Poesía en el pasillo y en el classroom

Hasta el 30 de agosto está abierta la convocatoria del 13º Festival de Poesía en la Escuela. Conversamos con sus coordinadoras, Marisa Negri y Alejandra Correa, sobre cómo sostienen un programa autogestivo de promoción de la lectura que logró expandirse a todo el país.

Poemas de Emily Dickinson, Juan L. Ortiz y Beatriz Vallejos; letras de Gabo Ferro y autores de la literatura contemporánea destinada a las infancias, como Luis M. Pescetti y Juan Lima, están presentes en estos días en las aulas de todo el país gracias al 13° Festival de Poesía en la Escuela. Se trata de un programa autogestivo de promoción de la lectura coordinado por Marisa Negri, poeta, terapista y docente, y Alejandra Correa, poeta, artista visual y comunicadora social. Comenzó en La Matanza y otros distritos de Buenos Aires y hoy cuenta con la participación de docentes, mediadores y estudiantes de todo el país.

El Festival de Poesía en la Escuela solía desarrollarse con visitas de poetas a las instituciones educativas de cada localidad que se sumara a la participación, y con la realización de talleres de lectura, escritura, música y artes. Desde el año pasado, con el contexto de la pandemia y la incertidumbre que signa el desarrollo de la actividad escolar, vale destacar que el Festival supo adaptarse y abrir la convocatoria de manera virtual a todes les docentes, mediadores y estudiantes del país que deseen participar. Lo hizo a través de la confección de un Cuadernillo de trabajo, de descarga libre, con lecturas y consignas.

Este año, el lema del Festival es “Habitar el mundo”, en una invitación a reflexionar sobre la convivencia con la otredad y la naturaleza. Como artista invitado, el Cuadernillo convida obras del argentino Xul Solar, elegido por su visión del mundo, su tratamiento del color y su manera de cruzar lenguaje e imaginación. La selección de poemas y otros contenidos es realmente muy bonita y convida textos para ser disfrutados por personas de todas las edades, más allá de la etiqueta de cada literatura. Están dispuestos en torno a cinco ejes temáticos: la tierra, el agua, el árbol y el bosque, los animales y habitar el mundo.

Se incluyen grandes poetas de nuestro país como como Juan L. Ortiz, Diana Bellessi, Olivero Girondo y Beatriz Vallejos; poemas de Federico García Lorca y de grandes autores infantiles como Laura Devetach y Gustavo Roldán. También, poemas de autores de la literatura para las infancias más contemporánea, como Cecilia Pisos, Natalia Méndez, Juan Lima, Luis M. Pescetti y Laura Forchetti, que proponen una nueva diversidad de rimas y paisajes; así como selecciones de poetas de Chile y del pueblo mapuche y fragmentos de leyendas mexicanas, en lengua mapuzundun y de la cultura quiché. Toda la selección se mecha con consignas de escritura y recursos para hacer talleres, como caligramas, contenidos audiovisuales y letras de canciones, entre ellas, “Toda el agua del mundo” de Gabo Ferro. Otra de sus canciones, “Costurera carpintero”, tiene un videoclip del canal Paka Paka. El Cuadernillo está disponible para su descarga en poesiaenlaescuela.blogspot.com. Allí se brinda toda la información sobre la convocatoria a quienes deseen enviar sus poemas, abierta hasta el 30 de agosto.

En nuestra provincia, el equipo jurisdiccional del Plan Nacional de Lecturas invita a docentes de inicial, primaria y secundaria y participar del Festival y compartir poesía en las clases. Pausa entrevistó a las coordinadoras del programa sobre el origen del Festival en Buenos Aires y un poco de la historia de sus primeros 13 años.

—¿Cómo fue la primera edición del Festival? ¿Qué les impulsó a organizarlo?

