Un pibe y el duelo de un pueblo

El filme se rodó en varias localidades de la costa del río Paraná. Crédito: Gentileza producción.

Este jueves se estrena en el América “Jesús López”, una película del entrerriano Maximiliano Schonfeld. Desde un registro realista se aborda lo que pasa luego de la muerte de un joven corredor de autos.

La vida de un pueblo de Entre Ríos se ve sacudida cuando un joven piloto de carreras de autos muere. Su nombre era Jesús López. Ahora, la comunidad organiza una competencia en su homenaje. El encargado de conducir el mismo vehículo del fallecido es su primo, Abel, un adolescente que asume esa responsabilidad con el aliento de amigos y familiares. Esa vivencia, además, detona una transformación personal que podrá ser permanente, o no. Esa es la trama propuesta por la película Jesús López que, desde un registro realista, le presta atención a las experiencias particulares de “cómo se viven los duelos de las muertes adolescentes” en las pequeñas localidades. Se trata del tercer filme de ficción de Maximiliano Schonfeld, el cual tuvo su premier internacional en el Festival de San Sebastián de 2021.

Para este jueves 12 de mayo, a las 20.15, está prevista su proyección en el cine América de nuestra ciudad. Previo a ello, el director de la película nacido en Crespo (Entre Ríos) le comentó a Pausa cómo surgió la idea de esta realización que obtuvo el premio principal en el Festival de Biarritz (Francia) y el Premio al Mejor Largometraje en la Competencia Latinoamericana en la última edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

–¿Cómo y por qué surgió la idea de narrar esta historia? ¿Existe alguna referencia con algún hecho real?

–Empezó a partir de haber encontrado un chico cuando hacíamos el casting de “La helada negra”, una película que filmamos en 2015. En ese momento me encontré con un chico en Aldea María Luisa (departamento Paraná, Entre Ríos), de nombre Abel. Algo de su historia, su manera de contarla y la situación en la que estaba, me hizo pensar que si seguíamos desarrollando esa historia desde la ficción podíamos construir otro tipo de relato. Por eso, me puse a escribir algo relacionado a la parábola del hijo pródigo. Un personaje en el estado de situación de ese joven, pero haciendo un viaje por toda la provincia tanto temporal como espacial.

–¿Cómo se construyó el guión junto con la escritora Selva Almada, autora de varias novelas ambientadas en paisajes rurales o pueblerinos (“El viento que arrasa”, “Ladrilleros” y “No es un río”)?

–Con Selva estábamos escribiendo otro proyecto, llamado “Un mundo brillante”. Estábamos un poco trabados. No sabíamos cómo seguir. Habíamos trabajado un montón, pero no nos terminaba de cerrar el guión. Me acordé que tenía esta otra historia que había escrito y que la había descartado. Se la mostré a Selva y le gustó. A partir de ahí empezamos a trabajar, la hicimos más minimalista. Nos enfocamos solamente en un arco de esa historia, de ese joven que había conocido en 2015. Selva se dedicó a trabajar la historia de los personajes, sus densidades y los diálogos. Y yo me ocupé de trabajar la arquitectura de la película. Con Selva somos muy amigos y estamos trabajando en varios proyectos juntos. Nos conocemos bien. Los dos somos de Entre Ríos, de pueblos muy similares: Villa Elisa y Crespo. Compartimos un universo parecido.

–¿Qué caracteriza a la película? ¿Qué la define a nivel narrativo y también desde el registro audiovisual?

–La película está anclada en un realismo que tiene algunas connotaciones fantásticas o cierta extrañeza en virtud de las creencias que hay en el área rural. Investigamos y pensamos mucho cómo se viven los duelos de las muertes adolescentes. Hay una mirada más etnográfica de la vida de los pueblos de Entre Ríos. También hay una trama psicológica sobre cómo se atraviesan los duelos colectivos en estos pueblos. Desde el registro audiovisual, trabajamos en el mismo lugar donde lo hacemos desde hace un mucho tiempo, en la costa del río Paraná, en Villa María y la Aldea Protestante (en la zona del departamento Diamante, también de Entre Ríos). Además, se filmó un poquito en la ciudad de Victoria. Trabajamos con texturas que tienen que ver con ciertas horas del día, con ciertas borrosidades, con lo áspero de la vida en el campo y con elementos naturales que se interponen entre la cámara y lo que está pasando, como la tierra, el fuego o el agua.

–¿Qué significa hacer cine sobre historias de provincias?

–Trabajar desde Entre Ríos tiene mucha libertad y facilidades para poder filmar, aunque los recursos no son muchos. Estamos peleando para que, de una vez por todas y después de muchos años de espera, se reglamente la Ley de Cine de la provincia. No solo para que podamos hacer nuestras películas, sino también para el futuro. Entre Ríos no tiene escuelas de cine. Los y las estudiantes tienen que emigrar. Al no haber una industria, es muy difícil que los y las jóvenes vuelvan. Esperamos que eso se pueda revertir con la ley. Y se genere una pequeña industria y se fortalezca el cine de la provincia. Al mismo tiempo, me siento feliz y acompañado por un montón de gente que me viene bancando. Es hacer cine entre amigos.

Ficha técnica

Elenco: Lucas Schell, Joaquín Spahn, Sofía Palomino, Ia Arteta, Alfredo Zenobi, Paula Ransenberg, Romina Pinto, Benigno Lell

Dirección: Maximiliano Schonfeld

Guión: Maximiliano Schonfeld y Selva Almada

Casa Productora: Murillo Cine (Argentina) & Luz Verde (Francia)

Productores: Georgina Baisch, Cecilia Salim,  Maximiliano Schonfeld

Coproductora: Lucero Garzón

Productoras Ejecutivas: Georgina Baisch, Cecilia Salim

Director de Fotografía: Federico Lastra

Montaje: Ana Remón

Director de Sonido: Sofía Straface

Música: Jackson Souvenirs

Director de Arte: Tatu Ravotti

Vestuario: Analía Bernabé

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