Cuatro datos duros del triunfo actual de la Revolución Cubana

En las bases de datos duros abiertos de la Organización de Naciones Unidas se puede traducir en cifras el tamaño del éxito de la Revolución en Cuba, una isla que será bellísima pero que no por ello deja de ser un archipiélago minúsculo –en extensión es el 105° país del mundo, siendo más chico que nuestra provincia– donde sólo se puede cultivar caña, tabaco, café y otros productos tropicales. El turismo es la principal fuente de ingresos de la isla, que padece un ominoso bloqueo por parte de Estados Unidos desde 1960.

Semejante medida militar y comercial por parte de la nación imperial más poderosa del planeta, vecina a menos de 200 kilómetros por mar, no tiene parangón alguno. Ni siquiera el brutal apartheid sudafricano sufrió una distorsión equivalente en sus relaciones internacionales. Sin embargo, en un lugar hermoso pero poco fecundo, sobre las ruinas de un régimen prostibulario, con el enemigo más poderoso gruñendo a la vuelta de la esquina, la Revolución hizo que los cubanos puedan enorgullecerse de varias cosas, que sintetizamos en pocas y contundentes cifras:

Expectativa de vida: alcanza los 81,3 años en las mujeres y los 77,1 en los varones (79,8 y 72,2 son las cifras en Argentina)

Mortalidad infantil: un total de 5 bebés fallecen de cada 1000 (en Argentina, 14).

Asignación presupuestaria a la salud: 11% del Producto Bruto Interno (contra el 4,8% de Argentina en 2014, hay que sumar que para 2017 se prevé un recorte real del 12% sobre lo asignado en 2016).

Tasa de homicidios: 4,7 asesinados cada 100 mil personas (7,6 es el promedio argentino en 2014).

Podrán tener poquísima conexión a Internet y coches muy viejos, comer poca carne vacuna y verse obligados a bancarse a los gringos desesperados por el ron y los burdeles. Pero algo tuvo que salir bien para que nazcan tantos, vivan todo ese tiempo y se maten tan poco.

 

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