Un retrato de amistad, pinturas y artistas

El artista plástico cordobés Álvaro Izurieta reside en Unquillo, adonde llegó el cineasta santafesino Mario Cuello para rodar la película.

La obra póstuma de Mario Cuello, “Álvaro Izurieta. Retrato del Maestro”, se estrenará el 27 de septiembre en el Cine América. Julio Hiver y Diego Pratto cuentan cómo continuaron la edición y qué presenta el documental.

“El camino del arte como la expresión espiritual más alta”. Resulta una definición inspiradora en la voz de Álvaro Izuerieta. Como una pequeña ventana, el tráiler del filme que narra su historia y su obra invita a saber mucho más del artista plástico nacido en Hipólito Bouchard (Córdoba) el 19 de octubre de 1944. Desde 1981, reside en Unquillo y hasta allí marchó el cineasta Mario Cuello para conocerlo, ingresar a su mundo y enlazar una amistad que se consumó en un documental. Sin embargo, el fallecimiento del santafesino impidió la edición y el largometraje debió esperar hasta que los compañeros del Grupo de Cine decidieron continuar con el proyecto y culminar el trabajo a lo largo de la pandemia de Covid 19. Es así como Álvaro Izurieta. Retrato del Maestro se estrenará el 27 de septiembre, a las 20.15, en la sala del cine América de nuestra ciudad.

Sobre las particularidades de esta historia de amistad, pinturas y artistas, se expresaron Julio Hiver y Diego Pratto, a cargo de la realización. En conversación con Pausa, comentaron que todo comenzó diez años atrás cuando Cuello tuvo su primer acercamiento a la obra de Izurieta a través de un catálogo. “Fue tal la conmoción que le causó sus pinturas, su arte, que inmediatamente deseó conocerlo. El encuentro se produjo en Unquillo, desarrollándose entre ambos una gran amistad. La profunda admiración de Mario por la obra del artista se multiplicó al conocer la historia y la personalidad de Álvaro, eso determinó que quisiera plasmar en una película la vida y obra del artista”. Cuello llevó a cabo el rodaje entre noviembre y diciembre de 2018 y enero del año siguiente. Su deceso se produjo en julio de 2019. A partir de entonces el proyecto tuvo asegurada su continuidad, “sabiendo que sería la mejor manera de honrar la memoria de un muy querido amigo”, precisó Hiver.

Por su parte, Pratto consideró que el filme deviene en “el proyecto más personal de Mario Cuello como cineasta”. “La primera vez que lo escuché hablar de este proyecto fue en marzo o abril de 2010. En ese momento acababa de terminar el largometraje Ciudad de Sombras y Mario, como era su costumbre, ya estaba pensando en la próxima película que haría. Tuvieron que pasar ocho largos años hasta que se dieron las condiciones que permitieron su filmación. Ese es un ejemplo de su compromiso y perseverancia en todo lo que hacía. Por todo esto, entendimos que la película no podía quedar inconclusa y nos comprometimos porque eso es lo que, sin dudas, Mario hubiese querido”.

—¿Cómo se trabajó durante la pandemia para finalizar la edición?

—JH: Nos reuníamos y trabajábamos vía virtual. Diego editaba en su casa, luego me enviaba el material, yo lo revisaba para luego reunirnos por videoconferencia e intercambiar opiniones. De esta manera íbamos probando los cambios que acordábamos. Fue un trajo muy intenso y minucioso. Nos preocupaba respetar la idea de película que Mario había pensado, hasta que nos dimos cuenta que era imposible que no tuviera también nuestra impronta.

—DP: Si bien no es lo ideal, en estos días el trabajo de edición de una película no requiere de la copresencia como condición indispensable. El montaje se pudo terminar en 2020, hacia fines de la primavera. Desde entonces, las consecuencias de la pandemia para la película fueron, y siguen siendo, la dificultad para mostrar este filme, como tantos otros, en las condiciones que preferimos: en una sala de cine.

