Llegan noticias por Whatsapp

El español Ismael Nafría y los argentinos Carlos Scolari y Washington Uranga coinciden en la necesidad de enfocar el trabajo periodístico hacia Internet, sin descuidar las reglas del oficio.

El periodismo enfrenta los desafíos de la era de la tecnología digital. Tres especialistas en comunicación analizan la crisis y las alternativas del viejo oficio de informar al ciudadano.

La expansión digital a nivel mundial en las últimas dos décadas y los desafíos que impone la crisis económica nacional, cambió el modo de relacionarnos e informarnos. Hoy los teléfonos celulares con internet son el eje central de la comunicación y la socialización. Esta situación afecta directamente a los medios tradicionales, que vienen atravesando crisis recurrentes hace varios años.

Si bien hoy los medios pueden alcanzar una audiencia mucho mayor que antes, el exceso informativo los pone en jaque. En la actualidad, diarios, radios y tv conviven con los medios digitales, se multiplicaron los soportes y plataformas informativas, y las redes sociales complementan y potencian la circulación de información. Esto no es una novedad, pero lo cierto que es que esta situación transformó el oficio periodístico.

En ese marco, Pausa conversó con tres expertos en medios y tecnologías de comunicación para conocer sus opiniones sobre el presente y futuro del periodismo. Carlos Scolari es argentino y docente en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona; Ismael Nafría es consultor español e investigador en medios digitales; y Washington Uranga es periodista de Página 12 y docente de la Universidad de Buenos Aires.

Junto a ellos nos planteamos interrogantes: ¿cómo se informan hoy las personas? ¿Qué función tiene un medio actualmente? ¿Próximamente sólo existirán portales web? ¿El formato papel desaparecerá? ¿Cómo se financia un sitio web de noticias?

Cambios acelerados

La expansión de internet y las redes sociales transformó la práctica periodística y los modelos de negocios de los medios de comunicación. Esta situación tiene varias consecuencias.

Por un lado, es posible centralizar toda la actividad y producción en internet, más allá de que la empresa periodística sea originalmente un diario, una radio o un canal de televisión. Por otro lado, los medios y periodistas ya no son la fuente principal de información para el gran público; por el contrario, hoy lo que abunda es la información. Incluso algunos especialistas denominan esta saturación como “infoxicación”, es decir una intoxicación de información que impide su comprensión y análisis.

Las personas disponen de una mayor oferta informativa, no sólo por parte de empresas mediáticas sino también de sus familiares, amigos y allegados en las redes sociales. Los  estudios recientes muestran que la mayoría de las personas ya no buscan las noticias en los medios, sino que se las encuentran en las redes sociales. Desde su celular se enteran de los sucesos y los comentan.

Los debates sobre la supervivencia de los diarios en papel tienen larga data. La consolidación de internet como fuente de informaciones debilitó su centralidad en la publicación de noticias. “Hoy las personas se informan por la televisión y los sitios web. Incluso existe una hibridación de los medios de comunicación. Por ejemplo, en las redes sociales se comenta lo que pasa en la tv y en la tv aparecen las publicaciones de Twitter”, afirma Carlos Scolari, un argentino que reside en Barcelona y es un referente mundial en los estudios sobre las tecnologías digitales y las narrativas transmedia.

Concentración y precarización

¿Esta crisis de los medios, tal como los conocíamos, significa el fin de la concentración de la información? El hecho de que la mayoría de las personas busque información en Google o se entere de lo que pasa en el país a partir de lo que comparten sus amigos de Facebook, ¿implica que los medios ya no tienen cabida?

Al ser consultado sobre esto, el periodista y docente de la Universidad de Buenos Aires, Washington Uranga, sostiene: “la tecnología modifica nuestras prácticas. Por un lado, pauperiza la condición profesional del periodista, da lugar a una precarización del empleo. Por otro lado, encubre procesos de concentración. Por ejemplo, si casi la totalidad de las búsquedas en internet son en Google, bueno son esos criterios y algoritmos los que definen nuestro acceso a los datos. Entonces algo que parece ser democrático en realidad encubre una concentración de la información”.

El caso del New York Times

Nafría publicó en 2017 el libro La reinvención de The New York Times, donde explica el proceso de cambio que realizó ese diario para adaptarse a la era digital y móvil. Según él, “este caso de éxito ofrece numerosas lecciones que pueden ser aplicadas por cualquier medio”.

