Un pasado enterrado que sorprende al futuro

Del realizador Corneliu Porumboiu, El tesoro narra la aventura que emprenden un hombre y su vecino cuando buscan una fortuna en el jardín de una casa. La narración se destaca por revelar de qué manera la historia rumana se hace presente en la vida actual.

 

El niño se muestra ofuscado porque su padre se ha retrasado a la hora de ir a buscarlo a la escuela. No tardará mucho en perdonarlo y más tarde ambos, ya en su casa, leerán juntos las aventuras de Robin Hood, el inconfundible héroe de los pobres. La elección de esa lectura no resulta un dato menor cuando llega el momento de analizar El tesoro (Comoara, Rumania, 2015), un filme que expone el devenir de un hombre, Costi, capturado por un episodio singular a partir del cual su ánimo y el de su familia se modificarán.

Como si se tratara de un cuento mágico, el protagonista es sorprendido por la visita de un vecino, Adrian, que sufre el apremio de una hipoteca y le pide 800 euros. La crisis económica afecta a la clase media rumana, y esa suma no es factible de conseguir para ninguno de los dos. Sin embargo, Adrian, regresará para buscar la sociedad de Costi con el objetivo de desenterrar un viejo tesoro que, según una leyenda familiar, fue enterrado por el bisabuelo en el jardín de una casa abandonada antes que llegase el comunismo al poder. La oportunidad parece única y no caben dudas sobre la necesidad de cumplir con el cometido. Para tal fin contratan los servicios de un hombre que dispone de dos detectores de metales. Y, sin más vueltas, el desafío se pone en marcha pala en mano.

Con una dirección tan acertada como precisa por parte de Corneliu Porumboiu –también a cargo del guión–, el relato se nutre de grises y azules –así como de notables planos fijos– para pintar la rutina que atraviesa la vida de Costi. La propuesta inesperada de su vecino no es otra cosa que el impulso que lo conducirá a un cambio necesario. Es allí donde la película gana solidez argumental gracias, también, a las múltiples referencias históricas (Revolución de Valaquia de 1848, la Segunda Guerra Mundial, el régimen encabezado por Nicolae Ceaușescu, la actual realidad financiera), elementos clave del marco socio político que cruza la vida de Rumania. Nada del pasado parece estar enterrado y oculto, sino que todo late y se hace presente en cada escena.

Un sentimiento apesadumbrado, un humor oscuro, algunas frustraciones y el deseo por lo desconocido son las facetas más atractivas de los personajes. La narración que ofrece el realizador se destaca por una fuerte apuesta hacia el mañana, hacia un sueño del que nadie debería sentirse exento.

Se exhibe en el cine América; domingo, 20.30; lunes, 19.35; y martes y miércoles, 18.00 y 22.30.

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