En el camino a un paro general

La expresión de unidad en Santa Fe fue histórica. El Colgante fue colmado por las organizaciones en la mañana del jueves 1º de septiembre.

La Marcha Federal llevó a Plaza de Mayo la unidad de vastos sectores sociales ajustados.

La Marcha Federal del 2 de septiembre convocó a trabajadores de sectores públicos y privados de distintos puntos del país. En el acto central, realizado en Capital Federal, se propuso un paro general del que aún no hay fecha. Un día antes, en Santa Fe los manifestantes se contaron por miles, la mayoría encolumnados bajo banderas que hasta hace poco hubiera sido imposible de imaginar bajo un mismo cielo.

Desde pequeños y medianos empresarios hasta trabajadores de la economía popular (o “informales”): la Marcha Federal convocada por las dos facciones de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) intentó ser de amplia convocatoria desde el vamos. Quizá por eso, su obligación primera era la de ser efectiva. Es decir, la de tener la capacidad de mover amplias masas de los diversos sectores trabajadores.

Y podría decirse que lo fue. En principio, porque el llamado de adhesión a la medida de fuerza fue acompañado por sectores que coincidieron poco entre sí durante los últimos años. No solo se sumó parte de la Confederación General del Trabajo, sino que también lo hicieron varias organizaciones, muchas de ellas kirchneristas (como La Cámpora, Miles e incluso Movimiento Evita). También debe mencionarse agrupaciones más de izquierda, como la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, el Partido Obrero o el Movimiento Socialista de los Trabajadores. Pero además, quienes marcharon fueron trabajadores de los más variados rubros: emprendedores, cooperativistas, pequeños productores, docentes, periodistas, investigadores, cartoneros.

Existen varios puntos de análisis desde los cuales se puede mirar el suceso. Sin embargo, a raíz de lo mencionado, todos parecen confluir en uno: la unidad de los trabajadores. Premisa que fue el eje conceptual sobre el cual se organizó la movida, ya que la convocatoria se realizó bajo una consigna general como “Contra los tarifazos, los despidos y el ajuste”.

Repliegue y avance

Se puede discutir largamente si los 12 años de kirchnerismo crearon un piso sólido para la totalidad de los trabajadores. Que sea un debate para otra ocasión. O, en todo caso, retomemos de esta incógnita la pregunta sobre qué está pasando para que hoy salgan a la calle amplios sectores que no sintieron la necesidad de movilizarse del 2003 a la fecha. Y darla vuelta: por qué los sectores que nunca abandonaron el reclamo popular hoy acogen y aceptan marchar junto a personas e instituciones que hasta diciembre del 2015 le cerraban varias puertas.

Entonces surge inevitablemente la idea de un repliegue, porque los sectores populares en lucha se sienten apretados y tratando de cuidar con sus propias manos el trabajo. Y ante esta certeza comprenden también que la mejor manera de “hacer frente” a la situación es a través de la unidad con quienes comparten inquietudes.

Hacia el paro nacional

La Marcha Federal replicó una movilización que se hizo en 1994 con consignas similares para cuestionar al gobierno de Carlos Menem. La coincidencia no fue casualidad. Se adoptó como parte de una estrategia para tener un marco de referencia concreto al momento de criticar las políticas actuales. Posee una fortaleza inmediata porque dispara el interrogante: si tiene una carga simbólica tan efectiva, ¿no será una comparación realmente acertada?

En esta ocasión la marcha comprendió cinco movilizaciones, que se desarrollaron entre el miércoles 31 de agosto y el viernes 2 de septiembre. Cada una de ellas partió desde un extremo del país y recorrió distintas ciudades capitales para confluir en el acto central que se realizó frente a Casa Rosada. La columna del Noreste argentino (las otras: Cuyo, Noroeste, Patagonia este y Patagonia oeste) inició en Formosa y recorrió Chaco, Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe. En nuestra ciudad la movilización se realizó el jueves 1 frente a la Fuente de la Cordialidad. Allí, miles de personas se congregaron para cruzar el Puente Colgante y concentrar en Estación Belgrano, donde diferentes líderes sindicales tomaron la palabra.

A tono con la consigna, los discursos llamaron a la unidad del sector trabajador para poder enfrentar las medidas de ajuste del gobierno nacional.

[quote_box_right]La reacción

Tras la Marcha Federal, el presidente Mauricio Macri descartó que este año se vayan a reabrir las paritarias ya que la “inflación está bajando drásticamente”. En defensa de Macri, el senador Carlos Reutemann también opinó sobre la marcha: “Se nota cierto movimiento político de desestabilización”. “Fue una cierta movilización de tipo político”, analizó, “de gente que se nota que estuvo muy callada en los años anteriores y ahora habla demasiado, es que se ve que han estado en mucho silencio años atrás”.[/quote_box_right]

Adolfo Avallones, secretario adjunto de la CTA de los Trabajadores, mencionó que las situaciones de despidos y recortes salariales “se dan tanto en el sector público como en el privado”. Afirmación que fue respalda por el secretario general de esta central, José Testoni, quien agregó como prueba “la presencia en la marcha de trabajadores públicos y privados, militantes de Derechos Humanos, de ambiente y de género, estudiantes, jóvenes, organizaciones barriales, territoriales, y ciudadanos en general de la ciudad y la región”.

Es cierto que observar esta variedad de identidades unidas bajo una misma causa es algo a destacar. Pero el ojo debe fijarse más allá, es decir, en la cantidad de banderas presentes en la movilización y en cómo este hecho no fue de tanta novedad.

Hasta hace poco tiempo, la enumeración de los distintos partidos y agrupaciones políticas congregadas hubiese sido difícil de realizar sin evitar la idea de una mescolanza. Era ridículo pensar, por ejemplo, que militantes de organizaciones barriales o de base desfilen al lado de integrantes de Nuevo Encuentro (¡o incluso ver a agrupaciones kirchneristas marchando por trabajo!). Pero lo cierto es que era una situación de esperarse. Aún más, lo extraordinario hubiese sido una movilización menos concurrente. En números oficiales, la movilización congregó a tres mil personas en la ciudad. Una cifra lógica si se tiene en cuenta que durante la movilización todo el Puente Colgante estuvo lleno de manifestantes.

Luego de pasar por Santa Fe, la Marcha Federal hizo escala en Rosario, donde se sumó además la columna del Noroeste argentino (que inició en Jujuy y pasó por localidades como Tucumán y Salta). Posteriormente hicieron escala en La Matanza para terminar con el acto oficial, en Plaza de Mayo y frente a Casa Rosada.

Allí, los dirigentes sindicales (con Hugo Yasky y Pablo Micheli, por cada CTA, a la cabeza) volvieron a llamar a la unidad de los trabajadores, y lanzaron una advertencia: “Empezó la cuenta regresiva de ese paro nacional convocado por todas las centrales sindicales del país para decirle al gobierno que hasta aquí llegó el ajuste”.

Sí, claro

Jorge Triaca, ministro de Trabajo de la Nación, minimizó la eficacia de la Marcha Federal. Según su visión, la movilización tuvo un exceso de “tinte político”. Una crítica de moda, que plantea la idea de que los conflictos se destraban a través del diálogo desprovisto de todo contenido ideológico. Mientras se transita el camino hacia esta distopía, la realidad muestra que sigue siendo la calle el lugar donde el sector trabajador encuentra una manera eficaz de sentirse unida y con cierta voz.

Dejar respuesta

Por favor, ¡ingresa tu comentario!
Por favor, ingresa tu nombre aquí