Diversidad corporal es justicia social

Bailemos Más y Las Grilli, dos marcas santafesinas que presentaron modelos curvy en la Santa Fe Fashion Week.

Santa Fe tuvo su primera Fashion Week y aprovechamos el evento para charlar con diseñadoras locales y con Florencia Alegre, influencer y militante, sobre la importancia de romper con las identidades normativas y democratizar la moda.

Por Clara Sidler

Emulando al evento de mayor prestigio internacional de la industria de la moda, Santa Fe tuvo su primera Fashion Week. Con el aval de Argentina Fashion Week, 15 diseñadores y diseñadoras presentaron sus colecciones Primavera/Verano 2026 con un prêt-à-porter en su mayoría femenino. Pueden leer todos los detalles de la SFFW acá.

Durante los tres días desfilaron principalmente modelos femeninas y hegemónicas. También hubo curvy en marcas de diseñadores puntuales, aunque no abundaron. Lo destacable es que gran parte de las marcas que participaron del evento cuentan con una guía de talles con medidas para todas las corporalidades. Así lo remarcó la diseñadora Adriana Constantini: “En 1985, cuando fundé mi marca, lo hice con el desafío de vestir a todas las mujeres de mi país de manera inclusiva. Apuesto a que, si te gusta mi marca, seguro algo que te quede bien vas a encontrar porque hacemos todos los talles, porque trabajamos con amor a la mujer y para la mujer”.

La moda, que se construye como fuerza normativa de las identidades, desempeña su rol como el de una norma que impone mandatos, pero también como un lenguaje personal y creativo. En relación a esto Inés Ritvo, creadora de Somos Ritvo, afirmó que su marca refleja identidad y propósito, amor por la naturaleza y por la diversidad de los cuerpos y enfatizó “a mi no me gusta hablar de ‘moda’, sino que prefiero referirme a indumentaria porque la moda es algo pasajero, frívolo y en realidad tiene que ver con habitar las prendas, que nos queden cómodas y nos hagan sentir felices, eso es todo”.

La indumentaria, entonces, refiere a la construcción de las identidades ya que impone significados culturales sobre el cuerpo y, en este contexto en donde la industria de la moda sigue insistiendo en exaltar la delgadez como un valor, romper con ese mandato que se instaura como norma es lo verdaderamente desafiante.

Vestirse es un acto político

Cuando se piensa en moda, a menudo se la vincula con “la tendencia”, pero al observar con detenimiento se ve que “la moda” ofrece “20 personalidades distintas por año para que consumamos”, dice Lucía Levy, periodista y creadora de La Curva de la Moda, en una entrevista que le realizaron en Somos Ohlala.

Todo el sistema de la moda se fundamenta en producir prendas que generen sentido de pertenencia y despierten necesidades por determinado producto. La identificación con ciertos estilos y la forma de expresarse a través de la vestimenta lo prueban.

La elección de lo que se viste no es azarosa, las prendas pueden convertirse en una forma de imponer una identidad, relacionándose con un grupo en contraposición a otro. La identificación con ciertos estilos y la forma de expresarse a través de la vestimenta lo prueban.

Vestirse se presenta como un acto político y por ello considerar la moda como algo despolitizado resulta un error, ya que lo que se usa posiciona a cada quién en diferentes lugares. ¿Quién querés ser?, ¿cómo querés ser visto? La complejidad surge cuando la posibilidad de demostrar a qué sector pertenece una persona es prácticamente nula. Si vestirse es un acto político es necesario poner el foco en el derecho de todas las personas a vestirse, derecho que se encuentra vulnerado por la confección de prendas en talles pequeños o únicos y por campañas que carecen de diversidad corporal, entre otros factores.

Medidas reales para talles ficticios: cuando las etiquetas no coinciden con los cuerpos

¿La moda es sólo para cuerpos hegemónicos?

Buscando algunas respuestas para esta pregunta, Pausa dialogó con Florencia Alegre, activista gorda, modelo plus size y creadora de contenido.

—¿Retrocedimos en relación a los talles y a la variedad de marcas que los fabrican?

