La Liga Infantil de los Barrios no para de construir

La entidad que alberga miles de niños y niñas de las barriadas humildes de Santa Fe y la zona avanza en sus clubes con tres grandes obras. Yapeyú, Santa Marta y Alto Verde tienen motivos para celebrar.

En marzo de 2022 reflejábamos el crecimiento y desarrollo de la Liga Infantil de los Barrios. Uno de los motivos de la nota tenía que ver con el camino transitado hasta para llegar a los diez años de vida (2023). La historia de lucha a través del fútbol, la función social que realizan cotidianamente y los objetivos que tenían en el 2022 estuvieron presentes en Pausa.

Un año después regresamos al corazón de la Liga para comprobar que esta frase es una realidad más potente que las palabras: “Esta institución tiene como objetivo hacer clubes en los barrios donde no los hay y construir un nuevo modelo de club social para los barrios periféricos del siglo XXI”. Este fenómeno social y deportivo de la ciudad de Santa Fe sigue creciendo y lo demuestra en la literalidad de la palabra construcción.

El inicio

La Liga Infantil de los Barrios comenzó el 2023 con la inauguración de una obra muy importante para el Club Barca FC (barrio Yapeyú), otro trabajo por finalizar en barrio Santa Marta para el Club Apache y el inició de obra de una pileta semi olímpica en barrio Alto Verde para el Club Arroyito Seco. Será la primera pileta climatizada y techada en un barrio popular en la ciudad de Santa Fe.

“Estamos muy contentos por esta obra, y por las dos realizadas. Hemos trabajado muy bien con la Secretaría de Integración Socio Urbana, de forma eficiente y operativa. Estás obras van en sintonía para paliar el gran déficit en infraestructura en los clubes de la Liga. Falta muchísimo. Son más de 20 clubes en el Gran Santa Fe que no tienen infraestructura, y algunos tienen 10 o 15 años de vida, estamos llegando tarde como sociedad”, dice Mariano Montagna, otro referente de la Liga Infantil de los Barrios.

Estás obras fueron gestionadas desde la LIB en la Secretaría de Integración Socio Urbana de Nación que conduce Fernanda Miño, la primera secretaría villera de la Nación. Dicha Secretaría, entre otras cosas, se dedica a realizar obras de infraestructura en barrios populares relevados por el RENABAP, bajo el plexo jurídico de la Ley Nacional de Barrios Populares.

Manos a la obra

Desde la Liga Infantil de los Barrios se presentaron proyectos de equipamiento comunitario para clubes que están inscriptos en los barrios que fueron relevados por el RENABAP. De esta manera, el equipo de la SISU (Secretaría de Integración Socio Urbana) hizo los diferentes estudios técnicos y de factibilidad y una vez aprobados los proyectos se puso todo en marcha para la construcción de dos obras de envergadura en barrio Yapeyú para el Club Barca FC, que cuenta con salón de uso múltiple, baños, vestuarios, cocina, galerías, gradas, donde actualmente funcionan las prácticas de fútbol, una academia de baile, copa de leche y una extensión áulica para adultos que quieren terminar la escuela primaria.

Por otro lado, la obra en el Club Apache, de barrio Santa Marta, cuenta con galerías, salón de usos múltiples, baños, vestuarios, cocina y un tinglado con un playón para hacer fútbol de salón, básquet, vóley, entre otras actividades.

En el Club Apache funcionan las prácticas de fútbol, copa de leche, comedor comunitario, la unidad productiva Bloquera “Gigante de los Barrios”, talleres de oficio de serigrafía, entre otras actividades. La obra realizada permitirá poder abrir nuevas actividades de índole social para los vecinos y vecinas.

Vanesa Tapon, presidenta del Club Apache, habló con Pausa y contó su experiencia de pertenecer a un espacio que le da lugar al deporte social en el medio de un barrio con muchas carencias.

El gran valor de Vanesa pasa por la creación del club, “creamos El Apache junto a mi esposo y amigas de fútbol”. Y el motivo por el cual comenzaron con este proyecto lo explicó con una frase: “empezamos con Apache por una simple razón, para hacer un lugar social y recreativo donde se pueda garantizar el derecho al deporte”.

—¿Qué te motiva a seguir?

—Los chicos, la necesidad de que puedan estar contenidos en un espacio y tengan una opción mejor que la calle.

—¿Qué te dan los pibes y las pibas en el día a día?

—Vida y ganas de seguir peleando por ellos.

—¿Qué significa la obra que están realizando en el club?

—Todo, es una puerta a que puedan llegar más niños y poder brindar más derechos, no solo en lo deportivo, en muchos aspectos más.

—¿Son muchas las mujeres que colaboran en el club?

