Charlas sobre sexo, la popularización del “coger a pelo” y una queja sobre un sistema de salud que sigue pensando el placer desde una perspectiva reproductiva. Spoiler: esto no es una clase de Educación Sexual Integral.

Algo espantosamente desesperante se esconde detrás de la puerta blanca de madera, igual de sofocante que los foquitos led redondos del techo que hacen sombras en el suelo y le suman a los pacientes al menos diez años más de edad. La penumbra araña los asientos negros de plástico. Detrás de un panel de vidrio, las caras largas y arrugadas de las secretarias son estranguladas por un ambo azul. Charlan entre ellas y se pasan un mate con la bombilla pegoteada de labial y galletitas de agua.

Una cabeza colorada sale desde dentro del consultorio. Lentes en punta, pantalón de vestir, cejas oscuras y chaquetilla blanca. Por una milésima de segundo, la voz aguda de la médica quiebra el ambiente oscuro de la sala de espera. Una chica se levanta, se aferra con fuerza a una carpetita de papel con la esperanza de que los 40 minutos de espera, los doscientos bonos y los $12.000 que entregó a las señoras estranguladas valgan la pena. La puerta se cierra detrás de ella.

¿Usas protección? —las preguntas de rutina son un ping pong dentro del cuarto desbordado de medicamentos.

No. Actualmente estoy con una persona con vulva.

Hay un silencio breve, una mirada corta que es seguida del sonido de la lapicera rallando el papel.

—Ah, bueno. No pasa nada, vos haceme acordar que yo soy media colgada. Riesgo de embarazos no hay entonces —dice la señora y ríe, buscando complicidad en la paciente.

Los siguientes minutos, la doctora continúa recolectando datos relevantes: síntomas, enfermedades de base e ingesta de medicamentos. De repente, una afirmación atraviesa la habitación y enfría a la chica petrificada en el borde de la silla.

—Vamos a hacer un estudio para descartar que tus síntomas no corresponden a Clamidia o Micoplasma. Dos infecciones de transmisión sexual. Vos despreocupate, en caso de que sea positivo, son tratables con medicación.

La garganta de la piba se contrae, se escucha como la saliva pasa por la faringe con pesadez. En el estómago se asienta una sensación ácida. De los labios de la médica cuelga una sonrisa despreocupada, mientras anota con letra fiera algo que solo un bioquímico podrá descifrar. “Estos estudios suelen demorar unos 20 días, cuando los tengas volvés”. No hay una palmadita en la espalda, ni un saludo cariñoso.

Un sustituto

—¿Cuántas chances creen que hay de que tenga una ITS?

Como de costumbre, la tarde de churros y mate se transforma en un consultorio no oficial para problemas que parecen irremediables.

—Yo creo que probablemente ninguna. Pero ustedes no usan protección y se conocen hace relativamente poco así que …—hay algo de crítica en la mirada que continúa la frase.

—Sí, ya sé. Pero ponete vos a cortar un forro y mantenerlo en su lugar durante todo el acto sin que te de una tendinitis. Es imposible —dice en referencia a la única forma actual que tienen las personas con vulva en Argentina para  tener relaciones sexuales seguras: la confección de un campo de látex casero a partir de un preservativo peneano—. Los pakis la tienen mucho más fácil y aún así eligen coger a pelo.

—No te creas, —el único varón bisexual presente interrumpe para dar su opinión— hace unos años fui a Córdoba a visitar un amigo. Se había puesto de moda coger sin preservativo entre los gays. Ahora lo hace todo el mundo ¿no viste que aumentaron un montón los casos de enfermedades de transmisión sexual? ¿Vivís en un tupper vos?

Los ojos de la preocupada se salen de órbita, se rasca la nuca con impaciencia. Siente el calor subiéndole desde el pecho hasta la cabeza de golpe. Ante la evidente incomodidad de su amiga, otra de las presentes retoma el eje de la conversación intentando crear un espacio seguro.

—Yo te entiendo amiga. Algún sustito me llevé cuando mi ex me hacía cornuda. Entrás en un espiral paranoico uniendo datos, contemplando antecedentes y analizando posibles situaciones. Vos quedate tranquila y espera los resultados, sabés que no hay mucho más que puedas hacer ahora.

