Los carreros de Villa Oculta y Santa Rosa de Lima se organizaron para luchar contra los secuestros ilegales de caballos y discutir el proyecto de prohibición de la tracción a sangre.

La Asamblea de Cirujas en Lucha de Villa Oculta y Santa Rosa de Lima se organizó a mediados de 2013, cuando el municipio impuso el horario de 18.00 a 7.00 para circular con caballos en la zona céntrica. “Algunos compañeros entraban de día y los echaban o los perseguían los zorros, algunos terminaron detenidos y fueron maltratados”, recuerdan Petrona y Mari, mujeres que cirujean en busca de su sustento. Desde entonces se reúnen los sábados por la mañana en la plaza de Villa Oculta, un barrio despreciado por las sucesivas gestiones, transitable y apacible por al esfuerzo de las familias que habitan la lonja al oeste del puente ferroviario cercano al Parque Garay.

Miembros de la organización Tramas, del Foro contra la Impunidad y por la Justicia y la Red Barrial de Santa Rosa de Lima asesoran a la asamblea, que también busca frenar los secuestros de animales que SOS Caballos realiza de manera ilegal y generar una alternativa al proyecto de ley que prohíbe la tracción a sangre en la provincia, novedad que encendió una luz de alerta.

El 8 de marzo, el gobernador Miguel Lifschitz envió a la Legislatura un proyecto para prohibir la tracción a sangre en el territorio provincial con el objetivo de “avanzar en una política de priorización de la salud animal”. También pondera la “inseguridad vial que esta práctica representa”, ya que “a diario se ven involucrados en accidentes viales debido a la peligrosidad que traen aparejada estos vehículos por no contar con los elementos de seguridad necesarios, sin perjuicio de la suciedad”  que producen.

En un comunicado posterior a la presentación del proyecto legislativo, desde la Asamblea afirmaron que “se presentó sin tener en cuenta a quienes nos vemos directamente afectados por el trabajo, los carreros que todos los días salimos a cirujear junto con nuestros caballos para poder comer: pone en un segundo plano nuestra condición humana y socioeconómica, privilegiando sólo el bienestar animal, y desconociendo tanto los inmensos esfuerzos que hacemos las familias de cirujas para subsistir diariamente, en conjunto con otras organizaciones para poder mantener a nuestros animales en buenas condiciones, como el vínculo de afecto que tenemos con los mismos. Los caballos no son sólo nuestra herramienta de trabajo, son también parte de nuestras familias. En este proyecto de ley se criminaliza nuestro trabajo y se nos persigue. Se busca dejar la ciudad limpia de carros y pobres, sin dar ninguna solución al problema de fondo, que tiene que ver con la ausencia de políticas que nos permitan reconocernos como trabajadores”.

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Foto: Agustina Verano.

Y advirtieron: “Se establece que para que podamos seguir trabajando nos van a cambiar nuestros carros y caballos por otro vehículo, pero a la vez se fija  un orden de preferencia: primero padres de menores que trabajen del cirujeo, luego mujeres adultas registradas, teniendo prioridad las que fueran responsables de un grupo familiar, con más menores a cargo y por último varones adultos registrados. Esto dejaría  por sentado que de cumplirse con esto, no todos vamos a cambiar caballo por motor, pero a todos se nos va a prohibir trabajar con nuestro carro”.

En diálogo con Pausa, el abogado Marco Villano, de la ONG Tramas, reiteró que “el proyecto pone a la prohibición como lo más relevante. Primero se trata de prohibir y luego de regular la actividad, después se acuerdan de los animales, del medio ambiente y del tránsito. De aprobarse esto se multiplicarían los casos de secuestros de animales. Nuestra propuesta se basa en dejar de lado la prohibición. Y si la preocupación es el bienestar animal, se viene realizando un proyecto de extensión a través de la Cátedra de Prácticas Hospitalarias de Grandes Animales de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNL, que cada martes se instala en la plaza de Santa Rosa de Lima con un grupo de profesionales para verificar que los caballos se encuentren saludables”.

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Foto: Agustina Verano.

“Los veterinarios los atienden, realizan análisis y nos brindan medicamentos de manera gratuita para que nuestros animales estén bien y podamos seguir cirujeando. No dan abasto con la cantidad de trabajo que tienen, eso demuestra el interés en nuestros caballos, no es cierto que alquilamos los animales para que anden todo el día en la calle”, explica Petrona Quinteros acerca del proyecto denominado Concientización sobre enfermedades zoonóticas y el uso racional del equino de tiro en la ciudad de Santa Fe. “Si este proyecto del gobernador se aprueba, me pregunto qué propuestas laborales habrá para las miles de familias que van a quedar sin trabajo. De la basura sacamos alguna papa, vendemos y tenemos para comer al otro día. Si nos sacan los caballos, al otro día los chicos se quedan sin comida y no aparece un asistente social a preguntar si necesitamos algo. Para nosotros también sería ideal tener un trabajo efectivo con sueldo y obra social, pero eso no va a pasar en un país donde miles de personas se están quedando sin trabajo”, razonó Petrona.

Seres humanos

Sobre el proyecto de erradicación de tracción a sangre, desde la ONG Capibara sostuvieron que la normativa “debería considerar una propuesta de transición que, desde una perspectiva que armonice la relación entre naturaleza y sociedad, colabore en la construcción de alternativas que erradiquen, simultáneamente, esta situación de sufrimiento y maltrato animal y de exclusión social. Los Derechos de la Naturaleza en general, y los de los animales no humanos en particular, no pueden ser entendidos desde un divorcio con lo humano, y mucho menos cuando están en juego derechos sociales fundamentales de los sectores más relegados de la sociedad. Por el contrario, se puede visualizar en ellos una nueva oportunidad no sólo para revisar el lazo solidario con el mundo natural sino, también, el lazo solidario entre los humanos”.

 

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