La Santa Fe Fashion Week copó la Estación Belgrano el 23, 24 y 25 de septiembre. Nuevos talentos, moda con sentido y deseo por potenciar la industria marcaron el paso del evento por la ciudad.

Pintadas a mano sobre seda por el propio diseñador, flores de jacarandá y ceibo danzan dulcemente al paso de la modelo. Rubia, alta y delgada, lleva la prenda como si hubiese sido confeccionada a medida. Descansa sobre uno de sus hombros y cae suavemente sobre su cuerpo. Las luces hacen brillar el pantalón rojo a juego, que abraza el pasareleo decidido de su portadora. La gente se pelea por estar en primera fila, caras de disgusto cuando alguien se para a sacar fotos y tapa la vista. Santa Fe Fashion Week 

Imperceptible, bajo el drapeado, las fibras naturales y los tejidos de Identikit de Francisco Ayala, se asoma algo más que la potencialidad santafesina: la preocupación de toda una industria. La moda argentina atraviesa un panorama que inquieta a profesionales y talentos emergentes, pero quienes trabajan en lo textil siguen apostando al crecimiento.

Los días 23, 24 y 25 de septiembre se realizó la Santa Fe Fashion Week en la Estación Belgrano con un objetivo claro: poner a la ciudad en el mapa nacional como productora de indumentaria. Durante tres días, de la mano de Micaela Antoniazzi, de Trendy Estudio, y Paloma Astulfy, de Confina by Pali, diseñadores locales tuvieron la posibilidad de presentar ante el público sus prendas. La pasarela contó con la presencia de figuras emblemáticas como Edgardo Poldi y Adriana Constantini.

El director de Argentina Fashion Week, Hector Vidal Rivas, dialogó con Pausa en el marco del evento y aseguró: “El problema de la moda en nuestro país no está en el diseño, ni en los talentos sino en que acá hay telas que no se fabrican y que los diseñadores tienen que traerlas de afuera para dar trabajo y producir. Esa materia prima paga un 30% de impuestos. Lo importado, que es ropa descartada en Europa y Estados Unidos, ingresa sin pagar. Eso es abusivo y es atentar contra la industria nacional”.

Potencial

En el hall de entrada de la Estación, dos hileras triples de sillas enfrentadas dejan el espacio suficiente para crear una pasarela. Las luces blancas iluminan perfectamente cada detalle de la ropa. Si se mira con atención puede observarse el hilo que une la tela y la pedrería. Los vestidos del Atelier Mónica Maldonado, son una segunda piel en las modelos que, con elegancia, se pasean entre la gente. El tul, las texturas, las mangas acampanadas y el detalle no escapan del ojo de los presentes. Maldonado aporta diseños exclusivos hechos a medida, principalmente vestidos de novia. Se cuela entre la selección algún traje de fiesta, sin perder el estilo. “Es buenísimo que hayan traído este evento a la ciudad. Está bueno para darle una nueva importa, para que los diseñadores emergentes se animen”, asegura la profesional una vez finalizado su desfile.

Las modelos, a pesar de ser las mismas, ya no se asemejan a figuras de porcelana. Son chicas como cualquiera. Lepont muestra prendas hechas en cuero, estampados y transparencias arriesgadas. Una mezcla entre boho chic y ropa para salir de joda, junto a unas botas pesadas descontracturan la escena. Pippa, por su parte, muestra una colección clásica y fresca. Lino, sombreros tejidos y sandalias. También un poco de brillo y telas satinadas. Sin duda, el esquema se rompe cuando Bailemos Más hace una apuesta no vista hasta el momento en la jornada: incorporar hombres y cuerpos diversos en su pasarela. Con bikinis e indumentaria deportiva, con un poco de cabello enrulado y aros coloridos. Inspirada en la esencia latina, Constanza Lerman, creadora de la marca, demuestra ser fiel a su lema “que embole encajar”. Los hombres desfilan con pareos, micro shorts de baño sobre piernas tatuadas. La pasarela se interrumpe para un número de baile y pronto se lleva una buena parte de los aplausos.

moda santa fe fashion week
Bailemos Más.

“Si Hector Vidal Rivas eligió está ciudad, es porque va a ser un éxito”, dice Adriana Constantini, quien vino desde Buenos Aires para cerrar el primer día de Santa Fe Fashion Week. La diseñadora cumple cuarenta años con su marca y se muestra orgullosa de seguir vistiendo a mujeres alrededor de todo el país. “Me parece una puesta genial que piensen en los diseñadores locales, en darle una oportunidad a los que ya son más veteranos y también a los jóvenes. Les están ofreciendo un lugar donde mostrar lo que hacen y eso es espectacular”, sostiene mientras ocurre el descanso entre desfiles.

Los lapachos se mueven con gracia y el Chumbito atravesando el Boulevard con la música al palo le da un toque de comicidad a la situación. A las 20:30 en punto, el cierre comienza con una música movida y las modelos vistiendo sastrería en las más variadas tonalidades: rojo, celeste y verde, son las más llamativas. Vestidos ligeros, trajes de baño rallados, perlas y flores. La escencia de Constantini enamora a las señoras mocasines dorados sentadas en primera fila.

