas en este grupo pero que generalmente no pasaban de ser programas
provenientes de Desarrollo Social o Acción Comunitaria; programas que solían
empezar y terminar, que en muchos casos duraban en función del financiamiento y
siempre enfocados desde una perspectiva de la asistencia, con edificios muy
deslucidos, que no han podido dar soluciones pensando en la raíz de las
problemáticas.
Los nuevos jardines se yerguen como referencias de contención y educación en los barrios.
Y la raíz de todo parece estar en la niñez. Atender a los
pequeños en sus primeros días de vida, propiciando ambientes sanos y prácticas
saludables, es vital para su desarrollo. “Si bien cuando uno se pone metas
educativas sabe que no va a resolver los problemas ni hoy ni mañana ni pasado,
entendemos que es ahí donde está la cuestión”, dice Ingaramo. De este
convencimiento se originaron los Jardines Municipales, una propuesta que
atiende a niños y niñas de entre 45 días y 3 años, que se encuentran enclavados
en las zonas de la ciudad que presentan mayor vulnerabilidad socio-económica,
como Pro mejoras Barranquitas, Villa Hipódromo, San Agustín, El Abasto,
Varadero Sarsotti, Roca, Facundo Zuviría, La Guardia, San Lorenzo y Barranquitas Sur. “Construimos
10 jardines totalmente nuevos e incorporamos al sistema otros dos que ya
existían, los de San Lorenzo y La
Guardia, mejorando las condiciones en las que se encontraban.
Son 12 en total, incluyendo el de Coronel Dorrego que se está terminando. También,
hace casi un mes, licitamos uno más en el barrio Las Flores y tenemos en agenda
la construcción de un jardín en Santa Rosa de Lima y otro en Alto Verde, donde.
Queremos consolidar este sistema y garantizarles a estos pequeños un servicio
educativo de calidad que además vamos atravesando con otras políticas, como las
relacionadas con la salud y el mejoramiento de las condiciones de empleabilidad
de las mamás”.
—¿Cómo es ese trabajo con las familias?
—Cuando hacemos el registro de nuestros alumnos obtenemos la
información de que el 98% de los adultos a cargo de estos niños y niñas son
mujeres, que más del 70% de ese total  de
mujeres tenían entre 15 y 24 años, y que más de la mitad no tenía la escuela
secundaria completa ni trabajaba. Eso para nosotros fue un insumo para generar
una política de trabajo con estas mujeres y por eso creamos el Programa de
Fortalecimiento de la
Empleabilidad, que tiene que ver con esta cuestión de ir
formándolas y capacitándolas en algún saber hacer y, mientras tanto, con el
Área Mujer, la psicóloga y todo el equipo, trabajando con ellas sobre su
autoestima, la violencia, apuntando al empoderamiento como mujeres.
De este programa, del que participan madres, tías y abuelas
de los pequeños que concurren a los jardines, ya surgió una cooperativa de
trabajo que es la que provee al municipio de remeras, delantales, uniformes y
morrales, entre otras cosas. “Esta cooperativa se llama ‘Historias con hilos’,
porque ellas dicen que fue el espacio donde pudieron llorar, contar, decir, compartir,
un lugar de contención y de puesta en valor de su condición como mujer”,
comenta Ingaramo.
Nutrición y educación
Un sistema educativo y pedagógico serio, moderno y de
calidad, no puede descuidar un aspecto primordial que hace al desarrollo de los
pequeños y sin el cual todos los esfuerzos educativos caen por tierra, porque
un niño que no recibió los nutrientes que su cerebro necesitaba para formarse
correctamente durante los dos primeros años desde su nacimiento, tendrá
secuelas para el resto de la vida.
—¿Cómo se atiende la cuestión alimentaria de los niños?
—La cuestión nutricional es un eje nodal para nosotros. Los
niños en el jardín comen frutas y toman la leche, logramos incorporar la fruta
en su alimentación y en la de sus familias, porque era un alimento que no
consumían. Además los viernes les entregamos a las familias frutas para que los
niños sigan consumiendo los días que no vienen al jardín, que es una forma
también de meter este alimento en las casas para que comience a ser parte de la
dieta alimentaria de las familias.
Para llevar adelante esta política de alimentación en los
jardines, y de atención a los pequeños en general, el municipio creó un sistema
de padrinos al que se han sumando muchas empresas de la ciudad. “Apelando a la
responsabilidad social del sector privado logramos el suministro de diferentes
cosas, por ejemplo el Mercado de Abasto nos provee de frutas; la heladería
Grido nos dona la leche, el cacao y el azúcar; el Colegio de Farmacéuticos nos
dona los elementos para el botiquín; el Walmart los pañales y el óleo calcareo,
entre otras cosas”.
Capacitación docente
Una parte importante dentro de cualquier proyecto educativo
que se plantee un estado, ya sea nacional, provincial o municipal, es la
preparación de sus docentes. En este sentido, cuando el Sistema de Educación
Inicial Municipal comenzó a ser una realidad, se realizó una amplia
convocatoria a la que se presentaron más de 400 docentes aspirantes, quienes
tuvieron que pasar por un riguroso sistema de evaluación y por diversas
capacitaciones. “Nosotros queremos que las docentes de este sistema sean las
mejor preparadas, por eso hicimos un convenio con la Universidad Nacional
del Litoral, con la Facultad
de Humanidades y Ciencias, y diseñamos de manera conjunta una licenciatura,
para completar los títulos obtenidos por las docentes en los terciarios y
convertirlos en universitarios. La carrera se llama Licenciatura en Educación
en Primeras Infancias, en 2012 arrancó la primera cohorte, ahora ya tenemos
tres, y nuestras docentes tienen la obligación de hacer esa licenciatura. A fin
de año tendremos las primeras graduadas y ya estamos pensando en cómo continuar
con su formación, armando posgrados, maestrías o doctorados”.
Publicada en Pausa #144. Pedí tu ejemplar en estos kioscos de Santa Fe y Santo Tomé.

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