Esquizodiálogos de transición planetaria

—Buenas ¿Cómo anda?

—Raro, pero encendido. Entre el miedo y la resignación. No sé cómo explicarlo realmente. Las palabras se me escapan.

—Cada cual tiene sus penas…

—Me quiero bajar del planeta, diría Mafalda.

—Y bueno, Cerati dice que separarse de la especie por algo superior… no es soberbia, es amor.

—Veo que hoy estamos en la misma sintonía.

—Es que estamos en transición… la expectativa tiene una cuota de incertidumbre, todavía no tenemos en claro los gabinetes.

—¿Y eso nos afecta?

—Parece que sí… todo cambio genera movimiento.

—Ah, pensé que me iba a explicar que salimos de Mercurio retrógrado donde todo era intenso y emocional. Y que ahora Emilio Monzó y Gabriela Michetti son dos cuadros políticos de primera…

—Lo más importante en la comunicación es escuchar lo que no se dice.

—Sí, creo que estoy usando muchos emojis e incluso cuando los elijo tiendo a imitar la emoción que representan. Y ando por la vida levantando las cejas, poniendo cara de buena onda y gestos de duda intelectual.

—Hay que dejar de usar guasap por dos años.

—Sí, escuché que es mejor el guasap de los rusos.

—No entro en discusiones de la Guerra Fría, salvo que hablemos de la serpentina de la chopera.

—Me refiero a Telegram.

—Nada es gratuito en las aplicaciones… con algo está pagando. A veces con información, otras con tiempo.

—Siento que el tiempo pasa más rápido.

—¡Ah! Está hecho un manojo de lugares comunes. 

—Cada cual con sus limitaciones.

—Capaz que está en esa onda de la metafísica cuántica y entienda el tiempo según la Resonancia de Schumann.

—Ni la menor idea, usted dice resonancia y yo pienso en un estudio médico.

—No sea tan literal. El Dr. Schumann realizó el descubrimiento por el cual afirma que el día sólo tiene 16 horas, en vez de 24. Según afirma el tordo, durante siglos la Tierra giró sobre su propio eje a 7.8 hz. pero a partir de 1980, ese número cambió. Aunque lo hizo muy rápidamente en tan sólo seis años, hasta llegar a 12 hz. Básicamente, podríamos decir que el día que vivimos como de 24 horas, en realidad, tiene 16 horas y por eso los tiempos de hoy se ven tan acelerados.

—Eso es una chantada… Si nos dijeran que la rotación de la Tierra se redujo en 16 milésimas de segundo, uno podría dudar o estar de acuerdo. Su fueran 1,6 segundos sería difícil de creer, pero que pasó de 24 a 16 horas y no lo vemos en los relojes es como pensar que Jeanine Áñez es una demócrata.

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