El último Boletín Epidemiológico Nacional indica que en la ultima semana de julio se registraron 67 casos, y 46 corresponden a la provincia de Santa Fe.
Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado, culpó públicamente a la ANMAT por las muertes provocadas por fentanilo contaminado. Según sus declaraciones, el organismo “desprotegió” a la población al asegurar que revisaba el fármaco, pero no evitar la tragedia. El señalamiento abrió una interna con el ministro de Salud Lugones y reavivó el debate sobre la capacidad de control sanitario en un contexto de recorte y concentración de funciones.
Sturzenegger admitiendo que el desastre del fentanilo es responsabilidad de ANMAT.
El que organizó la desregulación y el desfinanciamiento de ANMAT fue el.
La cara de piedra. pic.twitter.com/4Dzup9ztCL
— Andy Crush (@Andy_TToledo) August 12, 2025
El Ministro de Desregulación aseveró: "Yo tengo un ANMAT. El ANMAT me dice yo voy a cuidar los medicamentos. Bueno, falló. Está claro que falló el proceso. ¿Y por qué falló? Porque el señor que tenía el laboratorio, era un amigo del poder. Entonces logró que el poder le permitiera hacer esto. Entonces digo, el ANMAT me desprotegió. Porque al decirme que me protegía sin protegerme, me desprotegió".
Sin embargo, la postura de Sturzenegger desvía la atención del núcleo del problema. El origen de esta crisis no radica en una supuesta falla puntual de la ANMAT, sino en un modelo de gestión estatal orientado a la desregulación. Desde la eliminación de organismos colegiados como la Comisión Nacional de Alimentos, que hasta hace poco actuaban como contrapeso técnico y democrático, la estructura de control se volvió más centralizada, menos transparente y con menor capacidad de fiscalización real. El discurso de “eficiencia” que impulsa el ministro se tradujo, en los hechos, en la reducción de controles previos y la apertura del mercado a operadores con escaso apego a las normas, privilegiando la agilidad corporativa por sobre la salud pública.
El caso del fentanilo contaminado es un ejemplo extremo de estas consecuencias. Con un sistema debilitado, la respuesta frente a la circulación de lotes defectuosos fue tardía e ineficaz. En este marco, empresas como HLB Pharma lograron distribuir productos sin la trazabilidad y las pericias necesarias para garantizar la seguridad de los pacientes.
Muertes en Santa Fe
En Santa Fe, el impacto de la tragedia se siente con especial crudeza. El último Boletín Epidemiológico Nacional, que corresponde a la semana que va del 27 de julio al 2 de agosto, indica que en esa semana se registraron 67 casos: 46 corresponden a Santa Fe, 19 a la provincia de Buenos Aires y 2 a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. A nivel local, en las últimas horas se confirmaron ocho nuevos casos en Rosario y siete en la capital provincial: es decir que la cifra supera las 60 víctimas fatales.
En paralelo, la Justicia Federal finalmente localizó, después de tres meses, las 232 ampollas de fentanilo contaminado que faltaban consignar del lote adulterado con las mismas dos bacterias encontradas en 96 pacientes que murieron tras desarrollar severos cuadros de neumonía estando internados en terapia intensiva.
A principios de julio, se conoció que el Gobierno de la Provincia de Santa Fe se constituirá como querellante en la causa que investiga la distribución de fentanilo contaminado por parte del laboratorio HLB Pharma, actualmente tramitada ante el Juzgado Criminal y Correccional N º 3 de La Plata.







