La dieta cultural de los argentinos

Foto: Mauricio Centurión.

Entre la oferta tecnológica y la falta de recursos, nos quedamos en casa ante una pantalla.

¿Qué escuchamos? ¿Qué miramos? ¿Qué leemos? ¿Qué hacemos en internet? ¿Qué actividades culturales realizamos? ¿Cuánto dinero destinamos en consumos culturales? La Encuesta Nacional de Consumos Culturales realizada en 2017 intentó responder estos interrogantes.

El relevamiento tomó como punto de partida la anterior encuesta realizada en 2013 y otros estudios regionales, a los fines de lograr una comparación interanual e internacional. Los resultados permiten conocer los hábitos y consumos culturales de los argentinos.

Un análisis general de los datos manifiesta que el consumo cultural actual es móvil, fragmentario deslocalizado e hiperconectado. Sin embargo, antes que un reemplazo tecnológico, se evidencia una convivencia entre formatos analógicos con digitales y una mixtura entre la corporeidad física y la interactividad virtual.

Pocos años, muchos cambios

La primera encuesta nacional de este tipo fue realizada en 2013. En ese entonces decir “internet” equivalía a hablar de una computadora con conexión domiciliaria: apenas un 9% de la población se conectaba vía celular.

Por su parte, en 2017 el 80% de los argentinos usó internet y el 63% tenía conexión en su casa. Es más, la conexión a internet creció a la par del uso del celular: casi el 90% de la población tiene uno y el 75% lo utiliza para escuchar música, ver películas y series, leer y jugar videojuegos.

El tiempo promedio de conexión a internet es de 4.29 horas. Supera el tiempo diario de consumo de música (3.15) y de televisión (2.45), aunque hoy se superponen unos con otros.

Además, la cultura digital influye en la socialización: cada vez más personas están en las redes sociales. Y, entre ellas, Facebook es la más masiva (el 64,4% de la población tiene una cuenta), le sigue Instagram con un 27% y Twitter con el 13%.

La disponibilidad de contenidos al alcance de nuestras manos en cualquier lugar aumenta el tiempo destinado a múltiples productos y eventos culturales y afecta las actividades (como ir al cine o a recitales) que obligan un traslado, un costo y una atención especial por un tiempo específico.

[quote_box_right] El género musical preferido es el rock nacional (68%), seguido por la cumbia (58%) y la música romántica (57%). Además los argentinos prefieren la música pop y al folclore en la misma proporción que (54%).[/quote_box_right]

El grado de adaptación a los cambios tecnológicos difiere entre las distintas edades. Si bien los jóvenes son los que aumentaron su consumo musical y audiovisual por internet, los adultos aún continúan hábitos tradicionales como leer el diario en papel o escuchar radio a través del aparato transmisor tradicional.

Más Spotify, menos recitales

La expansión tecnológica influyó rotundamente en la manera de escuchar música. Estamos en un proceso de transición donde el celular pasó a ser el principal soporte de escucha, principalmente entre los jóvenes. La aparición de plataformas streaming (como Spotify, Deezer e incluso YouTube) hizo de la música un hábito frecuente y portable.

Entre 2013 y 2017 se registró un marcado crecimiento de la escucha de música online. Mientras que antes los hacía sólo un 16%, ahora lo hace el 44% de los argentinos. Asimismo, un 46% de la población –principalmente los adultos– sigue escuchando música sólo a través de soportes tradicionales (reproductor de CD, estéreo del auto, radio).

El 70% de la población escucha radio y el 62% usa el aparato transmisor tradicional. El promedio diario de escucha llega a 3.15 horas. El género musical preferido es el rock nacional (68%), seguido por la cumbia (58%) y la música romántica (57%). Además los argentinos prefieren la música pop y al folclore en la misma proporción que (54%).

La asistencia a recitales disminuyó en los últimos cuatro años. En 2013 un 34% de la población había asistido a algún espectáculo musical durante el año, mientras que en 2017 esa proporción fue del 22%. Entre las personas que dejaron de asistir a recitales en vivo, siete de cada diez pertenecen a los sectores socioeconómicos medios y bajos.

