Locomotora Oliveras, por Leandro Aloatti.

En la escuela le negaron llevar la bandera porque su ropa no era “presentable”. Le decían “la bolsera”, porque “cosía y enganchaba bolsas en el campo, manejaba tractores y a veces volvía a la escuela llena de tierra. No me dejaban reunir con las chicas porque ellas iban de punta en blanco. No es que iba sucia, yo venía de trabajar y me iba de alpargata, era la única de alpargata en toda la escuela”.

Tuvo su primer hijo siendo adolescente. Su pareja la golpeaba. Para defenderse, empezó a entrenar. Aprendió a pegar, nunca paró y los títulos fueron llegando uno tras otro. Para 2010, fue apadrinada por el legendario Amílcar Brusa.

Hace 47 años, Alejandra “Locomotora” Oliveras nació en Jujuy. Vivió en Córdoba, en Junín –Buenos Aires– y en los últimos 15 años se afincó en nuestra región, pasando sus últimos tiempos en Santo Tomé. Fue seis veces campeona del mundo. “Mis títulos mundiales no salieron en la tapa de ningún diario. ¿Y por qué? Por ser mujer. Si fuera un hombre, saldría en todas las tapas y noticieros. Si fuese hombre sería millonaria, multimillonaria. Tengo seis títulos mundiales, uno más que Mayweather y en los mismos pesos que él”.

“Yo de chica pasé frío, hambre, discriminación en la escuela porque llegaba con mi ropa sucia de trabajar en el campo. Pero eso no importa si vos te convencés de que ser pobre no es ser menos que nadie y de que es posible ser quien vos quieras ser”, contó en su documental “Locomotora”.

La actividad política y las redes sociales ocuparon parte de su tiempo en los últimos años, pero nunca dejó de correr, de ir al gimnasio, de incentivar el boxeo en la pibada.

En 2019, protagonizó la marcha del Ni Una Menos local, con un memorable discurso:

“Desde hace cinco años estamos todas las mujeres y los hombres no machistas gritando para que no nos maten y no nos violen. Por los feminicidios y travesticidios también, por supuesto que sí. Libres nos queremos, vivas nos queremos y fuertes nos queremos. Si vos te fortaleces, si vos te querés, si vos te cuidas no vas a permitir que te lastimen, no vas a permitir que te falten el respeto, no vas a permitir que te pisen los derechos. Tenemos que fortalecernos y unirnos, mujeres. Yo también sufrí la violencia y en el boxeo, en el deporte que yo elegí, donde tengo seis títulos mundiales, que no los tiene nadie, en el mundo, nadie. ¡Seis, seis! A nosotras también nos utilizan como objetos sexuales, nos dan apenas el resto del dinero que quieren o nos tiran unos pocos pesos. El hombre, por ser hombre, gana millones de dólares con un solo cinturón. Y nosotras, las campeonas del mundo, nos pagan monedas, migajas, lo que ellos quieren y nos prostituyen también. Entonces, tenemos que decir no, no, ¡basta! Somos seres humanos, somos personas. Respeten nuestros derechos y, si no, se los vamos a hacer respetar a la fuerza, porque tenemos fuerza también”.

El boxeo está rodeado de predadores que toman provecho de la popularidad de las y los campeones. Quizás Alejandra no pudo zafar de esa regla. Falleció como consecuencia de un accidente cerebrovascular, ocurrido un día antes de que asistiera a tomar juramento como convencional constituyente de la provincia.

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