La piba se toma el mate con bronca. Hay algo de enojo y de no querer dar el brazo a torcer. Como si tener un mínimo punto fuera suficiente para sostener su discurso. Hay un efecto de verdad en lo que dice: en nuestro país no se comercializan campos de látex y realizarlo con un preservativo, algo considerablemente más pequeño, puede generar incomodidad, implicar riesgo de ruptura y la manipulación del material puede llegar a ser poco salubre. Sin embargo, el descuido no tiene excusa que valga y la espera de resultados de un testeo, puede parecer eterna.

preservativo sexo a pelo

En el sexo también: lo que no se nombra no existe

Las infecciones de transmisión sexual son, para los jóvenes, una sombra oscura dentro de su realidad. Una noción borrosa de un peligro posible que no se materializa hasta el momento mismo en que el susto adquiere realidad.

Las voces de los jóvenes expresan un interés incipiente, casi embrionario, por conocer los riesgos que el no uso de métodos de barrera puede ocasionar. Juliana tiene 21 años, es estudiante y afirma: “Sé muy poco, prácticamente nada sobre enfermedades de transmisión sexual. A esta edad me parece un poco de boluda no saber. Nunca me formé por mi parte y en la escuela secundaria no tuve ESI. Ni siquiera sé si hay controles específicos sobre ITS, pero me hago el PAP todos los años”.

Esta es una idea muy extendida entre los jóvenes consultados. Creen que “algo saben” pero no lo suficiente como para cuidar su propio cuerpo. Los testimonios recolectados de personas que mantienen relaciones sexuales con pene portantes adhieren en que la utilización de preservativo es el método estrella. Por su parte, las mujeres cisgenero identifican el condón como un método de protección factible y casi sustituible a la píldora anticonceptiva.

En 2024, el Boletín Epidemiológico Nacional publicado por el Ministerio de Salud estableció que entre 2018 y 2023 los casos de sífilis aumentaron un 42%. Según el informe, las tasas más elevadas se presentan en la población de 20 a 29 años. Además, especialistas de la salud de Santa Fe, aseguraron que en la práctica las ITS que más se detectan son Tricomoniasis, Virus del Papiloma Humano (VPH), Clamidia, Gonorrea y Herpes genital. En este punto, parece relevante preguntarse qué conexión hay entre las prácticas y opiniones de los jóvenes, y la realidad que ven los médicos en los consultorios.

Federico Bordón es especialista en medicina general y familiar, sexólogo clínico y educativo, docente universitario de posgrado en salud sexual e integrante de Clínica MUSA. Respecto a la problemática, asegura que “la disminución del uso del preservativo, una menor percepción del riesgo, y fallas en el sistema de salud para la detección precoz y la toma de decisiones rápidas para frenar la cadena de transmisión”, son factores importantes para comprender cómo se propagan las infecciones.

Por su parte, la médica generalista y de familia del Centro de Salud Gutiérrez Este, Isabela Zanon, reforzó la idea de que hay poca adhesión al uso de preservativo debido a la reproducción de mitos en torno al profiláctico.

Santiago es un varón gay de 21 años y asegura que “en las ciudades grandes como Buenos Aires, muchos chicos toman PreP (Profilaxis Pre-Exposición) como método contra el VIH, y con esta excusa no usan protección”.

En diálogo con Pausa, el sexólogo Bordón reafirmó esta idea y agregó: “Muchas personas no usan preservativo en relaciones sexuales consideradas de confianza, o con parejas ocasionales en las que no se percibe un riesgo. También hay un uso muy bajo de barreras en otras prácticas sexuales como el sexo oral, el frot (frotar penes), tribadismo (frotar vulvas) o el frotagge (frotar pene y vulva), donde persiste el mito de que no hay riesgo”.

Esto confirma la noción de que los abordajes en torno a la salud sexual, tanto en las consultas médicas como en los espacios de educación, se realizan desde un enfoque centrado en relaciones cis heterosexuales, siendo especialmente poco abordado el sexo entre personas con vulva, quienes no solo se enfrentan con la ausencia de un método accesible y seguro para cuidarse, sino que suelen sentir vergüenza, miedo y atravesar momentos incómodos. “Rara vez se habla de barreras de látex, guantes o campos bucales. Esto claramente limita el acceso real a métodos de prevención. Sabemos que lo que no se nombra, no existe, y si no existe para el sistema de salud, entonces no hay políticas, insumos ni prácticas clínicas que lo consideren. Lo que no se hace visible, no se garantiza”, explica Bordón.