—¿Qué implicó para el Grupo de Cine retomar esta obra?

—JH: Más que retomar el proyecto, fue continuar lo hecho hasta ese momento. En ningún momento nos atravesó la idea de abandonar. Había un vínculo emocional muy fuerte para seguir con la película. Mario alcanzó a filmar la totalidad de lo previsto. Teníamos más de 25 horas de filmación producidas en Unquillo, Buenos Aires, Santa Fe y París, que había que transformar en un largometraje de una hora y media. Hubo bastante trabajo para rever el material, ordenarlo y seleccionarlo.

—DP: Es importante señalar que es una película absolutamente independiente y autogestiva, realizada al margen de las instituciones “oficiales del cine”. Este es un rasgo ejemplar que todo el Grupo de Cine puede exhibir, orgullosamente, desde hace ya más de 30 años.

—¿Qué tiene de particular el filme? ¿Cómo lo podrían definir o caracterizar?

—DP: Álvaro Izurieta. Retrato del Maestro es una película que se empieza a gestar a partir de la admiración que Mario tenía por la obra de este pintor cordobés. Sin embargo, creo que el deslumbramiento y la fascinación por la obra fueron, para Mario, un primer paso para, luego, pensar una película que consigue ir un poco más allá y logra profundizar en su concepción del arte y del trabajo artístico en un sentido más amplio. Retrata no sólo al artista en su soledad compartida, sino también al hombre de espíritu inquieto y humilde, de sencilla humanidad.

Mario Cuello y Álvaro Izurieta durante el rodaje del documental.

—JH: Justamente, además de ver la relación de amistad del cineasta y el artista plástico, se recorre la vida de este hombre, su lucha incansable, su magnética personalidad, su vasta obra, de la que también dan cuenta importantes críticos como Jorge Taverna Irigoyen y Rafael Cerrito.

—¿Con qué se va a encontrar el público?

—JH: La película es ágil. No tiene el formato tradicional de persona sentada hablando y luego un muestrario de obras. Se plasma la amistad y complicidad que los unió y que permitió acceder a la intimidad de la casa de Álvaro Izurieta, de su taller y de su familia, dejando ver los aspectos menos conocidos de su prolífica obra y su personalidad. La película se propone, en los múltiples escenarios de rodaje, pintar un retrato del artista, del hombre y del amigo. La película pone en evidencia que la obra de Izurieta y su persona se explican mutuamente.

—DP: La película es también la historia de un vínculo entre dos artistas y dos amigos unidos por afinidades que trascienden esa pasión por la pintura, que los dos comparten. En ese sentido, la película resulta particularmente humana, cálida y, sobre todo, afectuosa.

El regreso de un estreno

Además, los cineastas recalcaron que el último filme santafesino estrenado en el América fue Palabras degolladas, de Belén Altamirano (2020), poco antes de que se iniciara la pandemia. “Hemos esperado ya más de un año y medio para volver a asistir al estreno de una nueva película santafesina. El 27 de septiembre tenemos la ocasión de reencontrarnos en el marco de la celebración del Día del Cine Santafesino, ni más ni menos”.

Ficha técnica

Idea y Dirección: Mario Cuello. Realización: Mario Cuello, Diego Pratto y Julio Hiver. Productores Asociados: Álvaro Izurieta y Diego Pratto. Dirección de Producción: Julio Hiver. Asistencia de Producción: Gladys Izurieta, Adela Izurieta, Mercedes Martorell y Eugenia Cuello. Producción: Grupo de Cine. Asistencia de Dirección: Priscila Sandoval. Dirección de Fotografía y Cámara: Pablo Martínez. Asistencia de Fotografía y Cámara: Emiliano Rico. Dirección de Sonido: Ariel Gaspoz. Edición y corrección de color: Diego Pratto. Títulos: Agustina Hiver.

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