Durante el último show de La Beriso en el estadio de Vélez Sarsfield, su cantante Rolando “Rolo” Sartorio se mandó un mini discurso con profundo sentir social y político agradeciendo a les que habían comprado el ticket para ir a verlos, ya que lo hicieron a pesar de que “sabemos que el país está casi destruido y que es muy difícil pagar una entrada para ver a un artista”. Acto seguido, sucedió lo que sucede en el 90% de los espectáculos públicos del país: se entonaron las estrofas del hit nacional argentino, “MMLPQTP”.

A Rolo eso no le gustó nada e interrumpió a las gradas de la siguiente manera: “No puteen a nadie que no lo hice para que hagan eso, sino porque realmente está mal”. Rolo querido, quiero que sepas que la gente no lo hizo porque vos quisiste eso. Lo hizo porque, como muy bien dijiste, el país está destruido y sienten que el mayor responsable de ello es la gestión Cambiemos. Y además, ¿qué esperabas? ¿Que después de eso aplaudan y canten “La grieta es mala, abajo la grieta”? Si te cabe la demagogia, bancate la pelusa, mostro.

Pero ahí no terminó el speech: “Nosotros vinimos a disfrutar, no tenemos banderas políticas. Así que disfrutemos y dejemos disfrutar… no vayamos en contra de nadie”. Tres cositas al respecto:

1. “Nosotros vinimos a disfrutar”

Sí Rolo, ya entendemos: Ustedes solo hacen rock para divertirse y disfrutar. También podés disfrutar haciendo política, ¿sabías? O no siendo tan Pomelo devenido en el Micky Vainilla del rockenrolenenena. O comiéndote un pirulín en La Bristol, qué sé yo.

No sé qué entenderá Rolo por disfrutar, pero si yo voy al recital de mi banda favorita juntando monedas para poder pasarla bien y olvidarme al menos dos horas de las pálidas cotidianas que no parecen acabar, y desde el escenario me la bajan con que el país está destruido, déjame decirte, Rolo, que así no vamos a disfrutar una mierda, eh.

Después se podrá discutir si la función del rock es la de entretener, hacer reflexionar, emocionar, etc. No me interesa debatir posturas metafísicas que hablan de una esencia inmaculada que ya no existe y que el rock murió y todo eso que siempre conduce a que “todo tiempo pasado fue mejor”. A mí La Beriso no me gusta, y por suerte eso me libera de un conflicto moral sobre si juzgar al artista o a la persona, como si el artista fuera un potus y no una persona.

2. “No tenemos banderas políticas”

…dijeron nunca les amigues de #ConMisHijosNoTeMetas. Las tenés, Rolo. Que no las veas es otra cosa. ¿O Rolo pensará acaso que hablar de la situación económica, política y social del país, desde un escenario para un público masivo que muchas veces es influenciado por el poder de recepción que tiene un personaje popular y carismático, como puede ser un músico, no es político? Y si no las tenés y solo fuiste ahí a disfrutar, ¿para qué la batiste con lo mal que está el país?

Rolo quizás no sepa que ser ciudadano de Corea del Centro es la consecuencia de una decisión política. Su bandera es no tener bandera, por decirlo de alguna manera. ¿Habrá querido decir con esto que “todos los extremos son malos”? Puede ser. En definitiva, significan lo mismo. O sea, nada. Solo son latiguillos del sentido común que pretenden justificar una imposible neutralidad u objetividad en el discurso, ya que es siempre proferido por un sujeto. Y Rolo, no me hagas hablar de semiótica que ya sabés cómo me pongo.

3. “No vayamos en contra de nadie”

Significa ni más ni menos “estar bien con dios y con el diablo”. Este es el supuesto nuclear de la filosofía cool que subyace a este nuevo discurso político neoliberal: “Todos juntos”, “Sin excluir a nadie”, “No hay que estar en contra, sino a favor de…”, “Evitar el conflicto”, “Buscar soluciones entre todos”, “Cuando nos juntamos miren de lo que somos capaces”, etc. Estar del lado de las víctimas… y victimarios. De les oprimides y les opresores. La contradicción es flagrante. Definitivamente, Rolo está diciendo una pavada. O le encontró la solución a la grieta que Marx no le pudo encontrar y yo lo estoy subestimando.

Pero por otro lado, no ir en contra de nadie, es asumir que ese “país destruido” del que Rolo habló, no lo destruyó nadie. De un día para el otro nos levantamos y estaba todo en ruinas. Fue magia. Un día nos despertamos y estábamos convertidos en una cucaracha. Veníamos bien, pero pasaron cosas. La crisis causó un país destruido. Pero ¿qué o quién causó la crisis? Y si lamentamos que el país esté en ruinas y la gente la esté pasando mal, Rolo querido, ¿no deberíamos ir en contra de esos que lo destruyeron para que, justamente, dejen de destruirlo?

Pero bueno, quizás el equivocado soy yo, y le estoy exigiendo lo que no corresponde a quien solo vino a disfrutar… y a hacer un poco de rock para divertirse.

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