Lluvia en pelotas

Las Pelotas festejaron sus 25 años en pleno Bulevar.
Recién con la ráfaga final de hitazos la lluvia bañó la
noche en que Las Pelotas festejaron sus 25 años en Santa Fe, sumándose al 95°
aniversario de la UNL
que, como cada año, llenó con gente su explanada en el ombligo de bulevar. A
pesar de que la tempestad aparentemente inminente llenó la tarde de preguntas,
un deseo sostenido por mucha gente de que el recital se haga también valió como
recurso estratégico a punto tal que ninguna llovizna prosperó. A las 21.00 en
punto, ejerciendo los derechos garantizados por la nueva Ley de Bandas Soporte,
el viento comenzó a sonar como rock and roll psicodélico a causa de una nueva y
celebrada evocación del dios Astro Bonzo por Ferrero, Deicas, Farrelli y
Gorosito.
Más cerca de las once que de las diez de la noche, Germán
Daffunchio salió a hacerse cargo de una noche climáticamente complicada con la
potencia de las canciones que nivelan la suciedad de sus guitarras con la
pesadez de su línea de bajo organizadora. El show inició con un clásico directo
desde 1991, Corderos en la noche, “Siento luego existo” y “Esperando el
milagro”, un poco más adelante, hicieron oscilar al público pelotero y al
casual entre lo concreto y lo bailable durante casi dos horas. La memoria de
Alejandro Sokol en “Hola que tal”, con su silueta andando en las pantallas fue
un agregado emotivo del que la banda no puede prescindir en ningún show (menos
aún si se trata de una gira de aniversario).
“¿Cómo que hay un represor trabajando en la universidad?
¡Eso no puede ser posible!”, acusó el ex guitarrista de Sumo acerca de la
situación de César Luis Frillochi (ex PCI y colaborador de la última dictadura
que hasta ese mismo día se desempeñó en la Oficina de Diplomas de la casa de estudios). Lo
que llegó hasta la intimidad de la banda fue la movida organizada por el Foro
Contra la Impunidad
y Por la Justicia
que desde hacía unos meses venía luchando por la destitución de este personaje identificado como represor.
La banda amaga con descolgarse los instrumentos y las luces
bajan. El viento remolinea bufandas y antes de que el último acabe de
esconderse por detrás de un operador de sonido, Gabriela Martínez ya tiene el
bajo alzado nuevamente y la lluvia se aprovecha de ese mini-bis para comenzar a
arrojar algunas gotas gordas. “Capitán América”, “Shine” y “El ojo blindado”
sacudieron la medianoche de un viernes de festejo.
En Pausa #143, miércoles 8 de octubre de 2014. Pedí tu
ejemplar en estos kioscos.

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