—Sí, muchas, y son unas guerreras. Lo hacen todas con la misma visión y amor que te contagia esta familia llamada Apache.

—¿Cuál es el sueño para el barrio y Apache?

—Sueño para el barrio muchas cosas, la primera es que no haya más hambre, quiero más derechos y justicia social para niños, jóvenes y adultos. Y para el Apache poder formar niños con muchas virtudes y derechos

Política de Estado

Desde la Liga Infantil de los Barrios reivindican las obras de la Secretaría de Integración Socio Urbana. Manifiestan que “es una gran política de estado que aborda de lleno el problema de la infraestructura de los barrios que nacieron en las periferias”. Giuliano Carnaghi, presidente de la entidad, le dijo a Pausa: “consideramos que el Estado Provincial de Santa Fe debería replicar el método utilizado por Nación y generar un fondo específico para infraestructura en los clubes más desprotegidos, que cumplen una tarea social impagable y que son la primera línea en el frente de batalla contra la violencia, los consumos de drogas y los males sociales. Que se les cobre a los casinos, a las bebidas azucaradas, bebidas alcohólicas y cigarrillos un impuesto para fomentar la creación y desarrollo de clubes. El deporte y los clubes son elementos subvalorados por la política como método de organización de la comunidad, principalmente en contextos de derechos vulnerados. Es ahí donde tenemos que hacer grandes esfuerzos para poner recursos”.

Historia de 10

La Liga Infantil de los Barrios es una organización social del Gran Santa Fe creada por clubes, escuelitas de fútbol y copas de leche de los barrios periféricos en el año 2013. Esta red de organizaciones nació con el objetivo de garantizar el derecho al deporte y la recreación de miles de niños y niñas que sus familias no podían sostener la cuota social de un club tradicional o, lo que es peor, en sus barrios no existía una oferta deportiva.

Con los años, estos nuevos clubes nacidos en las periferias incorporaron actividades de asistencia alimentaria, talleres culturales, de oficio, equipos de prevención y promoción de la salud, entre otras acciones que buscan dotar de herramientas en las trayectorias de vida de las infancias, adolescencias y juventudes; y transformar los barrios desde un dispositivo que convoque a la comunidad.

Todo lo que nace en la periferia y no cuenta con la planificación del Estatal nace con gran precariedad e informalidad. Siguiendo este argumento, los clubes de la LIB tienen en común como fenómeno social que nacieron recuperando terrenos abandonados para las infancias, es decir, armando el potrero o la cancha de fútbol once para realizar prácticas deportivas.

La cancha convocó a padres, madres y adultos para hacerse cargo de cientos de menores de edad bajo condiciones indignas, pero con mucho amor comenzaron a practicar deportes. No había salones para hacer reuniones o actividades y tampoco había baños. Hace un tiempo atrás relataba una integrante del Club Arroyito Seco: “más de una vez los niños tenían que orinar detrás de un árbol, algo que ya de por sí vulnera todos los derechos, pero más de una vez a alguna niña no les quedaba otra que orinar al intemperie o en lo de un vecino, o algún bañito precariamente armado, eso nos generaba una bronca tremenda, porque durante muchísimos años le reclamamos a los políticos y a los diferentes Estados una intervención en infraestructura para nuestros clubes, que cumplen una función social que no tiene medida. La solución nunca llegaba, el reclamo es muy justo y necesario, urgente, elemental, y los años pasan”.

Esa descripción muestra las condiciones en las que muchos niños y niñas hacen deporte en los barrios populares.

Desde la LIB se armaron una serie de proyectos productivos para paliar las necesidades cotidianas. En este sentido se ejecutó una unidad productiva de bloques de cemento. Esta bloquera tenía una doble lógica, que el grupo de trabajo pueda producir para la comercialización privada y generar fuentes de ingreso, y también producir bloques a un precio menor de lo que establece el mercado, con financiamiento para los clubes de la Liga. De esta manera se hicieron siete pequeños salones de 10 por 6 metros en diferentes clubes, que sirven para realizar la copa de leche y reuniones organizativas de los referentes y profesores.

Actualmente, la LIB está conformada por más de 30 clubes de los barrios populares que contienen a más de 6000 menores de edad. Todos pelean por el sueño de tener un club digno con infraestructura básica (salón de usos múltiples, vestuarios, cocina, galerías) para realizar las diferentes actividades e instancias de formación que son indispensables, según dicen ellos, “para construir el nuevo modelo de club social que necesitan los barrios populares en el siglo XXI. Clubes que se dedican a cuidar a las infancias, la adolescencias y juventudes. Que proponga un dispositivo de participación comunitaria para construir vínculos más sanos y justos”.

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