Casa de la Joven: una muestra de la lentitud del Estado

La Casa de la Joven lleva años de deterioro edilicio y con el alquiler sin pagar. El Ministerio de Desarrollo Social trabaja en las soluciones, pero la urgencia requiere una mayor agilidad. Qué dicen las y los trabajadores.

La Casa de la Joven es un centro residencial para niñas y adolescentes en estado de vulnerabilidad. Desde 2015 funciona en Urquiza 1773, en el sur de la ciudad de Santa Fe, en un inmueble alquilado por el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia. Apenas las chicas fueron mudadas, el lugar ya evidenciaba deterioro, y con el correr de los años éste se agravó progresivamente. El último fin de semana largo, la rotura de un caño del baño rebasó el vaso, generando que UPCN saliera a denunciar la situación. El gremio advirtió además que, por la recurrente falta de pago a los propietarios, hay una sentencia judicial de desalojo.

Por su parte, la secretaria de Niñez niega la existencia de dicha sentencia, asegura que ya están en marcha los arreglos necesarios y hasta sueña —muy a futuro— con un edificio propio para la Casa.

De mal en peor

Hasta 2015, la Casa de la Joven tenía su espacio, en Corrientes 2879. Ese año, las chicas fueron desalojadas con la promesa de una restauración. Pero cuando terminaron las obras, el gobierno provincial decidió instalar allí el Ministerio de Género.

Entonces, el área de Niñez se vio obligada a alquilar. “Ya cuando se ingresó a la locación actual había problemas estructurales en un quincho en el fondo con peligro de derrumbe. Además, es una casa muy antigua, con escaleras de madera, humedades”, señaló Leandro Cabral, delegado de UPCN en Desarrollo Social. Para más, en 2018 se inició la construcción de un edificio en el terreno contiguo, lo cual “hizo que empiece a caerse la casa”.

El último fin de semana largo se rompió un caño mientras una nena se bañaba, lo que hizo colapsar el piso de la bañera y los nervios de las 10 trabajadoras que cumplen funciones en el hogar: la rotura llegó hasta el cielorraso de la planta baja, que se desmoronó. “Y en el medio, el Estado se atrasó con el alquiler, por lo cual hay una sentencia de desalojo por falta de pago”, agregó Cabral.

Para el sindicalista, “en este lugar no pueden seguir”. No solo por lo que viene ocurriendo, sino porque deben contemplarse otras cuestiones: que el inmueble tenga un patio utilizable (hoy imposible por el riesgo de que se desplome el quincho), que no tenga escaleras (hay chicas que en episodios de crisis han querido arrojarse en ellas), y que sea más funcional. Y también, sí, por lo que viene ocurriendo: “no deja de ser una contradicción en sí que nenas que ya vienen castigadas y el Estado tiene que garantizarles sus derechos, hoy por hoy en donde están alojadas tengan miedo de que se les caiga el cielorraso en la cabeza o no se puedan bañar”.

Gestiones y más gestiones

Pausa consultó a Patricia Chialvo, secretaria de los Derechos de la Niñez, Adolescencia y Familia. “Muchas cosas se complican porque los pagos se hacen en otras áreas del Ministerio. Entonces, las gestiones están absolutamente hechas, pero se fueron retrasando en los circuitos del Ministerio”, reconoció.

Esas gestiones tienen que ver, primero, con arreglar el inmueble actual. Para la funcionaria el traslado no es una opción. Según aseveró, la decisión de mantener a las chicas en calle Urquiza fue avalada por los arquitectos del gobierno. Chialvo garantiza asimismo que una empresa ya está trabajando en los problemas edilicios. Más vale tarde que nunca. “Estamos asumiendo los costos de los arreglos, con lo que también significa justificar dentro de la Administración Pública invertir dinero público para arreglar una casa particular. Yo entiendo que es difícil hacer entender a la gente los tiempos del Estado, pero nosotros manejamos fondos públicos y tenemos que ser cuidadosos en los pasos que vamos dando”, indicó.

Por otra parte, negó rotundamente que exista una sentencia de desalojo. Es más: sostuvo que en mayo pasado se llegó a un convenio de pago con los propietarios, para regularizar la deuda de dos años que su Secretaría heredó, y para reorganizar el contrato. Esto tampoco fue fácil: “Cuando vos renovás el alquiler los aumentos dentro de la Administración Pública Provincial no pueden superar el 30%. Y la verdad que eso nos dificultó mucho llegar a un acuerdo con los propietarios de la casa”, explicó.

—Esto de que tenían su casa propia y se le otorgó a Género, ¿no fue un desacierto?
—Y… lo hizo una gestión anterior.
—¿Y no es una opción revertir eso?
—¿Vos de verdad creés que yo no lo intenté? Pero bueno, no me puedo pelear con los propios.
—Sí, podés.
—Creeme que lo intenté. Pero hay peleas que se pierden. Lo sé porque tengo unas cuantas batallas en la espalda.

Ante esa pelea que sabe perdida, Chialvo se ilusiona con una alternativa en la que viene “trabajando hace más de un año” para que el hogar vuelva a tener su espacio propio. “Es una propuesta ambiciosa, en una casa que tiene Desarrollo Social, donde funcionó el CAF 3”. Queda en República de Siria 6555, en barrio María Selva. “Ponerla en valor también tiene los circuitos del Ministerio y un costo bastante importante, porque es una casa antigua muy linda, pero con muchísimo deterioro. Está el proyecto ejecutivo hecho. Estamos con los trámites. Por supuesto que eso una vez que se apruebe va a llevar su tiempo”.
—¿De cuánto estamos hablando?
—Y, un par de años, por lo menos.

Mientras tanto, Leandro Cabral se esperanza: “Creo que estamos en una gran oportunidad de hacer bien las cosas, por las chicas”. Dependerá del Estado. Y de sus tiempos, claro.

Dejar respuesta

Por favor, ¡ingresa tu comentario!
Por favor, ingresa tu nombre aquí