Corazón en movimiento

Un pajarraco móvil en las manos de un niño del Taller de Autómatas de Las Lomitas.

En Las Lomitas, los chicos Qom realizan un Taller de Autómatas con el clown y titiritero Tuti Nuñez.

“O olec, o-o-o-lec Dó ochi yalqalec Dó ochi dó ochi yalqalec Dó ochi dó ochi yalqalec Ten so taxade na yitaiqueca, Quoilala, yalqalec Yalqalec do´chi Yalqalec do´chi”. Esta canción de cuna en lengua Qom (o Toba) significa “Dormí, dormí, hijito, dormí Dormí, dormí. Porque tu papá se fue a mariscar. Se fue a buscar miel de abeja para nosotros. Dormí, dormí, hijito, dormí. Porque yo quiero hacer mi trabajo. Tengo que tejer la red para cazar los pescados a tu papá”.

[quote_box_right] "Hay un gran plano normativo que regula los derechos colectivos de los pueblos indígenas pero en la práctica se violan permanentemente". [/quote_box_right]

Si uno cierra los ojos pueden acudir mil imágenes: algunas cinematográficas, otras producto de los manuales escolares, pero seguramente lo que uno no se termina de imaginar es que a escasos metros, cuadras o kilómetros de nuestras casas, en la ciudad capital de la provincia de Santa Fe, en el bario Las Lomitas, viven comunidades Qom.

En el barrio actualmente existen dos comunidades Qom o Toba. La primera en asentarse en el barrio fue “Las Lomas” que llegaron de la zona del Gran Chaco en 1992, con promesas políticas de beneficios sociales y bienestar y se organizaron como comunidad indígena en el año 1995. Posteriormente se formó la comunidad de “Santo Domingo”, con nuevas familias que llegaron también desde Chaco y se inscriben en el Registro Nacional del Inai (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas) en el 2007. Estas comunidades mantienen hoy en día la mayor cantidad de sus prácticas culturales como la medicina ancestral, rituales y son hablantes de su lengua materna Qom. Su manera de organizarse es a través de una asamblea comunitaria donde las decisiones se toman por consenso, aunque la figura del cacique existe aún como mayor autoridad junto a los miembros de la comisión.

Los derechos reales

María José Bournissent, coordinadora del Programa de Derechos Humanos de la Secretaría de Extensión de la UNL nos cuenta que si bien todo indígena, comunidad, pueblo tiene una doble ciudadanía –tiene los derechos individuales como ciudadano que habita el territorio argentino y además todos los derechos especiales que se le han reconocido en la Convenio 169 de la OIT Organización Internacional del Trabajo introducidos en la reforma constitucional del 1994– en la práctica las cosas no se dan tan así: “Existe una gran brecha de implementación entre el plano formal y la práctica. Hoy puede decirse que hay un gran plano normativo que regula los derechos colectivos de los pueblos indígenas pero en la práctica se violan permanentemente. ¿Cuando se violan? Cuando comienzan a colisionar con intereses de los poderosos. Y los que se violan tienen que ver con la real autonomía, beneficios compartidos en la extracción de recursos, reconocimiento y titulación de tierras, etc”.

No solo deben luchar contra grandes intereses o para llamar la atención de los Estados, también hacia adentro de las comunidades hay tensiones: “La comunidad de las Lomas tiene la particularidad de que comparte territorio con los blancos o como ellos les llaman “los criollos”. Eso genera distintas situaciones de discriminación, de conflictos. Se hace difícil la convivencia. No solo con los blancos sino entre las dos comunidades”, afirma Bournissent.

[quote_box_right] "Las comunidades son muy artesanas. Están más cercanos al arte, como naturalmente, no por una cuestión marketinera sino para preservar su cultura". [/quote_box_right]

Con el objetivo de estimular la conveniencia y poder contribuir de alguna manera a mejorar la calidad de vida de los chicos de las comunidades “aunque más no sea con una sonrisa” se creó este año el Taller de Autómatas, en el Solar Municipal de Las Lomas (Padre Vieira y Estanislao Zeballos), de la mano del reconocido clown y titiritero santafesino Gustavo “Tuti” Nuñez.

El taller fue consecuencia del programa provincial La Orden de la Bicicleta, que lleva adelante el Ministerio de Innovación y Cultura, programa que recorre los barrios de la ciudad con una caravana de bicicletas donde comparten nuevos y viejos oficios, creando y jugando con los niños del barrio. En palabras de Tuti Nuñez: “Después de la Orden siempre queda un taller y pensé que el de Autómatas estaría muy bien. Me parece que los chicos de las comunidades brindan un respeto especial. Además las comunidades son muy artesanas. Están más cercanos al arte, como naturalmente, no por una cuestión marketinera sino para preservar su cultura. Mas allá que exista una cuestión de supervivencia con los canastos o las lechucitas, así como algunas comunidades trabajan más la tierra, estas trabajan muy bien las artesanías”.

¿Y porque un taller de autómatas y no de otra cosa? Tuti Nuñez aclara que ya lo había probado en El Alero,  en el barrio Coronel Dorrego, y la recepción en los chicos había sido muy buena. “Los relojes son autómatas. La mayoría de los mecanismos de Da Vinci son autómatas. Son objetos que tienen movimiento, la energía puede ser a través de un motor, de una palanca, de una sinergia... En el barrio los construimos en madera y también introducimos elementos reciclados como latas, alambre, corchos, descartes. Combina la mecánica con la estética, activando una parte del cerebro que se centra en pensar en el problema, no solo cálculos, sino que te hace decidir, reflexionar, etc. Entonces lo lindo del autómata es que tiene por un lado la parte del corazón, es decir, el objeto bonito, lo que uno quiere decir y la máquina que tiene que funcionar y que es cerebral”.

Con este pequeño aporte inmediatamente se visibilizó, al menos en el ámbito del taller, de qué manera los niños pueden estar ajenos a los conflictos de intereses y ser vehículos para la convivencia y la paz de sus pueblos: “Al taller empezaron venir chicos de las comunidad indígena y también los que no pertenecen. No hay racismo, hay una hermosa comunión que se da entre los pibes y eso se va contagiando al resto. La reacción de los chicos al ver el objeto en movimiento es de satisfacción y felicidad. La sonrisa de “yo lo pude hacer” es inigualable. Esperemos que el año que viene continúe”.

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