¿Qué sucede detrás de cada escrutinio?

En dos semanas habrá elecciones en Santa Fe y los resultados provisorios estarán disponibles esa misma noche gracias a la labor de 350 trabajadores del Estado. Cómo funciona el Sistema Provincial de Informática, que hoy lucha por actualizar su marco normativo.

El domingo 10 de septiembre se llevarán a cabo las elecciones generales en Santa Fe y los resultados del escrutinio provisorio estarán disponibles esa misma noche gracias a la labor de 350 trabajadores del Sistema Provincial de Informática, que hoy luchan por mejorar sus condiciones laborales y actualizar el marco normativo que regula su trabajo, que data de 1990.

El escrutinio provisorio, que permite que la ciudadanía pueda conocer los resultados de las elecciones unas pocas horas después de la votación, es un complejo proceso que involucra 58 máquinas virtuales de aplicaciones de producción y 27 de aplicaciones de testing/desarrollo/capacitación, 11 servidores de bases de datos, 170 puestos de carga, 60 puestos de verificación de telegramas, 35 puestos de mesa de contacto y soporte técnico a locales de transmisión y a 350 personas encargándose de que todo lo enumerado anteriormente funcione de manera correcta. Dos de esas 350 personas son Josefina Morais y Natalia Depetris, que dialogaron con Pausa para brindar más detalles sobre el Proyecto Escrutinio.

—Nosotras pertenecemos a la Secretaría de Tecnología en la Dirección Provincial de Gestión de Proyectos y Procesos y venimos trabajando hace años en el escrutinio provisorio de las elecciones provinciales, armando todo lo necesario para poder tener los resultados a la noche; el escrutinio definitivo, en cambio, ya está dentro del ámbito de la Secretaría Electoral.

—¿Hace cuántas elecciones vienen trabajando en los escrutinios?

—Empezamos en el 2011, cuando se creó nuestra dirección. En general comenzamos el trabajo un año antes, por lo menos. Hay que definir cuál va a ser la solución tecnológica que va a permitir que los resultados lleguen en poco tiempo a estar disponibles para ser cargados y publicados a la ciudadanía. A partir de eso se hacen todos los desarrollos de software -en caso de que sean necesarios-, las definiciones de tecnología de la infraestructura provincial, de las redes. Se hacen todas las previsiones necesarias para asegurar que todo se de dentro de un marco de seguridad. Una vez que todo esto está definido, se empieza con la logística, para pensar soluciones para que los elementos necesarios lleguen a los locales de votación y así poder llevar a cabo el operativo. Este proyecto tiene una característica que lo hace único, y es que tiene una fecha definida e inamovible. Y ahora la ley, además de dictar las fechas de las elecciones, establece también otras fechas. Una de ellas es la auditoría del software, que es el momento en el cual los partidos políticos pueden venir y ver una demostración de cuál va a ser el sistema y el circuito que se va a usar para la distribución de telegramas.

—¿Y cómo es el día de las elecciones?

—Comenzamos el trabajo desde las ocho de la mañana, empezando a recibir llamadas desde los locales de votación. Y el trabajo fuerte comienza un rato antes de las seis. Cuando empieza el recuento, se completan los telegramas y nos los empiezan a enviar para que podamos hacer la carga. Terminamos alrededor de las 4:30 de la madrugada con la publicación de la totalidad de los resultados. Este año en las primarias nuestro escrutinio provisorio tuvo un 98,7% de telegramas cargados. Ese 1,3% restante fueron telegramas que no llegaron o que llegaron con problemas y que no se pudieron cargar esa noche y fueron contabilizados luego en el escrutinio definitivo.

—Está bueno saber todos estos pormenores, porque ya nos hemos acostumbrado a tener los resultados de las elecciones esa misma noche, y en realidad es una locura, si uno se pone a pensar, tener resultados de una provincia entera en tan poco tiempo. 

