Cinco listas distintas firmaron un programa común de cara a las elecciones que vienen.

Este año, el calendario de la lucha feminista se cruza con el cronograma electoral, y nuevas iniciativas vienen a decirle al sistema de partidos políticos que los feminismos tienen mucho para aportar. En el marco de un nuevo #8M, las mujeres integrantes de todas las listas para concejales e intendentes de la ciudad de Santa Fe fueron  convocadas por Barrio 88 a firmar un acuerdo feminista. Se trata de una plataforma que contiene once puntos con diversas reivindicaciones vinculadas a los derechos de las mujeres y de las disidencias sexuales, pero que también buscar resignificar los modos de hacer política, apelando a la afectividad y a la escucha de todas las voces.

Sólo cinco listas asistieron a firmar el acuerdo: Honestidad y Compromiso (Frente Juntos), que propone como primera candidata a concejala a Mariana Escobar; Contar, pensar, hacer Santa Fe (Frente Social y Popular), encabezada por Pablo Landó y Lucila Kessler; Avanza (Frente Progresista Cívico y Social), con Lucas Simoniello y Virginia Coudannes a la cabeza, y las listas para el Concejo y la Intendencia de Barrio 88, Ningún barrio afuera, que promueven como candidata a intendenta a Eliana Ramos y como candidatos a concejales a Guillermo Jerez y a Lucía Ganín. Las mujeres firmantes son de distintos barrios de la ciudad y también de diferentes edades.

El antecedente es una experiencia similar en Rosario. En 2017, la entonces candidata a concejala Majo Gerez (Mala Junta) hizo un llamado a sus pares para la firma de un pacto. Para el acuerdo local, los puntos fueron reformulados y adaptados a Santa Fe. Contienen reivindicaciones concretas como la paridad de género en las listas, el acceso efectivo a la interrupción legal del embarazo, el cumplimiento del cupo laboral trans y de la educación sexual integral, como así también el fortalecimiento de las políticas de prevención y acompañamiento de situaciones de violencia hacia las mujeres, lesbianas, travestis y trans. “Las mujeres tenemos una agenda pública muy relevante, con mucho empuje, que sí o sí el Estado tiene que mirar, y consecuentemente emprender iniciativas y acciones estratégicas en ese sentido”, señaló Virginia Coudannes.

Otro punto de la plataforma refiere al compromiso con “la inclusión definitiva de las trabajadoras de la economía popular, reconociendo el valor social y económico de sus actividades y garantizando la urbanización de nuestros barrios, para que todas las mujeres, niñxs y jóvenes de la ciudad podamos vivir en igualdad de condiciones”. Eliana Ramos destacó este punto como una de las adaptaciones del acuerdo rosarino al contexto local. “Algo muy propio de Santa Fe es incorporar mujeres de la economía popular, mujeres de las copas de leche, mujeres de los barrios de nuestra ciudad que sufren un montón de problemáticas que no son interpeladas por el feminismo tradicional”, consideró.

“Este acuerdo es muy importante para las mujeres que transitamos la vida política y para todas las mujeres y las disidencias sexuales de Santa Fe. La hermandad de las mujeres, tener estos lazos que se proponen en este acuerdo no es más que proyectar una ciudad y una provincia que no tenga que ver con los partidos políticos sino con una visión feminista de las ordenanzas, en este caso, que se votarían si fuésemos concejalas electas”, expresó la candidata Mariana Escobar de Honestidad y Compromiso, espacio que lidera Alejandra Obeid dentro del Frente Juntos.

“Es necesario hacer este pacto porque a las mujeres todavía nos cuesta, aún estando en lugares de poder, tomar decisiones, por las mismas lógicas patriarcales. Por más que estemos ocupando esos espacios, no significa que estemos tomando la palabra. Estar acompañadas nos empodera y ayuda a que podamos entre todas darnos esa posibilidad de poner nuestra palabra. Los puntos tratan de trasladar las lógicas y las dinámicas, y también las luchas que tenemos en el movimiento de mujeres y de las disidencias sexuales, a un acuerdo entre candidatas; de hacer que los espacios sean más amigables, que prevalezca la escucha, que no gane siempre la persona que hable más fuerte y que grite” explicó Lucía Ganín, militante de Mala Junta, integrante de la Mesa Ni Una Menos y candidata a concejala por Barrio 88.

Las mujeres, lesbianas, travestis y trans de Argentina y del mundo paran y se movilizan. Juntas, por los derechos que faltan, por las vidas arrancadas por las violencias machistas. El grito común, signado por la presencia en el espacio público y el aura de la efeméride, jamás deja de reconocerse a sí mismo como profundamente político.

El acuerdo pretende ir más allá. Apunta a las formas organizacionales que generan un sistema representativo que mostró su lejanía respecto a las demandas del movimiento feminista, cuando en agosto de 2018 negó la ley de interrupción voluntaria del embarazo al millón de personas que se congregó a las puertas del Congreso agitando el pañuelo verde. Replantear las lógicas partidarias trasciende el mero armado de las listas y pone en discusión los modos en que se construyen los consensos hacia el interior de las estructuras. “Las mujeres estamos ocupando lugares cada vez más protagónicos, no pedimos más permiso a los compañeros varones y mucho menos a los compañeros machistas, que nos veían sólo como un 30% necesario para ocupar espacios”, señala Mariana Escobar.

