Por Favor presentó en la Asociación Cultural El Puente su último disco, “Lo que hicimos de los días”. Energía, amistad y sensibilidad son los pilares que marcan la emergencia de una nueva escena musical independiente en Santa Fe.
Por Victoria Gómez Walter.
La vieja estación de trenes bautizada como el gran cineasta santafesino. Un lugar adecuadamente apodado como “El Puente”. Un espacio de reuniones, “El Nogal”, que como el árbol, también da frutos. Una biblioteca popular que lleva el nombre del líder revolucionario “La Moreno”, que igual de aguerrida e irreverente, abre sus puertas y ofrece su escenario, incluso los lunes, para que los trabajadores gastronómicos tengan el changüí del que el fin de semana laboral los privó en un festival con música, comida y coctelería.
Bandas de géneros variopintos. Algunas de ellas apenas alcanzan los mil seguidores en Instagram. Bandas con elegantes nombres en inglés integradas mayormente por mujeres. Bandas con nombres de pila, con nombres de bebidas alcohólicas y de estaciones del año. Y hasta bandas con nombres que piden ayuda: Por Favor.
La unión entre estos espacios culturales y estos grupos da lugar a la escena under. “Under” como abreviatura del anglicismo “underground” que en una traducción literal es “subterráneo” y hace referencia a la cultura alternativa. Cultura subterránea en una ciudad que, en palabras de propios y ajenos, es un pozo.
El fenómeno del under en Argentina tiene larga data. Sin embargo, en los últimos cinco años se ha generado un movimiento conocido como “la escena post-pandemia” en algunos centros urbanos del país: Gran Buenos Aires, La Plata, Córdoba, Mar del Plata y, por supuesto, Santa Fe. Esta nueva camada de bandas está caracterizada por juventudes que, en un contexto sociocultural complejo, crean, reinterpretan y le otorgan su propia impronta a géneros como el post-punk, el garage rock, el noise rock, entre otros.
La escena del under santafesino es algo oculto y a la vista. Habita esa contradicción. A la vista, por la invitación a sus encuentros a través de las redes sociales, o con la vieja pero vigente forma de cartelear la ciudad con afiches creativos en algunos puntos estratégicos: la peatonal, las plazas, las pizarras de las facultades. Y oculto, porque sus feligreses son los mismos cincuenta, cien, doscientos aficionados que se aglutinan en los mismos antros para estas comuniones de rock, punk y cerveza barata.

En las sombras el ruido aún vive
La supervivencia de este fenómeno es un largo derrotero de difusión, beneficios y camaradería. Se trata de una supervivencia porque, a pesar de no ser masivos y contar con precios de entradas ínfimos —que no le hacen justicia a sus shows—, perdura el espíritu de reunión y goce que reivindica la autogestión en un contexto económico difícil.
La suma de todas estas partes dio lugar a festivales como Cementerio Indy, que tuvo lugar por primera vez en junio de 2024 y ya lleva cinco ediciones. La temática que recorre la divulgación y decoración del festival juega con la muerte o, mejor dicho, con la no-vida. Un juego que permite a los asistentes dejar morir, en esas noches, las cargas, los pesares, el agobio de la rutina.
Cementerio Indy es, además, una puerta de entrada para que bandas de la escena independiente de otras ciudades tengan un nexo con Santa Fe y sus escenarios. Predomina ese elemento que atraviesa todos estos encuentros: la amistad.
Lo que hicimos de los días
El pasado 12 de julio tuvo lugar la quinta edición de Cementerio Indy. Tres grandes propuestas nos convocaron en esta ocasión a la Asociación Cultural El Puente. Los resabios de la lluvia de ese día hicieron de la noche húmeda una experiencia auténticamente santafesina.
Atravesamos la puerta en medio de la decoración: calaveras, tumbas, telas blancas que remiten a las ánimas. Hay algo en la oscuridad de la noche y el invierno que también se conjuga con la temática.
Sarrasine, la banda de shoegaze santafesino, ya estaba en el escenario. Fueron los encargados de la apertura de la noche, para sumergirnos en un viaje etéreo y melancólico. Sus sonidos espesos pero atrapantes mantuvieron al público subyugado. Sarrasine: ruido y melodía.

Después de un breve intervalo en el que todos aprovechamos para hacernos de alguna bebida y comida, o de fumar y conversar en el patio trasero de El Puente, recibimos el segundo llamado. La banda del Nota, liderada por Nazareno, un trovador del conurbano, con canciones que interpelan hasta al más incrédulo. Digo trovador porque el Nota es un músico con conciencia social. Y del conurbano, sí, porque se encargó de dejar en claro que no son “porteños engreídos” sino pibes de La Matanza. El Nota, arengado y celebrado durante su show, es probablemente uno de los artistas con mayor sensibilidad para poner de manifiesto las injusticias y dolores a los que la juventud es contemporánea.
El último show de la noche. Por Favor, la banda de midwest emo y hardcore moderno santafesina nos congregó para la presentación de su segundo disco de estudio: “Lo que hicimos de los días”.
Para un grupo que tiene menos de un año y ya dos discos en su haber, no es sorprendente la afinidad que lograron rápidamente con quienes los escuchan. Por Favor es algo nuevo para la escena local y Argentina pero no por eso carece de experiencia. Sus seis integrantes han tenido o tienen otros proyectos musicales en simultáneo. Por favor nació fuerte y consolidado.
Por Favor abre el escenario con una potencia arrasadora. Escuchamos por primera vez las nuevas canciones, que tienen como eje transversal los dolores y los milagros de la cotidianidad: el desamor, la ansiedad, la ausencia, la amistad, la esperanza férrea en que todo va a estar bien. Entre canción y canción, Juan, el vocalista de la banda, además de bailar envuelto en un frenesí, da mensajes de cariño y agradecimiento. Hay también entre ellos una complicidad que muestra el resultado de un largo trabajo en equipo. En la sucesión del cancionero ya identificamos aquellas que son más familiares. El público las conoce y acompaña con cantos, gritos, cuerpos que vuelan y desafían a la gravedad y saltos en los arrebatos del pogo.
Llega el turno de la última canción de la presentación, nombrada como el ídolo teen de los noventa y el actor consagrado de la actualidad, “Leonardo DiCaprio”. En su letra, la frase “acércate un poco más que te muestro mis manos” guarda una simpleza y belleza inconmensurables. El gesto de mostrar las manos como la representación más genuina de entrega.
Son estas bandas jóvenes de la escena local y nacional las que les demuestran a los boomers, puristas y fatalistas -que tienen como pasatiempo anunciar la muerte de la música una y otra vez-, que la música está más viva que nunca, que aún tienen mucho para decir y que son capaces de reflejar, en sus canciones, las transformaciones de nuestro tiempo.