Menos cine y museos

La encuesta marca que durante el 2017 casi un 40% de la población que solía ir al cine dejó de hacerlo. Entre sus principales razones se destacan los motivos económicos (32%) y la falta de tiempo (26%).

También cayó la asistencia a museos: en 2013 casi el 20% de los argentinos iba a estos espacios, ahora lo hace apenas el 11%. Sin embargo, mientras que entre la población con nivel socioeconómico más alto permaneció estable (en torno al 30%), cayó la asistencia entre los sectores medio (del 13% al 6%) y bajo (del 11% al 4%).

En términos generales, la encuesta demuestra que en los últimos años las prácticas culturales fuera del hogar (recitales, cine, teatro, museo) se resintieron fuertemente entre los niveles socioeconómicos más bajos.

Menos libros

La lectura de libros experimentó un notable descenso: durante 2013 un 57% de la población leyó al menos un libro y en 2017 ese porcentaje bajó al 44%.

Además, cuando se analiza la cantidad de libros leídos por persona, el promedio general anual pasó de 3 libros en 2013 a 1,5 en 2017. Y cuando se considera sólo a los lectores se verifica que, entre quienes leen libros, el promedio de ejemplares leídos pasó de 6 a 4.

Entre los soportes preferidos para leer libros, el papel prevalece por sobre el formato digital. Y la pantalla de la computadora le gana al celular.

Más sitios web

Aumentó la lectura de blogs y de portales de noticias en internet. En 2013 un 4% de la población leía blogs y un 10% se informaba a través de internet todos o casi todos los días. En 2017, la lectura de blogs y portales de noticias aparece como una de las actividades más realizadas en internet: un 27% de la población lee notas por ese medio todos o casi todos los días.

El celular gana aceptación entre los jóvenes para informarse: los adultos de entre 18 y 49 son los que más lo utilizan, tanto para leer noticias en redes sociales como para leer diarios en internet. En cambio, el consumo de diario en papel es más frecuente entre los adultos de más de 50 años.

No obstante, en los últimos años la lectura de diarios marcó una disminución considerable: mientras un 73% de la población leía diarios en 2013, en 2017 ese porcentaje bajó al 57%. Incluso durante ese año el 31% de la población no leyó diarios y un 12% dejó de hacerlo. Según los encuestados, el motivo principal (para todas las edades y niveles socioeconómicos) es la falta de interés.

Datos de la encuesta

El relevamiento fue publicado recientemente por el Sistema de Información Cultural de la Argentina (SInCA). Las preguntas se dividieron en dimensiones: radio, música grabada y en vivo; diarios; libros; revistas; televisión; películas y series; cine; teatro; prácticas digitales; cultura comunitaria; videojuegos; patrimonio. La encuesta se aplicó a 2.800 personas mayores de 13 años que viven en ciudades de más de 30 mil habitantes de todo el país.

TV implacable

Foto: Mauricio Centurión.

Sin importar la edad, el nivel socioeconómico ni la región geográfica, ver televisión sigue siendo una práctica cotidiana y doméstica. Su ventaja es que no demanda atención exclusiva y deja abierta la posibilidad de realizar otras actividades en simultáneo.

El promedio de consumo diario de TV ronda las 3.15 horas. La mayoría utiliza servicios de TV por cable (73%) y un 21% de los espectadores mira sólo TV de aire.

Y el televisor sigue siendo implacable: prácticamente todos los argentinos (95%) miran televisión desde allí. Tan sólo el 5% de la población ve habitualmente contenidos a través del celular, la computadora o la tablet.
Si bien la principal vía de acceso son los canales de TV por aire (58%) y cable (74%), en los últimos años la modalidad online se consolidó como la segunda opción más elegida. Los sitios como YouTube (32%) y las aplicaciones pagas como Netflix (25%) comienzan a tener relevancia.

Al respecto, vale decir que en este caso se presenta una diferenciación social. Mientras que en los sectores socioeconómicos más altos el consumo de contenido audiovisual por aplicaciones pagas llega al 53%, en los sectores más bajos no alcanza el 5%.

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