—Sí, desde afuera no se ve, pero el personal del área de Desarrollo de la Secretaría desarrolla muchos sistemas de software, y todo se hace en plataformas de la provincia, no hay nada tercerizado. Cada elección se realizan mejoras en el software; en algunos procesos electorales se hacen cambios más grandes, como en 2021, año en que se cambió totalmente la metodología de cargas. Antes presentaban dos operadores de carga, uno dictaba y el otro cargaba. A partir de 2021 se realiza una doble carga ciega: un operador ve en pantalla la foto del telegrama y la carga, pero al mismo tiempo otro operador hace la misma carga (sin saber si es la primera o la segunda). Si los resultados son exactamente iguales, el telegrama se publica directamente a la web y cada ciudadano lo puede ver en ese mismo momento. Si hay diferencias entre esas dos cargas, se pasa a una línea de verificación con personal de la Secretaría Electoral; muchas veces hay números ilegibles, casilleros que no se completaron, etc.

—Decían que los sistemas que utilizan fueron desarrollados acá en Santa Fe, ¿cómo se llevaron a cabo esos procesos?

—Son todos sistemas desarrollados acá y que corren a través de la infraestructura de la provincia. El software de transmisión que va en el celular lo desarrolló la Universidad de Rosario (UNR), que también diseñó todas las cuestiones de seguridad en conjunto con el Área de Desarrollo. La UNR viene trabajando desde 2017 con la secretaría, algo que también hace la Universidad Tecnológica Nacional de Santa Fe (UTN), que realizó todo un seguimiento y una evaluación de las capacitaciones que nos ha servido como retroalimentación para mejorar en los años siguientes. También estuvimos trabajando a modo de prueba produciendo inteligencia artificial para la lectura de los telegramas con la UTN, eso no se implementó en esta elección, pero estamos revisando ese desarrollo para incorporarlo en próximas elecciones.

—¿Y todo esto se enmarca dentro del Sistema Provincial de Informática?

El Sistema Provincial de Informática (SPI) está formado por todos los empleados especializados en informática de la provincia. Somos alrededor de 600 trabajadores. Cada ministerio o dependencia grande tiene una sectorial de informática, y está la Secretaría de Tecnología que es el órgano rector. El SPI fue uno de los primeros que se creó en Latinoamérica, y se creó a través de un decreto que tiene más de 30 años y nunca se actualizó: imaginate que en informática 30 años es mucho. Por lo tanto, todo lo que dice este decreto que hacemos, no es exactamente lo que hacemos. Por eso estamos pidiendo una actualización. Además tenemos el gran problema de que, a partir de la pandemia y el auge del trabajo remoto, cualquier empresa de tecnología de cualquier lugar del mundo puede contratarte aún viviendo acá en Santa Fee, y es mucho más tentador trabajar para una empresa privada que seguir trabajando en el Estado con las condiciones actuales.

—¿Y cuál ha sido la respuesta, si es que han obtenido alguna, en relación a esta actualización que reclaman?

Están en tratativas, ha habido reuniones entre los gremios y el gobierno para tratar de ordenar esta situación y que en los papeles diga lo que realmente hacemos. Nosotros hablamos del escrutinio, pero todos los sistemas, por ejemplo los que usan los docentes, los que se utilizan para pagar impuestos, los del registro civil, las jubilaciones, todos son desarrollados por el SPI.

"Si lo que buscamos es soberanía tecnológica, el Estado debe repensar el paradigma"

Actualmente, los trabajadores del Sistema Provincial de Informática están en estado de alerta, ya que arrastran un reclamo de hace varios años por un nuevo escalafón que permita redefinir la carrera informática en el marco del Estado provincial. El contexto es complejo, debido a que el surgimiento del teletrabajo provoca que el sector privado -en muchos casos, extranjero- atraiga a cada vez más informáticos formados en las universidades públicas.

Matías Garelli es ingeniero en sistemas, trabaja hace 13 años en la Sectorial de Informática del Ministerio de Educación y hace un año está a cargo de una de las áreas de Desarrollo del área. Además, desde 2019 forma parte del Consejo Directivo de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). En diálogo con Pausa, ahondó en las principales demandas que viene sosteniendo el personal del SPI.

