Un freno para la epidemia de la obesidad

El desafío del Plan de Alimentación Saludable Infantil es promover una correcta alimentación, sobre todo en situaciones de pobreza. Foto: Martín Parr

Más del 40% de los chicos y chicas en edad escolar padece la problemática en Argentina. El Plan de Alimentación Saludable Infantil pone el foco en la educación y la actividad física.

En nuestra provincia se registran 10 niños con sobrepeso y obesidad por cada tres niños con bajo peso. Mientras en el orden sanitario se habla de epidemia por el alcance que ya tomó la problemática, días atrás el gobierno santafesino adhirió al Plan de Alimentación Saludable Infantil (ASI) ya puesto en marcha por Nación el 19 de junio pasado. En la ocasión, la ministra Andrea Uboldi puso énfasis en las “pautas culturales alimentarias y en la actividad física, en articulación con los ministerios de Educación y Producción y los municipios y comunas para pensar en un modo de vivir diferente”.

A su turno, Verónica Schoj, directora nacional de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades no Transmisibles, expresó –en su paso por la ciudad– que el Plan ASI (aprobado por resolución 996/2019) plantea una serie de ejes centrales. Vale decir, educación alimentaria y actividad física; campañas de concientización para instalar la gravedad sanitaria que representa la obesidad ya “que está creciendo en los chicos y afecta a los más pobres, la obesidad es un problema de la pobreza”, definió; mejorar las políticas sociales alimentarias para “la población en mayor vulnerabilidad, tener una mejor calidad nutricional es un desafío”, y la regulación de “entornos escolares, la publicidad y el etiquetado de alimentos” que abrirá paso a “facilitar decisiones individuales más saludables”.

Altos índices

A su vez, la funcionaria nacional esgrimió un dato preocupante: “Argentina lidera la obesidad infantil en menores de cinco años. El índice está por arriba del 40% en chicos en edad escolar. Y en adultos, según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, es del 66% con obesidad o sobrepeso. Necesitamos desarrollar políticas de Estado que, al menos, empiecen a detener el crecimiento de la epidemia que arrastra la diabetes, el infarto, la hipertensión arterial”. En tanto, concluyó que las consecuencias sanitarias y sociales son “enormes” así como “para los chicos en edad escolar”. “Los chicos con sobrepeso y obesidad sufren más bullying y tienen menor rendimiento escolar. La obesidad, lejos de ser un problema de la abundancia, es un problema de la pobreza”, ratificó Schoj.

En el plano provincial, desde la cartera de Salud también se brindaron detalles del Plan ASI en consonancia con la gravedad de la situación. Ante la consulta de Pausa, especialistas del área de Enfermedades Crónicas no Transmisibles indicaron que, de la mano de los otros ministerios, se busca “construir acciones conjuntas”. “Lo que se considera más factible en el lapso que resta para el fin de la gestión es la educación en todo lo referente a la correcta alimentación, calidad nutricional, actividad física y hábitos saludables en general. Esto será aplicando en escuelas, tanto a docentes como a la población estudiantil, equipos de salud y a la comunidad en general”, consignaron aclarando, al mismo tiempo, que se planteará como tema de agenda para la próxima gestión gubernamental.

Alerta

En cuanto al cuadro de situación en el territorio santafesino, se recordó que Salud trabaja con un sistema de alerta sobre el peso de los niños, niñas y adolescentes que asisten a efectores. 

“A través del trabajo en terreno realizado por los profesionales, se pudo constatar que en nuestra provincia hay 10 niños con sobrepeso u obesidad por cada tres niños con bajo peso. Por eso, ahora se está incluyendo en el sistema de registro de atención de salud un alerta para niños con sobrepeso a partir de los dos años que se nutrirá con las medidas antropométricas que son tomadas a los niños en los controles médicos de rutina. De esta forma podremos conocer en tiempo real cada caso y podrá ser agendado por el grupo de profesionales y compartido con los otros sectores con los que se articule por región y donde el niño desarrolle su vida social (la escuela, el comedor comunitario, el club, etc.) para que cada uno aporte al correcto abordaje”, explicaron.

Crisis

Ante el interrogante sobre las franjas sociales más afectadas, los funcionarios sanitarios apuntaron a ciertos mitos o creencias culturales vinculadas a la delgadez “como sinónimo de enfermedad”, mientras que la mayor ingesta de alimentos se asociaba a lo saludable.

Sin embargo, “hoy sabemos que la malnutrición puede incluir ambos patrones fisonómicos y que en nuestra provincia la realidad es que existen muchos niños malnutridos con sobrepeso y obesidad. Tenemos niños ‘gorditos’ con grandes carencias de nutrientes importantes para el correcto desarrollo y funcionamiento de su organismo”. Los determinantes no son otros que la mala alimentación consecuente con un poder adquisitivo que solo alcanza para harinas y grasas. En los sectores más holgados económicamente, el problema responde a “la falta de educación nutricional y, por ende, a una alimentación inadecuada”.

Saludable

Ante una coyuntura económica acuciante para el grueso de la sociedad argentina, los malos hábitos alimenticios parecerían inevitables. Dicho de otra forma, la crisis influye en tanto “la estabilidad económica permite planificar y pensar en políticas y estrategias que brinden educación a todos los sectores en estos temas, creación de dispositivos que brinden a las poblaciones vulnerables mayor acceso a mejor alimentación y propicien hábitos saludables en general –subrayaron–. Cuando se atraviesa una crisis, la agenda política se reduce a prioridades de otro tipo”.

Al respecto, desde la cartera de Salud puntualizaron algunos conceptos fundamentales para revertir los perjuicios de una mala alimentación. “Una alimentación saludable no tiene nada que ver con hacer dieta, sino entender la forma correcta de alimentarse, disminuyendo los carbohidratos que suelen ser la base de la dieta argentina, encaminándonos a una alimentación equilibrada que tenga proteínas, carbohidratos, grasas no saturadas y vitaminas en las cantidades correctas según las necesidades propias de cada individuo y de la etapa de la vida en la que se encuentre”.

A lo cual se añade el incremento de la actividad física. “Realizarla de manera consciente, regular, como parte de la rutina diaria y no como algo impuesto; disminuyendo los hábitos nocivos como el cigarrillo, el alcohol, el consumo de drogas no indicadas. Y ahora se suma el consumo inadecuado y no equilibrado de tecnología como tablets, celular, televisión, compras online que, si bien en muchos aspectos facilitan la vida actual, también nos llevan al sedentarismo”, recalcaron.

Una epidemia

Las autoridades del Ministerio de Salud de Santa Fe explicaron que el sobrepeso y la obesidad “ya cubre gran parte de la población a nivel provincial y viene en aumento desde hace años. En pocas décadas, si no se toman medidas fuertes y profundas que cambien la tendencia, se hablará de pandemia”.

La Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2018 confirmó el avance de la epidemia. La obesidad hoy asciende a un cuarto de la población y aumentó desde 2005 casi 11 puntos porcentuales. Casi el 65% de las personas mantiene una baja actividad física y sólo el 6% de la población consume al menos cinco porciones de frutas y verduras por día, como recomienda la OMS.

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