Cenizas del barbijo

Creo que el colapso comenzó con Parasite obteniendo la estatuilla como mejor película. La Academia no solo premia una película coreana, acepta un final sin sueño americano. Apuesta al olor de vivir en el subsuelo. La culpa de todo la tiene Hollywood. Trabajo, consumo, ocio, convivencia y expectativas han sido primero legisladas en los guiones de la industria cinematográfica.

Que el capitalismo neoliberal haya incapacitado a los sistemas de salud a escala planetaria es solo un dato al margen. Si le parece descabellado, piense en el sonido que emite un dinosaurio. Punto para Steven Spielberg. Si nunca escuchó uno cómo podría estar en desacuerdo, ese es el sonido de un dinosaurio y listo. Yo puedo decirle que ese dinosaurio en realidad emite el sonido de una tortuga mezclada con una cascabel y usted me dirá: yo escucho a un dinosaurio.

Todo lo que es sólido se desvanece en el aire. Nunca intente disparar al tanque de nafta de un auto, es posible que no explote y a diferencia de los personajes no disponemos de puntería innata. Es posible que en algún momento de su vida haya reclamado más tiempo para leer, no consumir tanto e incluso pasar más tiempo con su familia. Sí, esos seres extraños que ve en vacaciones, fiestas impostergables o sepelios. Bueno, la realidad es que eso dura un tiempo y lo rige la cantidad de ambientes y espacios al aire libre. Porque las familias en el cine americano son felices, no un conjunto de trabajadores flexibilizados con bonos no remunerativos que alquilan en el mejor de los casos. Siempre le queda la opción de tomar tierras pero eso no está bien. Salvo que sea un emprendimiento portuario o quiera hacer cochera soterradas. Lo más parecido a nuestra vida es el neorrealismo italiano pero eso no es american dream.

La gran mayoría de las películas policiales no se quedan atrás. No importa el delito, siempre para encontrar al culpable es necesario que violen todos los tratados internacionales y los derechos humanos. Ni hablar si es un iraní o un narco mexicano. Hasta Batman te tortura y eso que es un filántropo millonario con el Edipo mal resuelto. Por suerte eso no sucede en la realidad real. Las policías del mundo se ajustan a derecho y ningún presidente te aniquila con un drone y lo podés ver en Youtube o en un vivo de IG.

La conciencia de la fragilidad humana fue saboteada por la gran pantalla. Con la estructura temporal de los griegos nos hicieron cómplices del combate humano. Podemos contra todo, no importa si es un asteroide, naves alienígenas o cataclismos. Siempre en el tercer acto alguien nos salvará, por lo general un chabón.

Nos preparan para Blade Runner o Walking Dead y vivimos un desastre digno de un film Clase B. El mayor disgusto es darte cuenta de que los apocalipsis que nos contaron eran estéticos, con buena estructura, una puesta en escena al menos aceptable y actuaciones interesantes. En nuestra realidad, el Gobierno de la Casa Blanca es de Trump y el mayor acto de resistencia en el tercero de los mundos es quemar barbijos en un bache inundado, al grito de: ¡Queremos trabajar!

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