En Estados Unidos venden datos digitales para perseguir a mujeres que quieran abortar

Protesta por la caída de Roe vs Wade en Washington. Foto: REUTERS/Moira Warburton

El Cuento de la Criada se cruza con Black Mirror. Datos de geolocalización de quienes fueron a clínicas donde se practican abortos están siendo vendidos masivamente para perseguir mujeres y personal de salud. Lo mismo puede pasar con los datos de las apps de menstruación.

Desde que Politico filtrara a principios de mayo parte del voto del juez de la Corte Suprema, Samuel Alito, para hacer caer Roe vs Wade, la sentencia que garantizaba el aborto en Estados Unidos, explotó la venta de datos digitales privados y personales sobre mujeres y personal médico que visitaron o trabajan en clínicas donde se practican abortos. Hay preocupación también por los datos provenientes de aplicaciones para el seguimiento de la menstruación. Todo por un puñado de dólares.

Con la caída de Roe vs Wade se avizora un recrudecimiento de la vigilancia y persecución de las mujeres por parte de la masiva ultraderecha norteamericana. Cuando la sentencia estaba vigente, los grupos antiderechos focalizaban su propaganda en las clínicas, por ejemplo, para que le caiga a las mujeres en las salas de espera. En Estados Unidos, la venta de metadatos digitales es legal. Con un poco de astucia y trabajo, fácilmente se convierten en información para seguimientos personalizados.

El sitio web Vice compró información de geolocalización para probar que estaba en venta y en circulación. Esos datos fueron vendidos por la empresa SafeGraph, que los toma de los celulares: fijan como puntos de referencia clínicas donde se hacen abortos y a partir de allí hacen el seguimiento previo y posterior de quienes fueron a esos lugares. “SafeGraph clasifica a “Planned Parenthood” como una “marca” que puede ser trackeada, los datos comprados incluyen más de 600 locaciones de Planned Parenthood en Estados Unidos”, explican en Vice.

Los datos no son producidos por Planned Parenthood, sino que se toman a partir de otras apps en las que los usuarios dan su aval para entregar la información en los “términos y condiciones”. Vice compró esa información por U$S 160.

Atentos a la situación, las clínicas volvieron a utilizar el papel en sus acciones administrativas y comenzaron a pasarse a aplicaciones con datos encriptados para sus comunicaciones. La senadora Elizabeth Warren, que fuera precandidata demócrata a la presidencia, presentó un proyecto para regular la actividad de los data brokers, las empresas que venden datos.

En un hilo aterrador, la especialista en tecnología Nandini Jammi deschava a buena parte de los CEO de las empresas de ventas de datos

El ciclo menstrual

El uso de apps para el seguimiento de los ciclos menstruales también puede tornarse por demás riesgoso para las mujeres estadounidenses. Son datos personalísimos que funcionan como indicadores de posibles interrupciones de embarazos. Y son datos que ya no sólo están en poder de las compañías.

Según el New York Times, una de las apps más exitosas, Flo, comparte información con Google o Meta. El propio British Medical Journal publicó un estudio donde muestra que en un relevamiento sobre 24 apps de medicina de máximo uso, 19 comparten sus datos con otras empresas. Es el 79%.

Para proteger a las mujeres de la vigilancia teocrática fascista, la recomendación que están dando los especialistas en tecnología es la misma que la que usa Planned Parenthood:  en esta situación de emergancia, dejar el digital y volver al papel, el calendario. Así lo expresó en un hilo viral el 3 de mayo, día posterior a la filtración de la posición del juez Alito, la abogada y activista Elizabeth McLaughlin: usar una app de menstruación es llevar "un blanco en la espalda".

 

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