Una lectora de Pausa publicó fotos del lugar donde el Hospital Iturraspe ¿orienta? a visitantes y pacientes. El sistema de comunicación institucional, que regula el conocimiento de la ciudadanía sobre turnos, procedimientos y mucho más, es confuso, aunque estéticamente inquietante. Sin dudas, el gran beneficiado ha de ser el muchacho que recarga de tóner los cartuchos de las extenuadas impresoras.
La Ventanilla de Turnos (de esas decenas de carteles no hay ni uno que diga exactamente cómo se llama esa Ventanilla) se encuentra en el ingreso más concurrido del Iturraspe, sobre bulevar Pellegrini. Los carteles supuestamente dan de modo organizado la información a personas que, obviamente, no están allí por deseo o por trabajo. Neurología, información para embarazadas, alergias, ginecología, ecografías, neumonología, pediatría, oftalmología, horarios de algunos doctores, urología, cardiología y el inevitable "Forme fila atrás de la línea amarilla y espere a ser llamado" son algunas de las consignas del barroco y gasallesco paisaje.
¿Se podrán leer los carteles desde atrás de la línea amarilla? Difícil es saberlo. Lo cierto es que el engorroso método –resultante de las precarias herramientas tecnológicas disponibles: imprimir carteles hechos en Word y usar scotch tape– es de difícil lectura y obliga a los empleados a sobrellevar malentendidos y la continua renovación de esa fugaz pero permanente y mutante instalación artística sobre la salud, la tecnología y los derechos ciudadanos.
Es fantástico! Lamentable, pero la creación artística es fantástica. Es raro que, habiendo tantos profesionales de la comunicación visual en los gobiernos actuales, no hayan interferido en un transparente organizadito para guiar un poquitín a los ya desgraciados concurrentes al hospital, que ya tienen una dolencia, no les hace falta otra.