Luis Miguel Rodríguez, el “Pulga” de Simoca, se hizo de abajo y hoy brilla con la camiseta de Colón. Una historia de talento y potrero de las que ya casi no se ven más.

El “Pulga” Luis Miguel Rodríguez se convirtió en el verdadero “jugador del pueblo”. Atrás quedó ese mote para Carlos Tévez: su vínculo con el líder de la ultraderecha nacional, Mauricio Macri, resquebrajó todo. Y hoy, cada vez que el “Pulga” tiene una buena actuación, en las redes sociales se convierte en el superhéroe de los potreros argentinos. La porteñada periodística saca su mirada por un momento de sus propios ombligos y gira la cabeza hacia Santa Fe.

El pibe de abajo llegó, la historia de la pobreza se hizo fútbol profesional otra vez, pero ahora en un fútbol donde los potreros son un recuerdo de una generación de gordos y pelados que añoran aquellas proezas de jugadores que ya son mitos.

Ahí está el valor del Pulga, el chiquito de la luna de Simoca la rompe haciendo cosas simples y talentosas. Le mete un saltito y te patea un penal como en un torneo libre por unos cajones de porrones, te banca la parada si te metés con un pibe (como se metieron con “Facu” Farías en la semifinal contra Independiente en San Juan), te clava un gol de otro partido cuando menos lo esperás y te hace jugar a un toque cuando todos corren, corren y solamente corren.

Colón no es “pulga-dependiente”, como algunas veces dijeron los que sólo veían los resúmenes de los partidos, Colón es un buen equipo que tiene a un enorme jugador que juega como en el siglo pasado, pero que brilla en el siglo XXI.

Nadie sabe si este 4 de junio jugará su último partido con la camiseta de Colón, pero sí sabemos que es el actual jugador del pueblo y quedará por siempre en el corazón rojo y negro.

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