—Buenas, ¿cómo anda?

—Bien, acá estamos, esperando que los precios no hagan locuras y bajen como el salario. No hay nada más lindo que los aumentos en cuotas en contextos inflacionarios. Tengo la sensación de que ya fue todo. Por momentos, me dan ganas de comprar una cerveza, sentarme y esperar que choque el asteroide.

—Claro, ahí está el problema.

—Sí, es lo que yo digo. La inflación no es más que una transferencia de recursos, una disputa política que muestra quiénes son los que pierden siempre.

—No, yo decía que el problema es que, incluso a la hora de esperar el apocalipsis, le van a vender una cerveza para que lo aguarde bajo la misma lógica. Y sin darse cuenta, terminará con un barcito o una panchería esperando el impacto, pero seduciendo al capital.

—La verdad que no es una mala idea, me gustaría tener un barcito en la ribera del mar. Dedicarme a contemplar el mar, caminar por la playa y destapar cervezas. ¡Beleza!

—Claro, lo de atender a los proveedores a las 6 de la mañana y arrastrar una carretilla sobre la arena no entra en el plan, ¿no?

—Qué mala onda, no veo por qué no puede ser un gran proyecto emancipador. Un bar de la resistencia en un lugar paradisiaco.

—Me parece perfecto, el tema es que no veo que tenga las posibilidades materiales de hacerlo, no tiene nada para vender. No puede heredar más que deudas y su salario depende de una paritaria estatal.

-Veo que tiñe la vida con oscuridad. Debe ser porque Mercurio retrógrado se sumó, en este mes, a Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón. Cada uno acciona con su energía sobre seis signos del zodíaco y usted parece afectado por el devenir planetario. Creo que debería ir a un coach.

—Zizek dice que no está en contra del budismo. Aclara que en realidad el problema es ese budismo occidental que parece haberse convertido en la principal opción espiritual de la gente educada de nuestra era. Y sin temor, afirma que la inmensa mayoría de los jóvenes gerentes de grandes firmas capitalistas se consideran budistas.

—¿Zizek es coach?

—No, Filósofo y psicoanalista. 

—Ladri.

—No, esloveno. Dijo que las dinámicas actuales son tan rápidas que los humanos ya no somos capaces de seguirles la pista, cognitivamente somos incapaces de saber en qué consiste este nuevo mundo. Con el budismo no se escapa, se funciona mejor, uno no se vuelve loco y se convierte en alguien más apropiado para vivir precisamente en una realidad capitalista.

—Vio, es medio ladri, seguro que toma gaseosa y come carne.

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