Jeanette Jara es la candidata de la coalición de izquierdas que lidera el presidente de Chile, Gabriel Boric. Ganadora en las primarias de junio, enfrenta hoy una instancia decisiva en la que seguramente pasará a la segunda vuelta. Resta decidir a qué derechista enfrentará. Hay un atractivo extra: el país estrena el voto obligatorio.
Tras unas primarias con bajísima participación, unas 15.770.000 personas están habilitadas para votar en la elección presidencial de Chile. La dispersión de candidatos y las encuestas indican que habrá segunda vuelta –nadie llega al 50%– y que la candidata del oficialismo, la comunista Jeanette Jara, estará en la contienda final. También se vota la renovación de las Cámara de Diputadas y la de Senadores.
Del otro lado está la oferta derechista. Un ultraderechista, José Antonio Kast, es el que pica en punta. Sin embargo, hay quienes le dan chances al diputado libertario Johannes Kaiser, descendiente de un nazi. Un poco más lejos está la representante de la derecha tradicional conservadora, Evelyn Matthei.
La incógnita principal, no obstante, es qué pasará en con el voto obligatorio, que se estrena en esta elección. Hay entre cinco y seis millones de nuevos votantes en el proceso, quienes serán multados si no participan. En 2022, el Congreso de Chile repuso la obligatoriedad del voto, ahora con un padrón ampliado, donde todos los mayores de 18 años están inscritos por defecto.
En total, son ocho los aspirantes que compiten, de cara al ballotage del 14 de diciembre. Luego vienen el dirigente de fútbol Harold Mayne-Nicholls; el economista popular Franco Parisi; el profesor de izquierda Eduardo Artés y uno de los fundadores del Grupo de Puebla, Marco Enríquez-Ominami.
Temas relativos a la seguridad, la criminalidad y el narcotráfico se volvieron eje en la campaña. Jara apuntó para arriba: “En mi Gobierno habrá mayor seguridad en los barrios. Además, vamos a tirar del hilo donde más les duele (a los delincuentes): la ruta del dinero sucio”, declaró en campaña. También prometió que cada familia chilena “llegue tranquila a fin de mes”, en materia económica.
Kast, que va por su tercer candidatura presidencial, promete “el cambio” para encubrir que es un fascista, admirador de Bolsonaro, confeso pinochetista. Por su parte, Johannes Kaiser Barents-von Hohenhagen, libertario, sorprendió con la propuesta de generar expulsiones y operativos con paso previo por “campos de reconducción o campamento muy cerca de la frontera con Bolivia”. O sea, un campo de concentración. Es admirador del salvadoreño Nayib Bukele.