“La conformación de la lista no tiene que ver con algo testimonial ni forzado, sino que expresa que las mujeres somos parte hoy de la dirección de las grandes luchas de este país; tiene que ver con los derechos de las mujeres pero también con los derechos de las trabajadoras, de las desocupadas, de las estudiantes”, dice Lucila Kessler, de la Campaña Nacional por la Emergencia en Violencia de Género, en la lista del Frente Popular y Social, conformada en su mayoría por mujeres.

“La participación de las mujeres es fundamental. Es necesaria porque queda evidenciado que las políticas públicas no nos tienen en cuenta. Lo vemos cotidianamente: cuando una mujer es acosada o sufre violencia, no hay un sistema que las respalde. Entonces al haber más mujeres es poner una mirada hacia eso y trasladar esa sensibilidad a los lugares de poder” expresa Lucía Ganín. “Creo que en muchas listas o en muchos partidos tradicionales, la paridad de género es políticamente correcta. Que haya muchas mujeres ocupando esos espacios no significa que en realidad las mujeres tengamos voz. Pero bueno, por algo se empieza: la paridad de género tiene que ser un piso”, agrega.

Lo afectivo en la política

Sentadas en ronda, pasando el micrófono de mano en mano, las candidatas cuentan su experiencia militante. Se presentan a partir de las diversas pertenencias, se reconocen pares, compañeras. Uno de los puntos del acuerdo invita a “reconocer la importancia de la afectividad en la política, incorporando nuestras emociones, experiencias de vida y sentires, fundamentales para despatriarcalizar la política institucional”.

“Acá hay una cuestión central que es lo humano: pensar en incluir la mirada de las mujeres en las agendas y en los partidos a veces es muy complejo. Es muy importante porque también se involucran los valores, los principios de las mujeres y de los colectivos que acompañan esta lucha”, indicó Virginia Coudannes. Por su parte, Eliana Ramos considera necesario “Establecer lazos que no sean de rivalidad y sí de oposición política. Podemos no estar de acuerdo en algunas cuestiones, es lo más sano, es la democracia, sin embargo no hay que plantear esas cuestiones en términos de rivalidad. Me parece que esas son formas viejas de hacer política, que tenemos que definitivamente eliminar y que el feminismo aporta muchísimo en cuanto a eso. Este es un ejemplo”.

El feminismo ha enseñado a transformar los sentires, el duelo por las pérdidas ante los femicidios y los crímenes de odio, los afectos que rompen la heteronorma, la lucha por la autonomía sobre el propio cuerpo, en programa político, en movilización callejera, en proyectos de ley que luego son derechos conquistados. “Lo de la afectividad en la política es fundamental, porque a las mujeres nos ningunean con esto de que somos sensibles, emocionales, también con esto de la menstruación y de las hormonas. A todas las personas nos pasan cosas. No somos robots, y de hecho todas las candidatas y los candidatos cuando proponemos cosas, son cosas que nos atraviesan desde nuestro propio ser y eso hace que nos pongamos como nos toque”, expresa al respecto Lucía Ganín.

Una ciudad feminista

El último punto del acuerdo llama a “trabajar conjuntamente para la construcción de una ciudad feminista, habitable y segura para las mujeres y disidencias sexuales”. Uso del tiempo y de los espacios públicos aparece como aspectos clave entre las candidatas.

Para Eliana Ramos, “Hay muchos aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de pensar una ciudad feminista. A mí sobre lo que más me interesa trabajar tiene que ver con los cuidados. Son labores que están totalmente invisibilizadas, no se trasladan al ámbito de la política o de la discusión política porque son cosas que históricamente realizamos las mujeres. Cuando hablamos de que las mujeres participen y estén en los espacios públicos y en los espacios políticos, primero tenemos que pensar cómo hacemos para liberarlas de sus trabajos cotidianos que generalmente consumen el 80% de su tiempo”. “Otra cuestión que me interesa es cómo hacemos una ciudad segura para las mujeres, y en eso la municipalidad tiene muchísimo que ver, así sea desde el detalle mínimo que es tener calles iluminadas”, agrega.

“El feminismo aporta a la política diferentes cuestiones. Partimos de la base de que la desigualdad se puede medir, desde ese lugar es importante pensar en diferentes cuestiones; la brecha salarial entre mujeres y varones, el trabajo no remunerado. Eso también implica un llamador para generar políticas públicas que apelen a la igualdad entre mujeres y varones, en las instituciones, en el mundo del trabajo y en el trabajo doméstico”, argumenta Coudannes. “El feminismo no sólo en la política partidaria sino también en las cuestiones de gobierno y de Estado es el ingrediente necesario para una ciudad con más justicia social, con más amplitud de derechos, una ciudad donde la violencia contra la mujer sea cada vez menos” dice por su parte Mariana Escobar.

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