Ciudad sin barcos

ANUARIO 2014. Licitaciones caídas y una gestión en la Justicia signan la
compleja reconversión del Puerto de Santa Fe.
Pasó otro año y el traslado del Puerto sigue siendo un
proyecto de difícil concreción. El jueves 11 de diciembre, el gobierno
provincial declaró desierta la licitación convocada en el primer semestre del
año para el traslado y la reactivación de la terminal fluvial.
Una solo grupo empresario, la Corporación Boluda
–conformada por inversores paraguayos, españoles y argentinos–, había
presentado oferta. La apertura de sobres fue el 28 de mayo; seis meses más
tarde, la licitación se cayó.
Desde la
Casa Gris explicaron que el grupo empresario no cumplió con
todos los requisitos formales del pliego. Pero en los pasillos de la política
no pasó desapercibida, para nada, la advertencia que hizo en agosto el ex
intendente y actual concejal rosarino Héctor Cavallero sobre las sospechas de
corrupción y vinculaciones con el narcotráfico de las empresas que hicieron la
única oferta.
El grupo estaba conformado por las firmas Puerto Fénix,
Corporación Marítima Boluda, Sociedad Comercial del Sur y House to House SA.
Caída la licitación, el titular del Ente Portuario de Santa Fe, Sebastián
Fumis, prometió un nuevo llamado y vaticinó que en 60 días –es decir, a
principios de febrero de 2015– se conocerán las nuevas ofertas.
Para la provincia y para la ciudad, el traslado del Puerto
es clave. Pero el proceso viene muy empantanado. Aún en un contexto económico
favorable, con financiación internacional garantizada y una deuda pública por
debajo de la media nacional, el Ente Portuario sigue sin poder avanzar hacia el
objetivo de construir una nueva terminal en la margen del río Paraná, en un
sitio largamente cuestionado por profesionales de la UNL nucleados en el Centro de
Estudios y Acción Popular.
El ambicioso plan busca posicionar a la ciudad de Santa Fe
como la “rotonda del país”. Se estima que el traslado demandará una inversión
de 170 millones de dólares, de los cuales 40 millones serán aportados por la
provincia, 25 millones por el Fonplata (Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata) y el
resto por la concesionaria.
El fallido proceso de licitación estuvo signado por fuertes
acusaciones en torno a la administración de los terrenos del viejo puerto.
Jaqueado por denuncias ante la
Justicia, el ex administrador del Ente Portuario, Marcelo Vorobiof, renunció el 19 agosto a su cargo. Vorobiof llegó al puerto apadrinado
por el líder de la UCR
provincial Mario Barletta. Lo reemplazó Sebastián Fumis, propuesto también por
el radicalismo de la ciudad.
La renuncia de Vorobiof, acusado de adjudicar licitaciones a
empresas fantasmas propiedad de familiares suyos, no alcanzó para transparentar
el proceso de traslado. El ex administrador del puerto, quien permaneció casi
cuatro años en ese cargo, está siendo investigado por administración infiel,
peculado y contrataciones irregulares.
Vorobiof había puesto en marcha una serie de negociaciones
que favorecieron al poder inmobiliario concentrado de la región: entre ellas,
la construcción del fastuoso complejo Puerto Amarras y la reurbanización de los
terrenos hasta hace poco abandonados.
En paralelo a la tarea de la Justicia, un grupo de
diputados de la oposición conformó una comisión investigadora de la gestión de
Vorobiof. Recién el 1º de diciembre, después de dos citaciones a las que no se
presentó, el ex funcionario fue a la Legislatura a entrevistarse con los diputados,
que prometieron entregar el informe final de sus tareas antes de fin de año.
Publicada en Pausa #148. Pedí tu ejemplar en estos kioscos
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