"Martina Chapanay: ecos de voces en lucha" recupera la historia de la montonera huarpe que robaba a los ricos para darle a los pobres y que peleó junto al Chacho Peñaloza y Facundo Quiroga. Se estrena el sábado 16 de agosto en el Centro Cultural Provincial. Dialogamos con Mariana Mosset, una de sus directoras.
El unipersonal "Martina Chapanay: ecos de voces en lucha" recupera la historia de Martina Chapanay, montonera huarpe que robaba a los ricos para darle a los pobres y que peleó junto al Chacho Peñaloza y Facundo Quiroga. Se estrena el sábado 16 de agosto a las 21 en el Centro Cultural Provincial (Junín 2457). Las entradas cuestan $15.000 y están a la venta en ETickets y en la boletería del teatro, donde hay 2x1 para estudiantes y jubiladxs.
Martina Chapanay fue bandolera, rastreadora de los caminos de Cuyo y protectora de las lagunas de Guanacache. Temida durante los duelos por su habilidad con el cuchillo, montó los caballos más indomables y hasta llegó a ser mensajera de San Martín. "Martina Chapanay: ecos de voces en lucha" busca reconstruir su historia desde lo poético en una puesta en escena de tintes minimalistas donde el cuerpo es el principal elemento que pone en marcha el ritual.
La obra cuenta con Mónica Marraffa en actuación, Josefina Bértoli en dramaturgia, Fefa Piaf en música, Ignacio Estigarribia en vestuario, Mariano Franco en escenografía, Belén Altamirano en fotografía, Mariana Mosset y Jennifer Vallejos en diseño y técnica de luces. Nati Fessia en diseño gráfico, Andrea Eletti en prensa y Mariana Mosset y Jennifer Vallejos en dirección.
"Una apuesta poética y contundente"
En diálogo con Pausa, una de las directoras, Mariana Mosset, relató que la idea surgió a partir de una maestra de actuación suya que, en un seminario, le acercó unos textos del libro "Martina Chapanay, la montonera del Zonda", de Mabel Pagano: "A mí me interesó mucho su historia, no la conocía, y siempre me quedaron ganas de hacer algo. Me gusta mucho llevar a escena momentos históricos o figuras que tuvieron mucha relevancia en la historia de nuestro país y que han quedado olvidados".
"Pasaron los años y con Jennifer, mi compañera, y una amiga, Mónica Marraffa, queríamos trabajar juntas, y me pareció que por sus características ella podía hacer una gran interpretación de Martina", continúa Mosset. Luego de un proyecto presentado en España para hacer un trabajo de investigación que no prosperó, la idea siguió su curso y empezaron a reunirse y a ensayar, mientras seguían indagando en la historia de Martina. "En marzo de este año tomamos la decisión de que alguien tenía que escribir el texto, porque si bien tratábamos de acercarnos desde otros universos más distópicos, la idea no nos cerraba, nos faltaba algo. Entonces decidimos llamar a Josefina Bértoli para que nos haga la dramaturgia".
—¿Qué desafíos implicó desarrollar y desenvolver el personaje de Martina?
—Uno de los desafíos al poner en escena algo histórico es rescatar figuras que han sido olvidadas y que nadie conoce. El desafio entonces es pensar una apuesta que no quede tan histórica, que no sea panfletista. Buscarle también la metáfora, la poesía, y eso a veces no se entiende. Pero bueno, tampoco buscamos que se entienda todo, que cada uno entienda lo que pueda y que sobre todo sienta. El texto que hizo Josefina es muy poético, porque quisimos quitarle esa dureza que por ahí tiene la historia. Eso sumado a lo poético de la creación de la imagen de la actriz nos corre de ese lugar más realista. Otro elemento fue que no contamos con ningún tipo de subsidio, todo sale de nosotros, y eso es un desafío, sobre todo en estos tiempos, donde el Instituto Nacional del Teatro está a punto de desaparecer. Es muy difícil, en la provincia los subsidios a la cultura son muy escasos, nos postulamos pero estamos cansadas de no ser elegidas.
—¿Existen elementos que entrelacen la historia de Martina con el presente, y permitan reactualizarla?
—Sí, están en el texto, en lo que va narrando Martina. Es para escucharlo, hay referencias en lo textual a este presente. Lo que plantea la historia de Martina es bastante actual. Hemos perdido las tierras, estamos perdiendo el agua, todo por lo que luchó Martina como montonera. El texto es bastante conciso, para nosotras dice lo que necesita decir, y la obra es bastante poética, se sostiene mucho en imágenes desde la puesta y en las imágenes que logra crear la actriz con su composición actoral.
—¿Qué proyectos tienen luego del estreno? ¿Ya tienen otras presentaciones en mente?
—La idea es poder seguir presentándola en otros lugares, en otras salas, poder cerrar el año por lo menos con seis funciones. Nos gustaría mucho poder viajar, poder ir a los pagos de Martina, a Mendoza, a San Juan. Estuvimos hablando con Marcelino Azaguate que es un músico y descendiente del pueblo huarpe que nos ha asesorado en temas de música, de vestimenta, de la Martina, que para ellos está muy viva. A este trabajo que nació de Mónica, Jennifer y yo se sumó, aparte de Josefina, Fefa Piaf, que hace música en vivo. Allí también fueron muy valiosos los aportes de Marcelino como huarpe y como músico. Creo que va a ser un espectáculo para vivenciar sensorialmente. La apuesta es muy poética, el texto también, y es contundente para que se empiece a conocer la historia de Martina.

"Hay que defender la tierra de uno, sea del lado que sea. ¿Quién conoce como yo esta tierra áspera y brava? Hay que saber mirar en la inmensidad, siempre hay algo más. El desierto se escucha y se observa con todo el cuerpo... Luna encendida que me muestra todo, indios, gauchos, soldados, sangre. Hago camino entre los muertos; llora el pueblo huarpe, lloran todos los pueblos, lloran todos los pájaros. Me hablan los árboles, me susurra el agua. El galope de la huida es eterno. Soy una huarpe, el zonda me empuja y acaricia". Palabras de la actriz, Mónica Marraffa, sobre experiencias de los primeros ensayos.


