Banderas por Cristina: todo fútbol es político

Las manifestaciones en apoyo a Cristina en las canchas causaron bronca en gran parte de la sociedad. En los estadios y en las redes sociales de Unión y de Colón, la intolerancia derrotó a la democracia.

“Hagan política en otro lado”, se leyó en las redes sociales después de que muchos se horrorizaran por un par de banderas que se manifestaron en apoyo a la vicepresidenta Cristina Fernández. Mientras tanto, desde las tribunas y las plateas bajan las peores expresiones de violencia, xenofobia, racismo y homofobia. Los dedos vuelan sobre las pantallas de los teléfonos para despotricar contra la política, pero siguen cantando “a esos putos les tenemos que ganar” y otras tantas frases donde invitan a matar y a violar.

Es importante que desde las instituciones responsables del fútbol (AFA, Conmebol y FIFA) busquen diferentes lineamientos comunicacionales para detener la discriminación en todas sus facetas, pero claramente no alcanza. Los cánticos en una cancha de fútbol siguen siendo una demostración del lugar en el que seguimos parados como sociedad. Es una fotografía de todo lo que falta para conseguir una sana convivencia social.

Los trapos

El disparador para poner en superficie estos temas fue la bandera que apareció en la tribuna de Unión el domingo 28 de agosto, cuando recibió a Aldosivi de Mar del Plata. Al lado de la bandera de “La Barra de la Bomba” se leía otra, más pequeña, de fondo azul y letras blancas: “Todos con Cristina”.

La manifestación política en el estadio Tatengue no pasó inadvertida, inmediatamente las redes sociales fueron el medio para expresarse en contra de la política y también de Cristina Fernández. A las pocas horas llegó el debate con respecto a lo que el estatuto del Club Atlético Unión permite y no permite. Y de repente apareció artículo 4º, que dice “El Club Atlético Unión se declara ajeno a toda orientación política, sociológica, filosófica o religiosa, y a cualquier otra contraria a sus fines, y es ampliamente cosmopolita, como conviene a sus intereses, aceptando en su seno a todas aquellas personas que, reuniendo las condiciones exigidas para pertenecer a la Institución, quieran contribuir a su sostenimiento y a su prosperidad”. En ningún lado habla de prohibición de banderas políticas, solo dice que el club se declara ajeno.

Una vez sorteada esa especie de “constitución” que tiene cada institución deportiva, la polémica quedó girando en torno al férreo rechazo a la manifestación política. “Que no se mezcle la política con el club” o “con el fútbol”, se leyó en cientos de cuentas por redes sociales.

Una semana después, con el intento de asesinato a la vicepresidenta de la Nación de por medio, en el encuentro de Colón ante Boca también apareció una bandera en apoyo a CFK. Esta vez la expresión a favor de la ex mandataria se colgó en uno de los palcos del sector norte, y nuevamente, hubo insultos y pedidos desesperados de la platea para que se descuelgue. A los pocos minutos ya no estaba más.

Habrá que decirles a las y los indignados que también se deberían oponer al millonario ingreso de dinero que aporta la televisión: la multinacional Disney, que mantiene al fútbol argentino, cuando se acercan las elecciones inunda todas las canchas con publicidad estática del macrismo, kirchnerismo o el “ismo” que sea. También habrá que sugerirles que no reciban ayuda económica del Estado, que no haya actos políticos en sus estadios, esos que dejan una buena suma de dinero por el alquiler, y otros tantos ingresos que la política aporta al sostén de una institución deportiva.

En Buenos Aires también

El mismo fin de semana donde miles de manifestantes peronistas llegaron al barrio porteño de Recoleta, la cancha de Boca y de Defensores de Belgrano también fueron protagonistas de las manifestaciones políticas en el fútbol. En el entretiempo del encuentro que jugaron Boca y Atlético Tucumán, el club local organizó un juego con algunos simpatizantes, quienes tenían como desafío convertir un gol desde la mitad de la cancha. Uno de los participantes sorprendió antes de realizar su ejecución con una frase que despertó un importante repudio: “Aguanten Román y Cristina”.