Una moda con sentido

El segundo día es abierto por Felipa, que presenta sus prendas de cuero, con muchos flecos, tachas, hebillas y piedras. María, su diseñadora, define su indumentaria como “boho, rockera y romántica” e invita a sus clientas a ponerse sus creaciones “para cualquier ocasión”. Luego, Rebe by Juliet, copa la estación con colores, volados y estampados. Haciendo homenaje a su colección Mujer Arcoíris que “parte de la convicción de que somos ante todo seres emocionales”. Juli sostuvo que la Santa Fe Fashion Week es “super valiosa para la ciudad”. Y agregó: “Le aporta un toque de diseño, energía y moda que Santa Fe tiene, pero que es genial poder potenciarlo. Es darle un espacio a los nuevos diseñadores y a la creatividad”.

Antes del descanso, hacen su paso por la pasarela Nítida y Daniela Mercanti. La primera, con estilo sencillo pero romántico, presenta Latidos: mangas abullonadas, textiles ligeros, frunces y colores claros. Con talles que abarcan del xs al xxl, Julieta, creadora de Nítida asegura: “Mis prendas son adaptables al cuerpo y no el cuerpo a ellas”. La jóven diseñadora, apuesta por concebir la moda como lenguaje e invita a la sociedad santafesina a hacerlo de esta manera. “Que venga un evento como este, que se hace tanto en el interior del país como afuera, creo que es una oportunidad increíble para abrir la cabeza y ver todo lo que tiene Santa Fe”, afirma.

Daniela Mercanti, quien se dedica casi exclusivamente a realizar indumentaria para bodas, expone Aquí y ahora y al respecto reflexiona: “Invito a las novias a disfrutar el presente. Trato de transmitir calma, crear lo que a ellas les haga sentir bien. Que comprendan que una no se tiene que encasillar en lo tradicional o lo que ‘deberían’ ponerse”. Sus diseños son un reflejo de las palabras que pronuncia, la autenticidad se muestra en la pasarela. Vestidos cómodos, elegantes y con los más variados diseños. Transparencia, flores hechas a mano, telas con texturas, capas e incluso un conjunto de chaleco de lentejuelas y pantalón, marcan el paso de Mercanti por la Santa Fe Fashion Week.

El cierre de la jornada lo hace la santafesina Ines Ritvo. Asentada en Sauce Viejo hace 30 años, asegura que el río y su jardín de 4.000 metros son la inspiración de sus diseños. Su indumentaria es clásica, mallas para mujeres de todas las tallas y con los más diversos formatos. Prima la flor de la bahuinia en los estampados, pero lo litoraleño también se expresa en el azul intenso, el marrón y el verde de las telas. “Traemos una colección que se llama Alma Litoral, que sintetiza todo lo que es la marca: amor por la naturaleza y por la diversidad de los cuerpos”, sostiene Ritvo. Sobre la posibilidad de dar fin a este segundo día, Inés asegura: "La industria Argentina de la moda está pasando un momento re crítico y me parece que es una oportunidad para mostrar que la seguimos remando, que seguimos apostando por la producción local. El diseño con sentido, con propósito”.

Industria Cultural

El tercer día llega cargado de la emoción de todos los diseñadores por mostrar su labor, por darse a conocer y potenciar un sector productivo muchas veces ninguneado. Siendo una de las grandes productoras de trabajo, la industria de la moda se ve complicada por la baja del consumo, tasas impositivas altas y el ingreso de ropa del exterior que hacen que la competencia sea desleal.

Según la Secretaría de Riesgos de Trabajo, 104.880 personas trabajan en la industria textil y 93.748 en el comercio de productos de este origen. Esto sin contar el trabajo no registrado. El presidente de la Cámara Argentina de Moda, Francisco Ayala, cierra la Santa Fe Fashion Week en su primera edición. El diseñador se expresa sobre la situación del sector productivo y dice: “La ropa en la Argentina es cara, pero hay que saber que el 55% de lo que nosotros pagamos son impuestos y frente a esa carga impositiva tenemos que competir con productos que entran desde china sin ningún impuesto”. Además, agrega: "Nosotros trabajamos por una moda con identidad. Hoy voy a mostrar muchas prendas que están tejidas en telar y producidas con materias primas de la Argentina, como la fibra de llama y el algodón autóctono. Eso no puede entrar de China”.

Ayala cierra espectacularmente el evento en conjunto con otras marcas locales: Bonjour Petit, Las Chinis, Las Grilli y Proyecto Ay. El santafesino radicado en Buenos Aires, presenta una selección de indumentaria que deja entrever su visión de la moda como Industria Cultural. Según narra en exclusivo con Pausa, para producir sus diseños utiliza técnicas ancestrales de tejido en telar, hilado y teñido de fibras. Trabaja con un equipo de especialistas en arqueología, museología y coreógrafos. Además, en las telas se ven plasmadas pinturas tradicionales y la flora autóctona. Luego de tres días de pura moda local, con probables críticas, mejoras y replanteos a futuro. Hector Vidal Rivas declara: “Santa Fe Fashion Week llegó para quedarse”.

Dejar respuesta

Por favor, ¡ingresa tu comentario!
Por favor, ingresa tu nombre aquí