Así lo resume: “la transformación que ha hecho ese medio es una experiencia remarcable en la industria periodística de los últimos tiempos. Por varios motivos. Han sabido transformar la manera de trabajar el tipo de producto periodístico: cada vez más digital y orientado a los dispositivos móviles. Han cambiado el modelo de negocio: ahora ingresa más dinero por sus lectores que por sus anunciantes. Han cambiado su equipo de trabajo para que tenga habilidades digitales para hacer un producto pensado en lo digital. Han cambiado la relación que mantiene con sus usuarios, ahora es más profunda, buscando el acercamiento y compromiso en todo momento. Y nunca dejaron de hacer periodismo de calidad. Creo que es un muy buen ejemplo”.

Y agrega: “no todos los medios tienen el tamaño del New York Times. Pero todos pueden aspirar a hacer periodismo de calidad en localidad, su ámbito temático, su público especifico. Apuntar a ser el medio que valga la pena leer”.

Primero lo digital

De acuerdo con Nafría, el diario New York Times se planteó como estrategia convertir su sitio web de un medio en la fuente principal informativa. Es decir, centraliza sus contenidos en internet y luego los publica en la edición papel y las redes sociales. “Su manera de trabajar en la redacción es muy clara: todo se publica primero en digital y de ahí hay una parte del contenido que se utiliza para hacer la edición en papel. Es una prioridad absoluta por lo digital porque al final es el entorno que ellos quieren hacer crecer”.

Esto significa que, por más que la web tenga centralidad, se multiplican los canales de difusión de la información. Y, en consecuencia, las posibilidades de financiar el trabajo. “Hoy las fuentes de ingresos se van diversificando. Ya no es sólo por la venta de ejemplares y de publicidad. Por ejemplo, los grandes medios del mundo tienen página en Facebook, canales de YouTube, envían newsletters a las casillas de correo de sus subscriptores. Hoy los grandes medios están probando”, completa Scolari.

Y añade: “está claro que lo que le funciona a un medio quizás no le funcione a otros. Habrá que experimentar, pensar nuevos formatos. Es un desafío para las nuevas generaciones”.

Formar comunidad

En un contexto de creciente circulación de noticias falsas y crisis de credibilidad, parecería que a los medios se le presentan dos alternativas: hacer periodismo de calidad y empatizar con sus lectores. Esto implicaría conocer las opiniones e intereses del público y fortalecer los intereses comunes. Una tarea que hoy resulta más sencilla debido a los comentarios e interacciones en las redes sociales.

Nafría es contundente: “formar comunidad con el público es una necesidad absoluta para los medios actuales. Conectar con la audiencia es la esencia y la clave de supervivencia. Si eso no se produce, va a ser muy difícil que las personas presten atención a un medio”.

Se postula entonces como prioridad incorporar las sugerencias y comentarios de la audiencia en la producción informativa. Al respecto, el especialista español propone algunas pautas: “se trata de armar un entramado para ser relevante para esas personas. Por ejemplo, que la gente ingrese directamente a la página web del medio, comente nuestras publicaciones o reciba buenos newsletters en su casilla de e-mail”.

Una opción para los medios regionales puede ser conformar una comunidad con los lectores, donde se compartan intereses e inquietudes, se realicen actividades y se obtengan beneficios en conjunto. “Creo que la única manera a medio plazo de seguir siendo relevantes es empatizar con el público, para que consideren importante dedicarnos tiempo y dinero”.

La tarea es la misma

Desde hace más de diez años se suceden jornadas y debates sobre el llamado periodismo digital. En este contexto florecen discursos tecnocráticos que reducen el oficio periodístico al hecho de saber utilizar aplicaciones de celular  por sobre la función social de los profesionales de la comunicación.

Para Uranga: “la pregunta fundamental sigue siendo cómo definimos nuestra tarea como ciudadanos comunicadores y comunicadoras. Es decir, cuál es nuestra responsabilidad para facilitar el dialogo público en el espacio público”. Y concluye: “hay que salir del rol técnico. Ya no somos transmisores de información, tenemos que ser estrategas de la comunicación. Nuestra tarea sigue siendo aportar a la comprensión de los contextos económicos y políticos, más allá de la tecnología que utilicemos”. Lejos de los cantos de sirena de las innovaciones técnicas, el propósito del periodismo sigue siendo contar historias, brindar servicio y aportar a la reflexión y análisis de los procesos sociales.

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