¿No era que la habían super coucheado a Patricia?

Patricia Bullrich fue uno de los puntos más bajos del debate. En lo formal, trastabilló, se pasó de tiempos, fue retada por los conductores y tratada de ignorante por más de un adversario. Hasta le tiró un centro a Sergio Massa. En el contenido, no dejó ninguna propuesta clara, excepto que va a reprimir.

“Por eso, ustedes han inventado y siguen con la inflación. Yo vengo a eliminar la inflación. Crecer y exportar es lo que te beneficia si no tenés inflación (sic). Tenes menos posibilidades de cerrar empresas, tenés más posibilidades de generar empleo, de lograr un país competitivo, de que cada uno de los sectores de la producción avance. Cuando no hay inflación comprás sin sorpresas. Podés comprar una casa. Sin inflación no la comprás (sic). Es así de simple y duro. Por eso nosotros queremos terminar con la incertidumbre de la inflación. Tenemos un trabajo claro. Vamos a terminar con la inflación”.

Era sabido que Patricia Bullrich tenía dificultades para hablar de economía. El primer debate presidencial expuso esos defectos, y otros, con crudeza, tartamudeos y trabas de dicción.

Se suponía que la habían coucheado duro, que había ensayado por días, que había estudiado. Que José Luis Espert había simulado ser Javier Milei, Laura Alonso había intentado ser Myriam Bregman y Hernán Lombardi había ocupado el lugar de Sergio Massa. Los resultados no se vieron.

En su primera intervención, en su presentación, se pasó y los conductores la cortaron. Su tema central fue bardear. Bardear la protesta social, bardear al kirchnerismo. Es una estrategia. Pero quedó demasiado expuesta, porque al menos tres candidatos si plantearon claramente propuestas y medidas concretas. El contenido de los dichos de Bullrich se redujo a su cierre: “Hace 20 años que damos la batalla contra el kirchnerismo, que tanto dolor de trajo. Hoy estamos en la batalla final”. ¿Qué tipo de promesa es esa para ganar una elección?

Vapuleada en economía

Quizás por un mal asesoramiento, Bullrich se patinó las réplicas demasiado rápido y quedó sin capacidad de responder a los ataques alrededor del tema. Schiaretti la trató de ambacéntrica y le recordó el aumento de inflación del 29% al 35% con el macrismo. Milei directamente le dijo chantas a sus economistas y que no explicó qué iba a hacer en concreto (reiteró después en la tanda de preguntas sobre lo mismo). Massa le enrostró cómo le quitó el 13% a los jubilados y la chicaneó con Melconian.

No pudo contraatacar a nadie, después de haberse gastado sus dos minutos apenas en ponerlo a Carlos Melconian adelante y decir que con ella las cosas se van a ordernar porque "tiene lo que hay que tener".

¿Qué hace, señora?

Aparte de las situaciones en las que trastabilló, hubo dos tramos donde la estrategia fue incomprensible.

En el bloque sobre Derechos Humanos divagó de forma manifiestamente imprecisa sobre la dictadura y su participación en Montoneros, sin mencionar nada por su nombre. Se comparó con Nelson Mandela y Pepe Mujica, un ditirambo ineficaz. Después, en un giro sin articulación alguna, se metió a justificar dentro de la temática “Derechos Humanos” la represión de la protesta social. Está claro que le apuntó a la familia militar y policial, que se vio apapachada con su reivindicación del asesinato de Santiago Maldonado. ¿Para qué entonces todo ese divague previo sobre los 70?

Después, la pregunta más importante, la pregunta directa a Massa… Pareció una pregunta de Luis Majul, cuando está cariñosito. “Lo que hacés es totalmente distinto a lo que decís. ¿Mejor que decir es hacer?” Massa le respondió “Sí” y después le tiró las medidas recientes del gobierno una por una.

Acierto mínimo en educación

Más allá de que otra vez se puso en gendarme represor en el tema (“Mamás y papás, conmigo la historia de los paros se termina y el adoctrinamiento se termina”), Patricia Bullrich defendió la educación pública y le hizo preguntas y señalamientos incisivos a Javier Milei. Fue quien más lo dejó en evidencia con la paparruchada de los vouchers y cómo afectan el derecho a la educación de quienes viven en comunidades más alejadas.

Al momento de su intervención, se dedicó a repetir "Sarmiento". Muy útil en el voto que gozó del normalismo, la amplia franja de más de 75 años.

En siete días, otra oportunidad

El equipo de Bullrich tendrá su oportunidad de repuntar el domingo que viene, cuando afronte como temas Trabajo y Producción (otro punto árido), Desarrollo humano, vivienda y protección del ambiente (igual de árido) y su punto de comodidad: Seguridad.

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