Se cumplen 50 años de “Las venas abiertas de América Latina”, la obra de Eduardo Galeano que expuso las opresiones sufridas por el continente. Una historia de sometimiento y pobreza en beneficio ajeno.

“Las venas abiertas de América Latina” es uno de los emblemas del continente, es una contraseña entre quienes saben de las marcas identitarias de estas poblaciones, es la frase que mejor resume y conceptualiza la historia y la economía política desde que estas tierras se convirtieron en el Nuevo Mundo (para la óptica del Viejo Mundo) y es la visión ideológica que ha predominado en varias generaciones. Es la obra escrita por Eduardo Galeano que, por estos días, cumple 50 años y motiva una reedición por parte de Siglo XXI (con viñetas de Tute). El aniversario, además, invita a una relectura del célebre texto junto a una reflexión sobre aquella visión de 1971 que condujo al autor uruguayo a emprender la misión de reconstruir el pesado derrotero de sangre, saqueo, sumisión y desigualdad que encuentran en el pasado un espejo para el presente.

En términos de “manual de divulgación”, el hombre nacido en Montevideo en 1940 deja en claro el enfoque y el propósito del libro en el anexo titulado “Siete años después”, firmado en abril de 1978, en Barcelona. Mientras las dictaduras cívico militares de la época habían proscripto la publicación y el propio Galeano había sido obligado al exilio, él decía: “…se me hace cuesta arriba, lo confieso, leer algunas obras valiosas de ciertos sociólogos, politocólogos, economistas o historiadores, que escriben en código. El lenguaje hermético no siempre es el precio inevitable de la profundidad”. Bajo esa apreciación epistémica, “Las venas…” cumple el cometido de estudiar la historia de otra forma en consonancia con un precepto fundamental: “Nos mienten el pasado como nos mienten el presente: enmascaran la realidad”. De modo que, frente a las discursividades oficiales, lo que se debe argumentar y denunciar es que “el subdesarrollo latinoamericano es consecuencia del desarrollo ajeno”.

Al respecto, la narrativa que asume el creador de “El libro de los abrazos” se ajusta al estilo que lo define en la profundidad y la sensibilidad de las palabras simples, en tanto halla sus bases teóricas en los estudios de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y en pensadores como Darcy Ribeiro, Celso Furtado, Friedrich Engels, Georg W. F. Hegel y Karl Marx, entre otros tantos que alzan el ideario de izquierda. Un ideario que supo sacudir buena parte del siglo XX, con la Revolución Cubana encabezada por Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara, las juventudes y las masas obreras organizadas en resistencia y los gobiernos que implementaron reformas económicas beneficiosas para la mayoría de la masa trabajadora. De tal modo, “Las venas…” es un texto revelador y es, también, un testimonio de su contemporaneidad, cuando aún el Muro de Berlín se sostenía incólume tanto como la Guerra Fría.

Si se tratase de una novela, se podría hallar el primer personaje en Cristóbal Colón, seguido por todos y cada uno de los conquistadores enfrentados a los indios o indígenas (hoy pueblos originarios) y Europa como la representación del orden impuesto sobre la base del catolicismo, las espadas, la superioridad blanca y la civilización. Más allá de esa visión conocida, Galeano focaliza hitos en las implicancias del oro y la plata hallados en el continente, primero; el cultivo del preciado azúcar que no solo provocó la devastación del suelo, la expansión del monocultivo, sino también la continuidad del trabajo esclavo; el petróleo junto a tantos minerales necesarios para las industrias de Estados Unidos; la Revolución Industrial con Gran Bretaña a la cabeza y los modelos de “despojo”, dependencia y sujeción avanzado ya el siglo pasado. El continente ha sido el terreno para la producción y el abastecimiento ajeno de cacao, quebracho, algodón, caucho, café y frutas y la compradora necesaria de manufacturas. En esta lógica de historicidad del capitalismo, “los indios han padecido y padecen –síntesis del drama de toda América Latina– la maldición de su propia riqueza”. Así, “la pobreza masiva” ha sido un factor decisivo para el “éxito de una economía volcada al exterior”. Lo que equivale a decir que la concentración de la riqueza ha requerido de los denominados países periféricos o subdesarrollados o en vías de desarrollo, tanto como de la doctrina de la seguridad nacional, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, los monopolios y las multinacionales. Nada que en estos días resulte ajeno, incluso con libertades democráticas que en los 70 estaban cercenadas.

Ya acerca de las implicancias literarias y también políticas del libro, su autor manifestó en una entrevista cedida a Telesur en 2011: “Para mí, ‘Las venas abiertas de América Latina’ fueron un puerto de partida, no un puerto de llegada. Así que los capítulos siguientes son los libros que continuaron intentando profundizar la mirada sobre América y sobre el mundo”. Dos años antes, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, le obsequió un ejemplar del libro a su par de Estados Unidos, Barack Obama, al celebrarse la V Cumbre de las Américas, en Trinidad y Tobago. El gesto bien puede interpretarse como un mensaje latinoamericano para la figura del imperialismo explotador. Sin embargo, Galeano se mostró crítico hacia 2014 al participar de la Segunda Bienal del Libro en Brasilia. “No sería capaz de leerlo de nuevo. Caería desmayado. Para mí, esa prosa de la izquierda tradicional es aburridísima. Mi físico no aguantaría. En todo el mundo, experiencias de partidos políticos de izquierda en el poder a veces fueron correctas, a veces no, y en muchas ocasiones fueron demolidas porque estaban correctas, lo que dio margen a golpes de Estado, dictaduras militares y períodos prolongados de terror, con sacrificios y crímenes horrorosos cometidos en nombre de la paz social y del progreso. En otras ocasiones, la izquierda ha cometido errores muy graves”, expresó el periodista y sintetizó: “Intentó ser una obra de economía política, solo que yo no tenía la formación necesaria. No me arrepiento de haberlo escrito, pero es una etapa que, para mí, está superada”.

Los cuestionamientos a la izquierda formulados por quien falleció en 2015 son, quizás, una advertencia, un llamado de atención y, al mismo tiempo, el giro que “Las venas…” ha dado en 50 años. El posicionamiento de cada cual en el plano ideológico político dependerá de otras lecturas y otros recorridos, tanto como de una necesaria interpelación de los tiempos que corren al compás de los discursos hegemónicos. Es por ello que recuperar este emblema literario de Galeano resulta hoy más que oportuno.

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