—Marisa Negri: Soy docente y en mis horas de lengua y prácticas de lenguaje solía incorporar prácticas de taller, para que mis estudiantes de secundaria tuvieran acceso a un espacio para la producción de poemas y la lectura de poesía. En 2010, a través de Facebook, convoqué a amigues poetas a ver quién se animaba a ir a leer. Armé así el primer Festival, que contó con 35 poetas que fueron a leer a seis escuelas del conurbano bonaerense y de CABA. Alejandra fue una de esas poetas y cuando leyó, por primera vez, frente a 300 adolescentes inquietos, quedó fascinada y me propuso acompañarme si yo quería seguir con esto.

—¿Cómo fue creciendo hasta extenderse a todo el país?

—Alejandra Correa: El crecimiento fue bastante natural, muchas personas al enterarse que existía un Festival de estas características empezaron a preguntar cómo participar y se acercaron desde escuelas cercanas primero y desde otras de distintas partes del país después. De a poco se fue consolidando, creo que tiene que ver con que la propuesta es abierta y las consignas son concretas: llevar poesía, compartirla con chiques y jóvenes, que tengan posibilidad de hacer talleres de arte y poesía, llevar poetas locales a las escuelas a que lean y compartan con elles. En 2012, el ministro de Educación de aquella época, Alberto Sileoni, se interesó por la actividad y nosotras propusimos unas Jornadas de Poesía en la Escuela, que se realizaron en Buenos Aires invitando a referentes de distintos puntos del país. Participaron cerca de 50 docentes, y mediadores, y entre todes trabajamos para llevar la propuesta a las escuelas. Cada persona volvió a su localidad y de a poco fue implementando las ideas, y así empezó a crecer una red que por momentos se sostuvo con 300 voluntarios en todo el país. Las jornadas se volvieron a hacer en 2015, en el marco del Primer Festival Federal de Poesía que se hizo en Tecnópolis. Para que se hiciera posible la difusión y la red hicimos muchas otras cosas, entre ellas el libro “Poesía en la escuela. Cómo leer y escribir en el aula”, y de manera privada comenzamos a hacer talleres para docentes y mediadores, que fueron para muches la posibilidad de ingresar en el terreno de la poesía, hablar sobre quiénes están escribiendo en la actualidad y cómo abordar la poesía para trabajarla en el aula y desarrollar una dinámica de taller.

—¿Cuentan con apoyos económicos, públicos o privados?

—Alejandra Correa: Es un proyecto autogestivo y no contamos con aportes permanentes, sí hemos ganado algunos subsidios para hacer cosas específicas como libros o viajes, llevando al Festival al NOA, por ejemplo. Cuando decimos autogestivo decimos que hay un montón de personas que donan su tiempo y su trabajo para ir a las escuelas: poetas, docentes, artistas, músicos que se suman a las jornadas, cuando son presenciales, claro. Todo lo que hacemos es gratuito, inclusivo y depende de muchas horas de trabajo no remunerado.

—Hablan de la poesía como una posibilidad de encuentro entre generaciones, ¿cómo tiene lugar esto en los festivales?

—Alejandra Correa: Cuando el Festival es presencial se acercan gran cantidad de poetas, que obviamente no son de la misma generación que los jóvenes, y como la poesía de por sí invita a charlar y conocer la experiencia de les otres, se produce un diálogo entre les jóvenes, les poetas, las personas que van a dar un taller, les docentes. Esto sumado a que el Festival tiene como premisa que cada poeta lleva consigo la obra de algún maestro. Es decir, cada invitado lee primero poemas de alguien a quien considera su maestro y luego textos propios. Esto acerca a la escuela a varias generaciones de poetas que nos anteceden y que nunca habían ingresado.

—¿Cómo resultó la experiencia virtual del 2020?

—Marisa Negri: Para nuestra sorpresa, el año pasado recibimos más de mil trabajos, que primero alimentaron un blog y luego un libro, ‘Decir el mundo’, gracias a que contábamos con un fondo otorgado por la Fundación BAF. Se distribuyó de manera gratuita para que cada chico que participó tenga su ejemplar.

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