A pelo ni con Pedro Pascal, ni con el Dillom

El departamento está sumido en el caos. Banderines violetas, anaranjados y blancos. Recortes de cartón, pinceles endurecidos por plasticola blanca y unas letras brillosas son pacientemente recortadas. “Soy Técnica en…” se lee en un cartel a medio terminar. Unas manos se mueven ágilmente trenzando dos tiras de papel crepé. Primero una y luego la otra. Cuando quedan solo unos centímetros de banda, el pegamento en barra cierra la guirnalda. “¿Así?”, una chica extiende la cinta hacia su amiga. La piba a su lado asiente y sigue luchando contra el papel con purpurina.

A pelo, a pelo, a pelo, a pelo
Si cogés con forro, no la estás cogiendo, no cuenta el polvo si no es a pelo
A pelo, a pelo, a pelo, a pelo

La música sale enlatada desde los parlantes de un celular.

—¿Qué carajo es esa canción?

—Son los Tussiwarriors, un asco el tema. Ya lo cambio.

—Es increíble como no hay ningún tipo de sonrojo para decir que cogés sin forro. El otro día mi novio estaba en un cumpleaños y una chica empezó a contar que ella estaba soltera y garchaba a pelo con gente que no conocía porque “estaba más bueno” — dice mientras lucha contra el papel arrugadizo.

—¿A pelopincho? —una de las chicas agrega entre risas.

—Bueno sí, que querés, si está todo Twitter haciendo chistes tipo: “A pelapapa con Pedro Pascal”.

Una mirada seguida de una risa cómplice deja la conversación en suspenso. La música cambia a algún otro tema de reggaeton que permite pasar la noche de manualidades de manera distendida.

Más que una canción o un simple meme de internet. La expresión “a pelo” se popularizó entre los jóvenes como sinónimo de placer absoluto, como una picardía inocente que es llevada a la realidad más veces de lo esperado. El inminente riesgo es reconocido pero subestimado.

“El gran desafío no es solo que los métodos de protección estén disponibles, sino que sean aceptados, deseados y usados dentro de prácticas sexuales placenteras y consensuadas”, asegura Bordón y agrega: “No se trata de retar por no usar condón, sino de ofrecer herramientas, espacios de escucha y alternativas más acordes a las realidades actuales de cada persona. Además, supone un desafío: revalorizar el cuidado de uno mismo y de los otros desde el erotismo, y no como un obstáculo”.

Por su parte, para la doctora Zenon la clave está en abordar las consultas de una manera integral que permita derribar los mitos y entender los riesgos. "En los centros de salud y en el consultorio privado intento garantizar que ellxs conozcan su cuerpo, que pregunten todo, que si necesitan volver a consultar solxs lo puedan hacer, que vengan con sus parejas o con quien se sientan segurxs”, afirma la especialista.

Entre el humor y la realidad se produce un sentido que se instala entre los pibes y reproduce una práctica que atenta contra el autocuidado. Las palabras nunca son inocentes. A esta alturas solo cabe decir: a pelo ni con Pedro Pascal, ni con el Dillom, ni con la pareja de hace años.

Esto no es una clase de ESI, pero acá van unos datos importantes sexo

A partir de los 13 años podes realizarte testeos gratuitos y confidenciales para detectar infecciones de transmisión sexual. No es necesario el consentimiento de ninguna otra persona ni asistir acompañado. Además, ante el diagnóstico de una ITS, la atención y el tratamiento son gratuitos en hospitales públicos y sin costo adicional en obras sociales y prepagas.

En Santa Fe pueden realizarse el test de manera gratuita, voluntaria y confidencial en:

  • CEMAFE: lunes a viernes de 10:00 a 13:00 (Mendoza 2419, 1er piso)
  • Hospital Cullen - Consultorio 19: lunes a viernes de 6:30 a 8:00 (Av. Freyre 2138)
  • Hospital Sayago - Consultorio 3: lunes y miércoles de 15:00 a 17:00 (Av. French 5090)
  • CIPRESS: jueves de 15:00 a 17:00 (San Lorenzo 3052)

Línea para consultas de Salud Sexual de Nación

0800-222-3444. En todo el país. La llamada es confidencial. También se pueden comunicar con el área de 0800 por mail: [email protected]

Horario de atención: de lunes a viernes de 9:00 a 21:00; sábados, domingos y feriados: 9:00  a 18:00.

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