Nación quitó la copa de leche para 150 pibes de San Lorenzo

En barrio San Lorenzo, una parroquia y su escuela dan comida y copa de leche a cientos de santafesinos de todas las edades. El presupuesto no alcanza y, encima, hay recorte en los fondos.

En el corazón del suroeste, donde se cruzan el barrio San Lorenzo y Chalet, a pocas cuadras de Arenales, a unas seis cuadras al oeste del Bulevar Zavalla, altura de calle Uruguay, se encuentra San José Obrero, un templo en el que se sirve una copa de leche para 150 chicos. Entre los vecinos se organizaban para proveer una taza de leche y una factura a los pibes por la tardes, con fondos que venían de la Nación y que ahora no vienen más.

Quien habla es Paola Messim, la vicedirectora de la Escuela de Educación Técnica Particular Incorporada N° 2.028 San Lorenzo, que depende de la parroquia. Messim hizo una descripción muy gráfica de la situación: “se observa la desesperación del hambre. Tenemos un margen muy vulnerable de la población escolar que viene por el plato de comida. Hoy los comedores son fundamentales en la ciudad. Si no hubiera comedores no vivirían”.

El comedor escolar

Ecónomas y cocineros hacen malabares con para darle de comer a quienes lo necesitan. En la escuela San Lorenzo se arreglan con ocho pesos por ración de comida y cuatro a cinco pesos por la copa de leche. A precios actuales, esos montos no alcanzan ni para cuarto kilo de pan.

Se trata de 160 copas de leche y 140 raciones de comedor, para personas que van de los 13 a los 60 años. En la escuela San Lorenzo se imparte capacitación en oficios: la mayoría de su población son personas muy necesitadas de trabajo, que son del barrio,  pero también de Villa Hipódromo, Colastiné o la zona de la granja La Esmeralda.

Pero, para el caso, el eje es la comida. "En estos días de diluvio han llegado como patitos mojados solo por el comedor", señala Messim. "A veces es muy crudo los fines de semana", especifica. "Comen todos. Tenemos muchas mamás y los chicos que no están cubiertos en otros comedores, comen en nuestra institución", se enorgullece. Los cambios recientes, para Messim, son "muy notorios" en el comedor: "Hay hambre, falta la comida, falta lo esencial para que la gente viva".

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