En Argentina entre el 12 y el 15% de las y los adolescentes padecen de anorexia o bulimia nerviosa. La comentarista Laura Di Marco utilizó su espacio en un medio de comunicación para hacer un diagnóstico ilegal y reproducir mensajes estigmatizantes respecto a esa enfermedad.

La Asociación Argentina de Salud Mental (AASM) señaló que "los temas de salud deben ser tratados por profesionales de la salud y no por comentadores o periodistas, que muchas veces lo hacen desde el odio, el amarillismo, el morbo y las opiniones desacertadas y malintencionadas que solo logran estigmatizar y violar los derechos de las personas con padecimiento mental y desinformar y confundir a la sociedad". El pronunciamiento responde a los dichos de Laura Di Marco acerca de Florencia Kirchner, quien afirmó —sin ningún aval médico para hacerlo— que la joven tiene "anorexia nerviosa".

El supuesto análisis médico sobre la joven se produjo en el marco de un supuesto análisis político sobre el kirchnerismo. Fue en el programa que conduce Viviana Canosa en LN+. En un país donde —según datos del Centro especializado en la prevención, investigación y tratamiento de bulimia, anorexia y sobrepeso (BACE)- entre el 12 y el 15% de las y los adolescentes padecen de anorexia o bulimia nerviosa y el 90% son mujeres, se utilizó un espacio de expresión pública para hacer afirmaciones estigmatizantes sobre una persona en relación a su cuerpo y su salud. Los dichos ya fueron denunciados ante en Ente Nacional de las Comunicaciones (Enacom). Al repudio se sumaron profesionales de la salud.

La AASM expresó que Di Marco no solo se dirigió en forma "ofensiva, violenta, inadecuada y desafortunada en relación al estado de salud de una persona", sino que realizó por televisión un diagnostico en forma "ilegal", describiendo  "con conceptos falsos, incoherentes y absurdos la supuesta causa de ese padecimiento, aseverando que la misma es producto de 'la falta de madre'".

Por su parte, el Colegio de Psicólogas y Psicólogos de Santa Fe de la Segunda Circunscripción advirtió que los dichos constituyen "violencia comunicacional". Y advirtió el daño que esas manifestaciones pueden producir en las personas que padecen trastornos alimenticios.