La cancha de Defensores de Belgrano (B Nacional) desde hace varios años tiene un mensaje político en “La Techada”, la tribuna popular donde se ubica la barra del club porteño. Ese sector emblemático del “Defe” lleva oficialmente el nombre y el apellido de un hincha desaparecido en la dictadura cívico-militar: Marcos Zucker (h), hijo del recordado actor, también Marcos. Marquitos también tiene un mural sobre la avenida Comodoro Rivadavia, donde se lo muestra vestido de rojo y negro.

Atrás de un arco, exactamente el que está enfrente de “La Techada” apareció la bandera blanca con un escrito negro que decía “Todos con Cristina, Defe con CFK”. La reacción inesperada en el partido del lunes 29 de agosto tuvo como protagonista a la Policía de la Ciudad, a partir del pedido del fiscal Norberto Brotto. Todo terminó con la bandera confiscada, algunos tumultos, discusiones y una constante actitud provocativa por parte del personal policial.

Recuerdos de la dictadura

Las banderas políticas siempre existieron en el fútbol argentino, jamás fue un delito expresarse mediante un pedazo de telas y algunas letras. Si buscan una contravención hay que remontarse a la dictadura cívico-militar para encontrar casos donde la policía actuó en contra de los hinchas por manifestarse políticamente en una cancha.

El 24 de octubre de 1981 la hinchada de Nueva Chicago comenzó a cantar la marcha peronista.    De inmediato la Policía reprimió el desacato con palazos y ordenó 49 arrestos. Según Clarín del día siguiente, como no había suficientes patrulleros para trasladar a los hinchas detenidos hasta la comisaría 42, muchos de ellos fueron llevados al trote por las calles de Mataderos. Ese sería, justamente, el título del diario Crónica del domingo 25 de octubre, “Presos al trote”, y el de un documental estrenado en 2012, “Al trote”, dirigido por Gabriel Dodero.

Nueve de los detenidos serían trasladados el lunes 26 a la cárcel de Devoto y debieron permanecer arrestados varios días por “transgresión al edicto de reuniones deportivas”. Los diarios de la época ya identificaban a los detenidos por “la marchita”. Así, al menos, tituló Crónica: “Los 9 de la marchita marcharon para Devoto”. Uno de ellos recién recuperaría la libertad 35 días después. Los dirigentes del club tuvieron que reunirse con el dictador a cargo de la presidencia de facto, Roberto Viola, para pedir por su liberación.

La ciudadanía democrática en las canchas de fútbol colgó banderas radicales y peronistas, insultó a presidentes con cánticos y trapos alusivos, pidió más derechos por los ex combatientes de Malvinas y justicia por Santiago Maldonado. En las canchas, los 24 de marzo no hay olvido ni perdón.

Durante varias décadas las manifestaciones políticas fueron moneda corriente en el fútbol argentino. Los clubes actuaron como base de trampolín para lanzar a cientos de candidaturas que terminaron en cargos menores o muy encumbrados, como Mauricio Macri. Sin embargo, a buena parte de la sociedad todavía le cuesta convivir con las sanas expresiones que brinda la democracia, esas que se manifiestan en un café, en una pared o en el alambrado de una cancha de fútbol.

Las peores banderas

Los “trapos” dicen mucho de la sociedad. Por ejemplo, en la misma cancha donde apoyaron a Cristina también colgaron una bandera que decía: “Colón sos la mujer de Santa Fe”. Ese trapo blanco, escrito con aerosol rojo, se colgó en julio de 2017 en la tribuna de Cándido Pujato del Club Atlético Unión. Una vez más, la palabra mujer se utilizó como insulto, como un objeto que enaltece al machismo que vive en las tribunas argentinas. En las redes esa bandera jamás llamó a la indignación masiva.

Si hacemos una lista de banderas y cánticos para indignarse de verdad no nos alcanza un Pausa completo. Solo por citar otros ejemplos en el país: hace algunos años flameó una bandera con una esvástica en la tribuna de Talleres de Córdoba frente a Gimnasia de Jujuy. En Buenos Aires se vio otra que expresaba “Yo Nazi en Floresta” (cancha de All Boys). La misma hinchada de Talleres supo portar banderas de Paraguay y Bolivia como mensaje de xenofobia para los hinchas de Belgrano. En la misma línea podemos hablar de las expresiones de la hinchada de River para con los de Boca.

No se salva nadie. El fútbol en general intenta disimular la discriminación y la violencia que se vive en los partidos. Esos mensajes que algunos llaman "el folklore".

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