Embarazo precoz, cuestión de Estado

En 2016 se registraron 239 niños nacidos vivos de madres menores de 15 años: el 0,4% del total. El 14,3% de los nacimientos corresponde a madres adolescentes de entre 15 y 19 años.

Cada tres horas, una nena de entre 10 y 14 años tiene un bebé en Argentina, según datos dados a conocer por Unicef semanas atrás. En la provincia de Santa Fe, durante 2016, se registraron 239 nacimientos de niños vivos de madres menores de 15 años. Es decir, uno cada día y medio. Dicho de otro modo, esa franja supone el 0,4% mientras el 14,3% compromete a las adolescentes entre 15 y 19 años.

Si bien la disminución de la tasa en la franja menor a 15 años, en comparación con años anteriores, resulta un dato alentador, no deja de poner sobre el tapete una problemática acuciante. “Los embarazos en menores de 15 están relacionados con la exclusión socioeconómica, la marginalidad extrema y la pérdida de educación que también condicionan o son determinantes”, sostuvo Alberto Simioni, director por la Salud en la Niñez, Adolescencia, Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud de Santa Fe. Al mismo tiempo, se plantea la necesidad de “tener una mirada crítica sobre si fue posible un abuso sexual o si fue una niña que no pudo tener la lucidez para asentir una relación coital. No es lo mismo la franja de 15 a 19 y depende también del territorio. En algunos lugares, la fecundidad en chicas de 18, 19, 20 años es parte del proyecto de vida y del deber ser de esa población. No así a edades más tempranas. Separar esos dos grandes grupos es separar el mundo entero”, recalcó el funcionario.

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A los efectos de evaluar y diseñar políticas específicas, la cartera sanitaria realizó un relevamiento entre 2003 y 2013. A lo largo de esa década y “como en el resto del país, hubo un amesetamiento en la provincia. A pesar de las distintas políticas y estrategias que se dieron no se redujo el porcentaje de niños nacidos de madres adolescentes. Entre 2003 y 2013 había permanecido amesetado, pero a partir de 2014 este indicador bajó hasta cerrar 2016 con un porcentaje de niños nacidos de madres menores de 15 años (en efectores públicos y privados de la provincia) del 0,4%, luego de haber estado en 0,8%” en 2007 y 2008.

Durante esos 10 años, la tasa anual oscilaba entre 360 y 400 niños de madres menores de 15 en la provincia, con un total de entre 55 mil y 57 mil partos. “El año pasado cerramos con 239 casos para 55.700 nacimientos en toda la provincia en sectores público y privado”, señaló.

Para alcanzar esa meta primordial, el gobierno provincial puso en práctica “estrategias de abordaje dirigidas a la población que haya tenido algún evento obstétrico (embarazo, parto, aborto) en adolescentes tempranas. Se hizo beneficiaria a esa población de la colocación de implantes subdérmicos como método anticonceptivo. Es un método de larga duración (tres años), recomendado para las adolescentes por su adherencia. La píldora depende de la responsabilidad de la persona de tomarla todos los días en el mismo horario. No significa que usar un método de larga duración no implique usar un método de barrera cuyo uso en la población adolescente es bastante bajo. Empezamos a aplicar este método desde fines de 2014, fundamentalmente, en los territorios donde mayor embarazo adolescente teníamos: departamentos Vera, General Obligado y 9 de Julio”.

Conforme a los indicadores oficiales, en tales zonas se produjo un descenso en la tasa de embarazos precoces. “Pero donde más encontramos descensos fue en las grandes ciudades, tanto en la capital como en Rosario”, destacó Simioni. Son ciudades de mayor vulnerabilidad, con asentamientos irregulares y allí está en ejecución el Plan Abre que es una política de Estado integral. No solamente de salud, sino también el plan Vuelvo a Estudiar”. A propósito, es de suma relevancia vincular a la población en cuestión “con la cultura, la salida laboral y los oficios; tiene que ver con las condiciones de la persona, que viva en una vivienda digna, que tenga acceso a la cultura, al trabajo, al estudio. Todo eso hace que los indicadores vayan bajando”.

Mientras el Gran Santa Fe y el Gran Rosario mantienen la media provincial y se alcanzó un descenso en Vera, General Obligado y 9 de Julio, las acciones apuntan a hacer lo propio en la zona de la Costa y San Javier “que tienen los indicadores más altos ahora”.

