Leonardo Simoniello: “Hay que revisar servicios públicos”

Precandidato de la Lista Firmeza para Avanzar, Frente Progresista

Concejal primero, diputado provincial después y actual presidente del Concejo, Leonardo Simoniello va por su reelección.
—¿Qué balance hace de la gestión municipal?
—La evaluación es positiva. Hay un proceso de cambio desde 2007 a la fecha y una continuidad. Si bien cada intendente tiene su impronta, yo conocí la gestión antes de 2007 cuando no había planificación ni decisiones políticas porque estaba muy vinculada al gobierno provincial de turno. No hubo políticas intensas frente al riesgo hídrico porque no se consideraba un problema. De hecho, en 2003 la inundación se produjo por la falta de una obra (la Circunvalación Oeste) que, para esa gestión, tenía más impacto vial que hídrico. Tal es así que en 2007 no funcionaron buena parte de las bombas porque no hubo decisión política. Tampoco se pagaban las deudas con el Fondo de Asistencia Educativa, crecíamos en la anarquía y no había liderazgo municipal. A partir de esa fecha (2007) si hay algo que caracterizó a la gestión local es la planificación. Hay un código de reordenamiento urbano moderno, hay ordenanzas relacionadas a la planificación y la urbanización, hay políticas de riesgo hídrico y en esta última etapa, con las cosas más ordenadas, ya pudimos trabajar más en políticas educativas dirigidas a la primera infancia. La valoración es positiva, pero hay temas muy complejos para la ciudad: algunos tienen que ver con la geografía, otros con la estructura política y económica del país; tenemos que discutir la falta de autonomía. Pero la valoración en general es muy buena.

—¿Y sobre la gestión del Concejo?
—En términos generales, desde 2011 hubo acompañamiento a las necesidades del Ejecutivo pero ninguna ordenanza fue sancionada tal cual la mandó el Ejecutivo. Las comisiones funcionaron, hubo ordenanzas del Ejecutivo y de los concejales del oficialismo, pero también muchas de la oposición. Por ejemplo: el banco de tierras (iniciativa elaborada por Roberto Campanella), que es una ordenanza muy útil para la ciudad. Y más allá de lo legislativo, también hubo una vida institucional muy interesante. Hubo sesiones permanentes, discusiones en las comisiones. En este Concejo no se firman los despachos en el pasillo; se discuten todos los proyectos. Y si bien hay una impronta oficialista, eso no hay que negarlo, desde el Concejo planteamos una agenda que tiene que ver con la agenda de la ciudad. En los primeros meses de gestión sancionamos el sistema de educación, modificamos la ordenanza de urbanización, sancionamos las ordenanzas de riesgo hídrico. Vamos poniendo una agenda. Pero también se aprobaron proyectos planteados desde la oposición. Nosotros no vamos a apoyar políticas que no tengan que ver con el proyecto que tenemos.
—¿Cuáles son sus propuestas?
—Creo que hay que revisar servicios públicos sobre la base del ordenamiento general que hubo y en función de las posibilidades económicas. Creo que tenemos recursos para redeterminar algunos servicios, caso transporte o barrido y limpieza. Todos los recursos para obras públicas tienen que ir a desagües y calles. En ese orden: desagüe, cordón cuneta y calles. No como se hacía antes, totalmente al revés. El tema hídrico es central y nunca vamos a poder cantar victoria en la ciudad. El político o funcionario que diga que se terminaron los anegamientos está mintiendo. Tenemos tres amenazas: el río Paraná, el río Salado y las precipitaciones. Vivimos en una geografía de llanura con un aro, como son las defensas, y al agua hay que llevarla a los reservorios para sacarla con bombas. Para todo eso necesitamos desagües troncales, desagües complementarios y desagües en los hogares. Los desagües están calculados para cierta cantidad de agua y hemos tenido muchísima intensidad de lluvia en los últimos meses. Y en cuanto a transporte, hay que invertir en obras. Nosotros tenemos más de 260 colectivos, pero hubo épocas en las que circulaban solo 60 o 70 coches. Hoy los coches tienen GPS y sistemas de control. Ahora, si no tenemos calles con pavimento, los colectivos no van a entrar a todos los barrios. Por eso la obligación es: desagües y obras para que circule el transporte. Como mínimo, tenemos que garantizar eso.

—¿En el oficialismo están confiados en retener la mayoría?
—No, confiados no estamos. A nosotros nos acompañó la gente hace cuatro años. Seguramente habrá gente que no le gustó lo que hicimos y otra que sí, pero recién el día de las elecciones se cuentan los votos. Y nadie le da un cheque en blanco a nadie, menos en política.
—¿Qué lugar le da la UCR a los jóvenes?
—Pienso que los partidos políticos estamos en problemas. Si bien hubo una revitalización a partir de una agenda planteada por el gobierno nacional, los partidos políticos estamos en problemas porque no le encontramos la vuelta para canalizar la participación de los jóvenes. Pero es un problema nuestro, no de los jóvenes. Los jóvenes canalizan su participación en organizaciones sociales o con reivindicaciones particulares. Nosotros tenemos nuestra Juventud (Radical) e interactuamos con las políticas generacionales que se hacen desde el Concejo o la Municipalidad. En el Concejo, cuando se discutió el voto joven a nivel nacional, a partir de una propuesta de Ignacio Martínez Kerz (PJ) hicimos un foro para jerarquizar el debate. Pero si yo dijera que con eso les estamos dando participación a los jóvenes, sería muy soberbio. Tratamos de atender las cosas que podemos, pero la actividad política está muy mal, aunque con algunas mejoras en los últimos tiempos.
—¿Por qué?
—Nosotros venimos de la ley de lemas, que destruyó los partidos políticos y jerarquizó las individualidades. Eso mató la institucionalidad de los partidos y ahora pasamos a una ley intermedia, de elecciones primarias, pero con el agravante de la boleta única. Entonces ahora tiene más peso tener una cara conocida o hacer una campaña muy fuerte. Ojo, en otras provincias no hubo ley de lemas ni boleta única y también están muy mal. Y creo que a nuestro partido este proceso nos está atomizando.
—¿Cómo puede impactar el acuerdo de su partido con el PRO en las elecciones locales?
—Mal. Nosotros estamos con un problema muy fuerte: hay una decisión de la Convención que no compartimos, que nos destruye. Un salvataje para algunos dirigentes. Y en la provincia tenemos una construcción con parecidos, donde pudimos haber cometido errores pero sabemos hacia dónde vamos, compartimos ideas con el socialismo, la Coalición Cívica y otros partidos. Esto genera una situación, puede ser un problema. Pero para nosotros la prioridad es el Frente Progresista en la provincia.

Una versión condensada de esta entrevista fue publicada en Pausa #151, el miércoles 8 de abril de 2015.
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