—¿Cómo funciona el SPI?

El SPI abarca a toda la provincia y da soporte a los 13 ministerios que existen. Cada ministerio tiene una o más sectoriales informáticas donde se hacen sistemas e infraestructura. Y después está nuestro órgano rector, que es la Secretaría de Tecnología,
que hace algunos desarrollos propios y define las políticas informáticas. Por ejemplo, el Ministerio de Educación no puede hacer lo que quiera informáticamente, no puede usar los lenguajes de programación que quiera, tiene que atarse a estándares que define la Secretaría de Tecnología. Nuestro sistema no se aloja en una máquina en el Ministerio de Educación; está guardado, hosteado, en servidores de aplicaciones y de base de datos que existen tanto en la Secretaría de Tecnología como en un data center central. Es decir que la Secretaría de Tecnología, además del servicio de la comunidad, también nos tiene como clientes a todas las sectoriales de los ministerios, que le pedimos aplicaciones, infraestructuras, bases de datos, de redes y demás.

—¿Cuántas personas conforman el SPI?

620 personas aproximadamente.

—¿Y cuál es la situación que están atravesando actualmente? ¿Qué reclamos están llevando adelante?

Por la situación macroeconómica de los últimos años el mercado privado se ha vuelto muy competitivo, y de hecho diría que es un competidor hostil, por las condiciones salariales o de equipamiento que puede ofrecer. En este contexto, venimos trabajando hace mucho tiempo, con un proyecto de 2007 que retomamos en 2016, en el nuevo escalafón SPI, un escalafón que permita redefinir la carrera informática de acuerdo a algunas perspectivas modernizadas. A nosotros nos rige un decreto normativo de 1990, imaginate que en ese año no había ni una computadora por casa, ni siquiera Internet, era otro paradigma tecnológico. Es algo que no solamente necesitan los procesos políticos; necesitamos un sistema informático para Billetera Santa Fe, para el Boleto Educativo Gratuito, para las libretas de los alumnos. El Estado debe repensar ese paradigma buscando la soberanía tecnológica; en ese sentido, quienes formamos parte del Estado no pretendemos ser neutrales, sino que creemos que el Estado tiene que ser quien administre su información y la ponga a resguardo. Tenemos que dar algunas transformaciones para llevarlo a cabo. Hay que tener una visión de política informática, de acá a 20 años.

"Nos rige un decreto de 1990, imaginate que en ese año no había ni siquiera internet"

—Se trata de un rubro en el que la competición de las empresas privadas es muy fuerte; me imagino que debe haber un drenaje de gente, y eso es un capital humano que el Estado se pierde.

Sí, no es gratis, porque formar a una persona en tecnología tiene un costo grande, y lo que nos está pasando es que la formamos nosotros, hacen unos años de entrenamiento con tecnología de punta y luego una vez que hacen el aprendizaje dicen "bueno, listo, ahora me voy a hacer carrera a otro lado". No revisar ese paradigma sería no solamente conspirar contra los trabajadores y trabajadoras, sino también contra el mismo Estado.

—¿Qué medidas de fuerza han venido llevando adelante hasta el momento?

A partir de una comisión que funcionó hasta el año pasado y ante un trabajo técnico que no había tenido respuestas se empezó primero con presencia en los lugares de trabajo, cartelerías, luego ya asambleas en la Secretaría de Tecnología, en Casa de Gobierno, en el mismo sindicato. Luego tuvimos una jornada de paro, fuimos convocados a la parte técnica y entramos en una etapa de negociación entre propuesta y contrapropuesta para intentar llegar a un resultado que sabíamos que no iba a ser el que pretendíamos originalmente, pero sí aspirábamos a que contenga una propuesta jerarquizadora, y por otro, que lo que no pueda contener quede plasmado para un trabajo futuro. Ayer se logró un acuerdo en materia económica, pero el resto de los puntos no se tomaron, así que seguiremos discutiendo todo lo que nos falta hasta lograr el escalafón, tanto con esta gestión como con la siguiente.

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