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Consultado sobre las implicancias de un embarazo en el crecimiento de una chica menor de 15 años, el profesional fue categórico al decir “mucha parte de sus vivencias, de su aprendizaje y de su socialización las está perdiendo. Desde lo biológico, hay una gran variabilidad para que una chica madure sexualmente, que sus genitales estén maduros como para quedar embarazada. Algunas lo pueden hacer desde edades tempranas, a los ocho años puede empezar el agrandamiento de las mamas y a los 10 años ya menstruar y poder quedar embarazada. O quedar embarazada antes de menstruar”. Ahora bien, “en el círculo del abuso, algunas quedan embarazadas antes de la primera menstruación. Los cambios madurativos sexuales empiezan con la aparición del botón mamario y eso antecede, por lo menos dos años, a la menarca, la primera menstruación. Pero después de la primera menstruación faltan dos años más para que complete su crecimiento y su cuerpo madure y sea un cuerpo de mujer”.

En otras palabras, “una vida alojada en ese cuerpo que todavía es infantil genera dificultades desde lo biológico”. Además, se debe considerar “la potencialidad genética de ese niño que depende de la pareja y de la chica. Puede ser un niño grande que se aloja en un cuerpo pequeño. Entonces, muchas veces estas pequeñas requieren terminar su embarazo a través de una cesárea. Y ya se condicionan a una cirugía, a una mutilación, a un corte de ese útero que ya las predispone a riesgos”.

Bajo la misma línea argumental, Simioni aseveró contundentemente que “la responsabilidad de la sociedad en su conjunto es brindar alternativas para que esta chica pueda estar escolarizada y que tenga recursos sociales y culturales. Pero desde el punto de vista sanitario no nos podemos permitir es que una niña vuelva a tener otro embarazo. Tuvimos el primero porque fracasó el Estado, pero si hay un segundo embarazo es porque fracasó salud. Esa niña se alojó en una institución sanitaria donde tuvo que haber sido abordada de tal manera para que salga de ahí, después de un evento obstétrico, con un método anticonceptivo de larga duración”.

Otro factor a tener en cuenta en la realidad de una madre adolescente se constituye en el desarrollo del vínculo para propiciar la lactancia materna. “En la madre adolescente temprana cuesta generar ese vínculo con el bebé y más si hubo una relación abusiva. En ese caso hay un desconocimiento, una negación del otro”. A su vez, y como ya se indicó, el abuso se liga de manera directa. “Cuando uno ve que la pareja que acompaña a una menor de 15 años es una persona de 30 años la figura de abuso ya está expuesta. Eso en el norte se ve muchísimo: el abuso en menores de edad acompañadas de mayores es moneda corriente y en otros casos, no tenemos la identidad del padre”.

La otra cara se identifica en sectores sociales altos, en los cuales “generalmente se interrumpe el embarazo. Es raro que se lo esconda o que nazca el bebé y que lo dé en adopción”. En ese aspecto, el funcionario hizo hincapié en que se “garantiza el acceso a la interrupción legal del embarazo en la figura del abuso sexual. Es parte de la obligación del Estado. A veces hay que hacer viajar a la niña porque tenemos objetores de conciencia en algunos lugares. Lo que tratamos es que viaje el equipo y haga la interrupción. El Estado tiene que ser garantista de derecho. Y esto es un derecho constitucional. Cuando uno está en la función pública está para eso, para garantizar derecho, no para emitir opiniones y juicios de valores. Esta gestión de gobierno siempre ha sido coherente en ese sentido”, precisó.

Por último, el director se refirió al valor de la educación sexual y al hecho de propiciar el diálogo “sin tapujos sobre lo que es la sexualidad, la actividad coital y la prevención de las enfermedades de transmisión sexual y del embarazo”. En ese orden, expuso que se trabaja con “Espacios Multiplicadores en Salud Sexual y Reproductiva a través de unos kit de juegos que se constituyeron entre todas las provincias durante 2014 y 2015 a nivel nacional. Mediante el verdadero falso, prueba y error, se pueden comentar mitos y no mitos e ir dilucidando temas que tienen que ver con la sexualidad afianzando el conocimiento. Es una política pública para todos los estratos sociales”.

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