—Sí, mucho y por diversas razones. Muchas marcas que ofrecían talles grandes cerraron en el último año debido a la situación económica y la competencia con las importaciones, esto reduce las opciones y también observo que ahora ya no se utilizan tanto los modelos plus size como antes, sino más bien modelos curvy, que siguen estando cerca de la hegemonía de los talles. Estamos retrocediendo, pero al menos las personas somos conscientes de eso.

—¿Te vestís como te gustaría con las opciones que hay en Santa Fe? ¿Salís a buscar afuera, por ejemplo, en las apps chinas?

—No compro en apps de afuera, de hecho, me han ofrecido hacer publicidad para apps chinas y dije que no porque me parece que no corresponde, no va con lo que quiero transmitir. En cuanto a mi estilo, siento que con el tiempo logré armarlo y me gusta cómo me visto ahora, puedo expresarme a través de la ropa. Casi todo lo que tengo es de industria nacional y de marcas que tienen curva de talles. La mayoría son de Buenos Aires porque son prendas que no se encuentran en la ciudad.

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida de Flor Alegre (@mf.alegre)

—¿Cómo es posible apoyar la industria nacional de indumentaria cuando los talles no respetan las dimensiones de las usuarias? ¿Qué se puede hacer como consumidoras?

—Hay varias marcas que respetan los talles porque tienen una buena moldería, lo que ocurre es que son más caras porque su proceso productivo es legal: a todas las personas que trabajan en la cadena de producción se les paga lo que corresponde. Implica una inversión, pero es a largo plazo, vale la pena porque es ropa de muy buena calidad. Es importante que esas marcas existan y poder apostar a ellas. A las marcas que directamente hacen talles únicos o no tienen variedad, claramente ni me acerco; es una acción como consumidora no comprarle a quienes que no tienen variedad de talles.

—Por lo general, en las liquidaciones, los talles más chicos son los que siempre sobran y los más grandes los que se agotan primero. ¿Eso debería darle una señal al mercado?

—Sí, creo que el mercado podría ser un poquito más inteligente, entiendo que no te gusten las personas gordas, pero por lo menos vendenos ropa. Me parece que falta una vuelta de tuerca en su análisis, porque deberían producir más y mostrarlo, a veces hacen talles grandes pero no los modelan, solo muestran S o M, claramente la realidad es que no quieren vestir gordas, ni tampoco que existan mujeres gordas usando su marca y eso es simplemente una cuestión gordofóbica.

—¿La ropa está pensada sólo para la comodidad de cuerpos hegemónicos?

—La mayoría sí, sobre todo las que no hacen su propia moldería. Particularmente hablo mucho con la marca Aire Molino y sé que tiene un proceso de creación de la moldería exhaustivo, realmente acomodan centímetro por centímetro para que quede perfecto en cada talle. Lo que suele suceder, en la mayoría de las marcas, es que al producir un talle más grande lo que hacen es agrandar todo por igual, agregan centímetros en todos lados y el resultado son prendas sin sentido, pantalones que quedan con piernas súper largas, cosas que no están bien hechas y no quedan bien.

Cuerpos que pasaron de moda

Años atrás, durante la “primavera feminista” (2018), se registraron avances relevantes en estas temáticas. La cosificación de la mujer en la publicidad dejó de naturalizarse, se sancionó la Ley Nacional de Talles (aunque su implementación aún no se ha ejecutado) y aumentó la presencia de anuncios con imágenes de cuerpos diversos. Parecía que se acortaba la brecha entre las figuras que se veían en la vía pública y en las revistas y las personas con las que nos cruzamos en el supermercado. Parecía.

Paradójicamente, lo que fue una tendencia durante esos años terminó diluyéndose con el paso del tiempo. Si bien las modas son pasajeras, la diversidad no debería serlo. Para hacerle frente a esto es fundamental no reducir una problemática social a un asunto individual, reconocer que las causas de los problemas que aquejan a la mayoría de las mujeres son colectivos y son el resultado de estructuras patriarcales y sistemas sociales, políticos y económicos opresivos.

Dejar respuesta

Por favor, ¡ingresa tu comentario!
Por favor, ingresa tu nombre aquí