El lujoso derroche de los delirantes

ANUARIO 2014. Hugo & Los Gemelos fue la revelación de 2014: llenó
todas las salas con una propuesta de música y humor pocas veces vista en la
ciudad.
Aquella premisa de Sartre acerca de qué hacer con lo que han
hecho de nosotros resulta con frecuencia una alternativa más que apropiada. La
química entre la primada, el recuerdo de los abuelos y los diversos recorridos
académicos, artísticos y afectivos son susceptibles de ser conjugados bajo un
mismo proyecto cuando los protagonistas los amalgaman a fuerza de talento: Hugo
& Los Gemelos, una revelación en la escena local, inventó su forma y su
estilo de hacer música de un modo interdisciplinar, fusionado no sólo desde los
sonidos, sino también con relación al contenido: Freud, Parque Alberdi, los
pueblos originarios, Dios.
Lautaro Ruatta en plena personificación del abuelo Hugo. Foto: Pablo Bertoldi.
Los pasillos repletos del Cine América, la intención de
despedir el año después de la
Bienal y el show último en el Patio Catedral fueron
oportunidades para que Lautaro Ruatta, Martín Pedretti y Nano Filosi, las
puntas del proyecto, consoliden una apuesta que sin cumplir 30 presentaciones
en vivo, ya es una fija. Haciendo equilibrio en la cornisa del cine, saltando
entre la gente y sobre las mesas, fracturándose por partida doble, cada lugar
ejerció su energía sobre los cuerpos que con todas las piezas bien ajustadas
juegan a construir nuevas estructuras músico-teatrales que se resuelven en
directo.
El bajo de Nico Bordón y la guitarra de Lucas Fornillo son
seguridades que ofician tanto de colchones como de pulmones que se rellenan con
solos propios o también por parte de uno de los saxos destacados del año, el de
Martín Testoni. Tanto cuando la orquesta es más escenográfica como cuando es primer
plano el público acompaña con el beat, celebra los gags del abuelo Hugo y pide
a gritos por “Barranquitas”, uno de los hits bailables de la banda que en enero
grabará versiones de su cancionero.
Publicada en Pausa #148. Pedí tu ejemplar en estos kioscos
de Santa Fe y Santo Tomé.

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