Putos florecen de noche

El genio de Copi, en una obra de La 3068.

La puesta, compleja e irreverente de Nenúfares, un espectáculo puto, se parece a Copi, recrea de Copi su universo exuberante, donde el absurdo y el humor revulsivo se dan la mano: allí los hombres son mujeres y viceversa, los límites se desdibujan y los personajes gozan de indiferencia a cualquier ley moral o literaria.

Los actores Gerardo Casas, Edgardo Dib, Lucas Ruscitti y Pablo Tibalt, cual nenúfares, florecen en la noche de cada función brindando un espectáculo vertiginoso, hambriento, que a través de la risa pone a prueba nuestra tolerancia al lenguaje (en sentido amplio) de Raúl Damonte Botana, Copi, historietista, escritor, dramaturgo y actor argentino radicado en París al que se le rinde homenaje a 30 años de su muerte.

Pablo Tibalt, director general de la puesta y creador, junto a Sergio Abbate, del texto de la misma, inspirado en las obras de Copi, logra recrear lo que podría ser el universo íntimo del autor: un aturdido Copi (Casas) en su departamento en París, intentando escribir, semidesnudo (viste apenas kimono de seda estampado, que deja entrever el torso firme y tatuado del actor), bebe Mirabelle, come copos de azúcar y desparrama su padecimiento en una sensual chaise lounge. En ese contexto hace florecer sus nenúfares: los tres controvertidos pero irresistibles personajes que serán la Señora Katassia, una pianista que viene de la china (Tibalt), una madre hiperbólica (Dib), su ingenua y candorosa hija Lena (Ruscitti).

Pero Tibalt aclarará que “no trata de mostrar ni la psicología ni un perfil biográfico de Copi, sino que la obra pone en juego su universo. Es un Copi a la medida del relato que se quiere contar, un relato altamente ficcional y construido a partir de algunos elementos centrales del imaginario copiano”.

Según Tibalt una de las cuestiones que más lo sedujo del autor “tiene que ver con el mundo de su familia, relacionada con el poder, la política, el periodismo, la literatura, y con historia de la argentina”. Copi era hijo de Raúl Damonte Taborda, quien fuera diputado y director del diario Tribuna Popular; nieto del fundador del diario Crítica, Natalio Félix Botana y de su esposa, la escritora y dramaturga Salvadora Medina Onrubia, quien le dio el apodo de “Copito”, como se lo llama durante toda la obra.

El contexto histórico de exilio, de distancia es otro elemento que llama la atención del director, como la paradoja de la exclusión de su familia por el peronismo y a su vez la fascinación por Eva Perón: imagen que toma, parodia y juega e incluso que la hace interpretar por un hombre. Por otro lado aparecen cuestiones de la vida cotidiana como “la relación con su mamá, la distancia, la enfermedad, el abandono que están presentes en Nenúfares...”.

En cuanto al impactante nombre de la obra, Tibalt y Dib coinciden: “Puto por lo complejo, por lo difícil de llevarlo adelante: escenas, texto y cambios en el elenco y también tiene que ver con el universo de Copi. Los Nenúfares, en cambio, son flores acuáticas”. Flores que florecen de noche, como los personajes de Copi que encontrarán vida en una habitación sin ventanas, en la eterna noche de la mente del autor.

“La expectativa es que el público se impacte, se sorprenda, principalmente que venga a divertirse y se emocione” puntualiza Tibalt.

El elenco está integrado por el actor cordobés Gerardo Casas y Edgardo Dib, Lucas Ruscitti y Pablo Tibalt, quienes son los nenúfares. La puesta escena es de Dib y Tibalt, quien también es el director general, asistido por Daniel Acosta y Leilen Bouchet. Completan el grupo en vestuario Osvaldo Pettinari y Leonardo Gregoret en fotografía. Lucas Ruscitti fue el encargado de realizar y diseñar el maquillaje. La selección musical es de Sergio Abbate, Dib y Tibalt.

Una vuelta que vale la pena

Un párrafo aparte merece el personaje de “la madre” que interpreta Edgardo Dib. Y su actuación también. En relación a su regreso a las tablas como actor, luego de diez años, el teatrista santafesino confiesa “Hacía mucho que quería volver a actuar. Yo soy, en mi esencia, actor. Hace casi 10 años que no actuaba. ¡Temía hasta no acordarme los textos! Necesitaba hacerlo porque desde la creación actoral hay algo que se exorciza, que estalla desde dentro del actor, un viaje maravilloso qué sólo se transita desde un escenario, muy distinto a la tarea creativa del director. Por otro lado, siempre me gusta volver a escena para recordar cuán compleja es la labor del actor”.

En cuanto al retorno de su rol como actor y el sentimiento que le despierta el personaje de “la madre” que interpreta en la obra, nos cuenta: “El regreso fue muy movilizante, rodeado de amor y el aguante de mis compañeros de elenco y en cuanto al personaje... ¡Esa Madre..! Cuando Pablito Tibalt me propuso el personaje, le dije que sí sin leer aún el texto. Tal era mi deseo. Tenía una ligera idea de que era algo así como una diva decadente. En seguida se me vino la imagen de Glenn Close en Sunset Boulevard. También recordé el inolvidable trabajo de Faye Dunaway interpretando la vida de la actriz Joan Crawford en la película Mamita querida, largometraje que había visto hace muchos años. Pero estas referencias sólo rondaban en mi cabeza a la hora de construir el personaje, fueron más bien las imágenes internas, subjetivas que habían quedado en mi memoria. Un día, también viendo una serie de ciencia-ficción, mentirosa y de baja exigencia intelectual, que son las que me gustan, ví una madre-alienígena-araña-insectívora-monstruosamente gigante y dije: ¡Esa es la madre!”.

La obra se puede apreciar los viernes y sábados a las 22.00 en La 3068 (San Martín 3068).

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