La hoja de ruta del gobierno nacional hacia las elecciones de 2019 incluye más deuda y un fuerte ajuste del gasto público. Crece la ayuda social para prevenir conflictos y desbordes.

El presupuesto 2019 diseñado por el gobierno nacional prevé una inflación anual del 23% y una caída de la actividad económica del 0,5% (este año será del 2,4%). Además, en el texto enviado al Congreso, se estima que la cotización del dólar durante el año próximo se mantendrá en los valores actuales: 40,10 pesos.

El objetivo del gobierno de Mauricio Macri es alcanzar durante en 2019 el déficit primario cero –igual cantidad de ingresos que de gastos, sin contar el pago de la deuda externa– de tal forma de acceder en forma anticipada a los desembolsos del FMI previstos inicialmente para los años 2020 y 2021.

Los lineamientos centrales del proyecto de presupuesto 2019, presentado el lunes 17 por el ministro de Hacienda de la Nación, Nicolás Dujovne, ante los diputados de Comisión de Presupuesto, le permitirán al gobierno de Cambiemos “avanzar más rápido para el equilibrio fiscal con el fin de reducir nuestra vulnerabilidad”, según Dujovne.

Para alcanzar esa meta, la Nación hará una fuerte poda del gasto público –500 mil millones de pesos, de los cuales 100 mil millones corresponden a las provincias– y además restituirá retenciones fijas a las exportaciones, con el objetivo de mejorar los ingresos.

En 2019, año electoral, crecerá el gasto social, pero caerá abruptamente la obra pública y las transferencias a las provincias. Por detrás de esos indicadores de la economía doméstica, el dato principal es que el rubro que más aumentará es el del pago de intereses de la deuda externa, que representa el 87% del PBI: algo que no se veía desde 2005.

Dólar, inflación y consumo

El gobierno de Cambiemos estima una inflación punta a punta del 23% para 2019, aunque podría ser más elevada debido al “arrastre de 2018”. La meta del 10% al 15% prevista en el presupuesto 2018 no se cumplió; por el contrario, el año cerrará con una suba de precios superior al 40%.

Otra meta de difícil cumplimiento es la cotización del dólar para el año próximo. El gobierno prevé una baja del 8% del tipo de cambio real multilateral para 2019, con el dólar en un precio promedio de 40,10 pesos: es decir, se mantendría en el mismo nivel durante los próximos 15 meses. Además, se vaticina que el dólar cotizará a 44,30 pesos en 2020; 48,20 pesos en 2021; y 50,50 pesos en 2022.

El presupuesto proyecta una recuperación del consumo privado y de la inversión, aunque se aclara que “no lograrán compensar el arrastre negativo que dejarán los últimos meses de 2018”. El texto estima una caída de 1,6% en el consumo privado y de 9,7% en la inversión.

Con letra y música del FMI

Las pautas macroeconómicas definidas por la Nación están en línea con las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para que la Argentina acceda al préstamo stand by de 50 mil millones de dólares. Los primeros 15 mil millones llegaron al país en junio.

Para anticipar los próximos desembolsos, el FMI exigió acelerar el proceso hacia el equilibrio fiscal. El acuerdo finaliza recién en junio de 2021; para lograr certezas en el manejo de la economía y enviar señales a los mercados en busca de la reactivación, el gobierno de Macri quiere que el FMI anticipe los desembolsos previstos para 2020 y 2021.

Eso ocurrirá si el Estado logra cumplir la meta de equilibrio fiscal primario, algo que depende tanto de la aplicación efectiva de los recortes en el gasto público como de la recaudación por impuestos y retenciones.

“El equilibrio fiscal nos permitirá seguir construyendo un entorno que incentive la inversión ya que un Estado más solvente en lo fiscal hace a la economía más previsible, reduciendo la incertidumbre”, dice el proyecto de presupuesto.

Para ello, en 2019 se producirá un combo de factores que pueden causar una caída de la economía aun mayor de la prevista: paritarias a la baja en el sector público (lo que rebotará en el sector privado), menos obra pública, menor transferencias a las provincias y quita masiva de subsidios a los servicios, algo que repercutirá en las tarifas con la consiguiente caída del consumo.

El largo adiós a la obra pública

La inversión en infraestructura sentirá la tijera de Cambiemos. En 2016 y 2017 representó el 2,4% y 2,5% del PBI, respectivamente. En 2018 se empezó a registrar el recorte en la obra pública, que representa el 1,9% del PBI. Para 2019 bajará al 1,3%. “Se incrementará la participación relativa de las obras relacionadas con Educación y Agua Potable, que en conjunto crecerán 14,6% anual”, sostiene el presupuesto. Sin embargo, el nivel de inversiones en obras relacionadas con Energía y Transporte caerá en un 0,2% en relación al PBI.

