Gracias por enseñarnos a vivir

Por Alejandra Pautasso y Matías Pautasso
Y vuelta a empezar. Historia repetida y conocida por el
pueblo tatengue.
Vamos y venimos como el mar a la orilla; y siempre que nos
vamos pensamos que nunca regresaremos. Una especie de nómades del fútbol, pero
revanchistas por naturaleza.
Este 2014 nos encuentra con la rareza de ascender a fin de
año y no en pleno julio, como estamos acostumbrados, sumando una fiesta más a
las que abundan en diciembre. Encima, con final abierto y la posibilidad, por
qué no, de llegar a salir campeones del torneo de ascenso.
Es así amigxs, Unión es una fiesta, en cualquier época del
año, Unión es A-mistad, una palabra que recobra especial fuerza en un fútbol en
el que los violentos casi nos ganan la pulseada, pero no pudieron, no los
dejamos.
Tuvimos rachas buenas y malas a lo largo de la historia. 6
descensos, 26 partidos sin ganar, derrotas clásicas… Pero también tuvimos las
buenas: 7 ascensos, subcampeonato con River, Madelonazos y Rosalazos.
Tropezamos, nos sacudimos y seguimos. Como un chico cuando
empieza a correr. No calcula, no teme, no entiende razones, no hace caso; sólo
va, corre y no se detiene. Así es Unión, como ese pibe que solo quiere jugar,
correr y no le importa más nada. Se cae, se levanta, se limpia y sigue. Sabe
que volverá a caer, pero está en su naturaleza volver a ponerse de pie y
continuar.
Nadie podía entender cómo estando tantas fechas sin ganar y
sin ningún tipo de alegría deportiva, nosotros seguíamos aplaudiendo y gritando
a más no poder. Y es por eso. Porque los tatengues sabemos que nos vamos a
sacudir y a volver a levantar. Nuestros corazones están hechos para aguantar
todo eso.
Algún que otro amigo del sur de la ciudad se reirá de
nosotros, diciéndonos que vivimos del pasado… Pero ¿cómo no sostener nuestro
pasado como un estandarte de gloria? El pasado nos da identidad, nos recuerda
quiénes somos y lo que somos. Unión es grande por su gente pero también por su
pasado. Son nuestros pilares, la columna sobre la cual se sostiene nuestra
vida.
Por eso no es de nostálgicos hablar del 89… No te confundas,
hablar del 89 es mantener viva la llama de nuestra grandeza como club, como
peñas, como filiales, como amigos.
Cómo no vamos a tener a fuego grabado nuestro pasado, si
hasta Juan de Garay dejó que Santa Fe fuera fundada nuevamente por Unión este
sábado 15 de noviembre...
Como en el 89, otra vez Madelón artífice de la hazaña tatengue.
Hoy volvemos a Primera división. Como en el 66 contra
Talleres (RE), como en el 68 contra Chicago, en el 74 ante Estudiantes, el
querido 89 dejando a nuestro eterno rival en la B, Instituto en el 96, Ferro en 2011 y el todavía
fresco partido contra Temperley.
Hay algo similar en uno de esos ascensos y el de este fin de
semana. En el 89 contra Colón, fue Madelón el autor material de ese mazazo
futbolístico que el pueblo santafesino recordará por siempre.
Hoy ese mismo héroe, y en ese mismo césped, nos da el pase a
la máxima categoría del fútbol argentino, pero esta vez como autor intelectual
del hecho; sacando del armario su traje de héroe que le sigue quedando a la
perfección.
“Mírame bien, puedo morir y una y mil veces renacer” reza la
canción. Y somos así. Es nuestra vida. Renacer. Como el Ave Fénix o como ese
pibe que, pese a tener 107 años, siempre se cae, pero se levanta, se limpia y
camina erguido hacia el futuro. Gracias Tate, gracias por enseñarnos a vivir.
Publicada en Pausa #146. Pedí tu ejemplar en estos kioscos
de Santa Fe y Santo Tomé.

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