La distancia va perdiendo su espesor

—Buenas, ¿cómo anda?

—Más desubicado que bicisenda nueva. Hasta me animo a decirle que estoy perdido. Aún no se si tengo que marchar a favor o en contra de la aceitera. Por momentos me confundo y hasta dudo de la existencia del colesterol.

—Sabemos lo que somos, pero no en lo que podemos convertirnos.

—Fue una casualidad, justo compré una bandera y cuando quise acordar estaba en la Plaza de Mayo. Por un momento pensé que habíamos ganado la Copa América pero luego me pareció poca gente y que por más perdido que esté era evidente que por el Covid no se jugó.

—El sabio no se sienta para lamentarse, sino que se pone alegremente a su tarea de reparar el daño hecho.

—No, no me senté. Caminé unos pasos y vi un cartel que decía Vicentín y recordé que tenía que comprar aceite. Una señora muy amable me dijo que se venía una nueva 125 y que el comunismo viene por todo. Ahí recordé que la 125 fue en el 2008, que Martín Lousteau era ministro. Aún no salía con Carla Peterson. Dos años antes fue el Mundial de Alemania. Siempre quisimos ser Alemania. Por eso Martín hablaba con Cristina. En ese mundial el seleccionado masculino hizo un gol con 24 pases. En el fútbol es importante la triangulación. Eso dicen en TyC Sports y el FBI. Vicentín y triangular fondos es algo que se conecta y el gol lo anotó Cambiasso. Ahí entendí todo.

—El pasado es un prólogo.

—La economía iba tan bien que en cuartos de final Lionel estuvo en el banco nacional. No entiendo cómo Pekerman no le dio la posibilidad a Messi. El problema siempre es lo que dejamos en el banco. Estaba todo dicho, el número de la camiseta era el 19. Los mayas tenían razón.

—Ningún legado es tan rico como la honestidad.

—Tampoco es que mi vieja me regaló las semillas.

—No hay nada tan común como el deseo de ser elogiado.

—Yo tengo fe y en algún momento seremos potencia. Pero primero le vamos a pedir un préstamo a Uruguay.

—Las improvisaciones son mejores cuando se las prepara.

—Es que no sé muy bien para qué tendría que tener Tik Tok. Estoy más cerca del Toc que del tic.

—Los viejos desconfían de la juventud porque han sido jóvenes.

—Sí, es verdad… estoy viejo.

—En nuestros locos intentos, renunciamos a lo que somos por lo que esperamos ser.

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