Otro tijeretazo a los subsidios

La eliminación de subsidios a la energía y el transporte es uno de los ejes del presupuesto 2019 en línea con el objetivo de lograr déficit primario cero. Se sentirá fuerte en los bolsillos de las clases populares, que sufrirán fuertes aumentos en el costo del transporte –aun cuando algunas provincias como Santa Fe destinen un mayor volumen de recursos para amortiguar el impacto– y que verán además eliminada la tarifa social eléctrica. Solo en la provincia de Santa Fe hay 21 mil usuarios que perderán ese beneficio a partir del 1º de enero de 2019.

El presupuesto 2019 dice: “Estimamos una baja del gasto en subsidios económicos de 0,7% del PBI. A partir de 2019, serán las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires quienes definirán las compensaciones o subsidios al transporte automotor dentro de sus jurisdicciones y quienes eventualmente asumirán las erogaciones presupuestarias asociadas a dichas decisiones. Esto genera un ahorro para el Estado Nacional equivalente a 0,3% del PBI. Lo mismo ocurrirá con las tarifas eléctricas diferenciales de acuerdo a la condición socioeconómica del usuario residencial, lo cual representa un ahorro para la Nación del 0,1% del PBI”.

En 2019 se recortarán el 1,6% de los subsidios a la energía (3291 millones de pesos) y el 18,1% de los subsidios al transporte (82.561 millones de pesos), en comparación con el presupuesto 2018.

Además, la Nación reducirá las transferencias corrientes a las provincias –envíos de dinero para obras, educación, seguridad social, desarrollo social, salud y otras áreas– en 17.308 millones de pesos, 17,5% menos que en 2018.

La deuda eterna

Como la serpiente uróboros, que se devora a sí misma, el gobierno nacional necesita dólares frescos para pagar su deuda en dólares. En el presupuesto 2019 el propio Ejecutivo reconoce cómo se agigantó la deuda externa durante la era Cambiemos y cómo se agravó el déficit de cuenta corriente (el saldo entre exportaciones, importaciones y entradas y salidas financieras). La “solución” que diseñó el gobierno es a refinanciar todas las obligaciones externas en 2019, confiando en que el dólar promedio se mantendrá en torno a los 40 pesos.

En el texto enviado al Congreso reconoce la situación: “Para diciembre de 2018 el stock de deuda pública será de USD 315.698 millones, lo que significa una caída de USD 5.237 millones frente al mismo período de 2017. En cuanto a la deuda neta (aquella en manos de privados y organismos multilaterales), la estimamos en USD 188.492 millones, USD 23.380 millones por encima del stock de diciembre de 2017”.

La deuda en 2018 representa el 87% del PBI. El presupuesto prevé que en 2019 aumentará a 331.971 millones de dólares o 75,3% del PBI (siempre y cuando la caída del producto sea de apenas 2,4% este año y sólo 0,5% el año que viene, como pretende Dujovne). La deuda neta subirá a 203.629 millones de dólares (el 46,2% del PBI).

Para 2019 se necesitan 38.900 millones de dólares para pagar lo que se debe. Para eso se generará deuda con el FMI por 11.700 millones de dólares (ya se acordó esa deuda), más 4600 millones de verdes de otros organismos internacionales. Se creará nueva deuda por 2500 millones de dólares y, dentro del plano de las fantasías, se espera refinanciar 20.100 millones de dólares.

La línea con mayor aumento en el presupuesto 2019 corresponde al pago de intereses de la deuda. Ese rubro estipula que el Estado pondrá 596.065 millones de pesos en 2019, casi tres veces la totalidad del presupuesto de la provincia de Santa Fe en 2018. El monto se incrementó respecto de 2018 en un 48,9%. Ningún otro rubro tendrá una suba semejante.

El pago de intereses de deuda el año que viene supera el pago total de salarios del Estado (en total 530.928 millones), más que duplica los subsidios (como los de energía y transporte), cuyo monto es 287.302 millones de pesos (baja el 6,9% respecto de 2018) y duplica el gasto de capital (215.033 millones, cae 7,2%).

Fuera de los intereses de deuda, el único rubro que sube es el de las prestaciones sociales (34,4%), que no sólo aumentan por razones vegetativas sino que tienen que incrementarse en razón de la inflación promedio prevista del 23%.

 

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