Científicos de UNL y Conicet están desarrollando una herramienta para diagnosticar la tuberculosis

Un equipo de científicos de UNL y Conicet trabajan para lograr una metodología molecular que optimice la detección de tuberculosis en la Argentina, un padecimiento con más de 12 mil casos y 700 muertes en nuestro país, en sólo un año.

Un equipo de especialistas de UNL y Conicet trabaja en el desarrollo de un método de detección molecular que permita optimizar el diagnóstico de la tuberculosis. El proyecto nace de una demanda formulada al CONICET Santa Fe por parte del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias “Emilio Coni” (INER), perteneciente a la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud (ANLIS). Carlos Piña, director del CCT Santa Fe, y Juan Carlos Bossio, director del INER, abordaron el desafío, a partir de lo cual se conformó un equipo científico específico para poder desarrollar un sistema de diagnóstico molecular de tuberculosis basado en los métodos y dispositivos establecidos por la OMS. Consecuentemente, el grupo de investigadores diseñó un programa de trabajo con etapas orientadas a alcanzar crecientes niveles de madurez tecnológica, que a su vez permitan lograr productos utilizables en cada etapa.

El proyecto está a cargo de los investigadores Claudio Berli, del Instituto Tecnológico de Desarrollo para la Industria Química (INTEC, CONICET-UNL), Horacio Rodríguez, del Instituto de Salud y Ambiente del Litoral (ISAL, CONICET-UNL) y Guillermo García Effron, de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

El desarrollo e implementación de respuestas actualizadas y sostenibles para mejorar el acceso al diagnóstico de tuberculosis es un desafío de interés público para la Argentina, ya que se trata de una enfermedad que sigue causando muertes a nivel mundial y nacional. De acuerdo con cifras de Ministerio de Salud de la Nación, durante 2021 en Argentina se registraron más de 12 mil casos de tuberculosis y 734  muertes por esta patología, lo que se ha agravado a partir de la pandemia de COVID19.

En qué consiste el proyecto

Respecto al proyecto, Berli explica que “el programa de trabajo se enmarca en un Convenio específico firmado en 2023 entre las máximas autoridades, tanto del CONICET como del ANLIS, culminando ya la primera etapa que permitió el diseño y puesta a punto de las reacciones necesarias para realizar la detección molecular de tuberculosis –el ADN del bacilo–, a través de un método más simple y moderno que el PCR –llamado LAMP–, que permite la lectura colorimétrica de resultados a ojo desnudo. La prueba de concepto fue realizada en algunas muestras clínicas identificadas como positivas y negativas con otros métodos de referencia, y se estudió también la sensibilidad del método”.

Recientemente, acaba de concluir la segunda etapa, en la que se logró aplicar la metodología a muestras clínicas reales, realizando un control a doble ciego que permitió procesar más de 60 muestras de hospitales de Santa Fe y CABA; aplicando un estudio analítico observacional que permitió contrastar las determinaciones con los resultados obtenidos por los profesionales de salud con los métodos de referencia de esos laboratorios (baciloscopía, cultivo y GeneXpert).

El resultado global resultó muy positivo, ya que la técnica molecular desarrollada mostró un excelente acuerdo con los métodos de referencia, resultando además ser 200 veces más sensible que la prueba de microscopia, considerada como la máxima referencia en el diagnóstico de tuberculosis. Un factor importante a tener en cuenta es la reducción de los plazos, ya que todo el proceso de análisis, propio de los métodos clásicos, demanda varios días para reportar el resultado final, dada la necesidad de aplicar rigurosamente los protocolos de higiene y seguridad propios del proceso de transporte y manipulación de las muestras.

Estado actual y próximo paso

De acuerdo con Berli, este kit podría utilizarse en laboratorios de mediana complejidad, con instrumentos ya existentes o de muy bajo costo y con operadores mínimamente entrenados en técnicas de laboratorio. Por esto, la tercera etapa consistirá en evaluar la realización del ensayo fuera del laboratorio de investigación, y hacerlo por parte de diferentes operadores técnicos del sistema de salud. Los especialistas estiman que la superación de esta etapa significará un verdadero salto de madurez del desarrollo, dado que la tecnología quedará prácticamente lista para ser trasferida y para poder iniciar entonces las validaciones por parte de las autoridades regulatorias.

El trabajo hasta aquí desarrollado ha sido gracias al financiamiento de la ANLIS “Carlos G. Malbrán” y a la utilización de las herramientas que proveen los servicios tecnológicos altamente especializados del CONICET y la UNL. En este sentido, se está encarando la preparación de un Convenio específico entre el ANLIS, la UNL y el CONICET, para regular los aspectos referidos a propiedad intelectual, confidencialidad y participación de las partes en las etapas siguientes.

Una de las próximas etapas del desarrollo, se abocará a acoplar el sistema de diagnóstico con la telefonía móvil, de manera de alcanzar dos objetivos importantes: utilizar las facilidades de los dispositivos portables como sistemas de lectura y adquisición de datos, por una parte, e incluir una aplicación móvil con funciones para guiar el desarrollo de los ensayos, gestionar información en tiempo real, transferir resultados y facilitar el seguimiento, por la otra.

“El desarrollo completo presupone una herramienta moderna e integral, la cual puede aportar enormes ventajas para llevar a cabo las acciones necesarias para mitigar un flagelo milenario, que tristemente persiste y recrudece la sociedad actual”, concluye Berli.

Cómo se diagnostica ahora

El diagnóstico de tuberculosis se ha basado históricamente en la detección del bacilo de Koch con microscopios o bien cultivando el microorganismo a partir de medios bacteriológicos, pero con escasos avances tecnológicos durante 125 años. Más recientemente, se han logrado métodos de PCR con mayor sensibilidad de diagnóstico y en tiempos menores de los que demandaban las técnicas clásicas.

En Argentina se están incorporando métodos modernos de diagnóstico, como el GeneXpert –recomendado actualmente por la Organización Mundial de la Salud–, pero son técnicas con escasa distribución en el país, tanto por sus elevados costos como por depender de la provisión continua de los insumos necesarios.

Berli explica que “en este contexto resulta imperioso el desarrollo de tecnologías similares pero a nivel local, de manera de asegurar un diagnóstico descentralizado a partir de sistemas aptos para centros de muy baja complejidad y que estén accesibles en todo el territorio”. Justamente es en ese sentido que la Organización Mundial de la Salud recomienda dispositivos que se puedan utilizar lo más cerca posible del paciente, reduciendo lo más posible la logística y las demoras propias del traslado de las muestras a centros especializados.

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