Un circo varado en La Rural: once artistas piden colaboración para subsistir

El circo Unión se encuentra varado en La Rural y sin posibilidades de trabajo por la pandemia. Piden colaboración a la ciudadanía para poder vivir el día a día.

Esta noche no habrá circo en La Rural. Las lonas de las carpas del Circo Unión duermen en el carromato, los fierros descansan ordenados sobre el pasto ralo y un globo metálico anuncia algo de melancolía y de ausencia. Esta noche no habrá circo en La Rural, no hay circo desde las primeras semanas de marzo, cuando el rumor lejano de la pandemia se convirtió en certeza y en mandato de aislamiento.

Foto: Mauricio Centurión.

No hay niñas y niños en el Circo Unión, no hay ojos ansiosos esperando el show de las motos girando a toda velocidad en el Globo de la Muerte; en lugar de las risas se oye el rumor de los árboles que rodean el terreno. El silencio merodea entre las casas rodantes estacionadas, donde las y los artistas nómades se resignan a la rutina de la quietud. Pero sobre todo, la boletería cerrada vacía los platos y las ollas, y el circo cerrado también se vuelve hambre. Sus trabajadores piden colaboración a quien pueda hacerlo, acercando donaciones al predio ubicado en Bv. Pellegrini al 3200.

Foto: Mauricio Centurión.

Cachete tiene 16 años y no recuerda cuándo fue la primera vez que actuó en el circo, porque lo hizo toda su vida. Es cuarta generación de artistas circenses, hijo del dueño del circo, Ángel Almada y bisnieto del reconocido comediante Marcos Zucker. En su traje gris de payaso alegre seis cuentas plateadas algunas vez reflejaron las luces del show. “Detrás de este maquillaje, hoy hay una gran tristeza”, dice Cachete.

Foto: Mauricio Centurión.

“Es difícil levantarse a la mañana y ver que el circo no está. Llegaban las nueve de la noche y yo ya estaba producido para la función, ahora son las nueve de la noche y hay nostalgia. Uno extraña la función, el público, los aplausos. Lo más difícil es que no se sabe cuándo irá a terminar esto” dice, parado en la entrada del Circo Unión.

“Yo soy el anfitrión, el que recibe al público. Hago malabares, con mi papá hacemos un show musical”, cuenta Cachete. “Toco todos los instrumentos: toco trompeta, trombón, saxofón, clarinete, pistón, toco el bajo, contrabajo, sin trabajo, más pa’ arriba, más pa’ abajo, toco la radio, toco las puertas, toco los timbres y salgo corriendo”, dice. Brilla roja su nariz de payaso y la sonrisa pícara se desdibuja pronto: “pero hoy me voy a quedar en casa, así algún día nos volvemos a encontrar para llevarle alegría a la gente”.

Foto: Mauricio Centurión.

“Soy nacido y criado en el circo, no me imagino otra vida”, suspira el joven payaso.

Un circo sin gente

Ángel Almada es el dueño del circo, pero sobre todo un artista circense. Recuerda a su padre, a su abuelo, las últimas orquestas que acompañaron las funciones, allá lejos y en el tiempo. Entre carpa y carpa nació su vocación de músico, pero admite que su número especial fueron los monociclos, bicicleta de una rueda dibujando risas desde el escenario.

Foto: Mauricio Centurión.

“Nos encontramos como todos los negocios pero nuestro negocio es distinto. No tenemos ninguna opción de ingreso monetario, no es que llega la quincena o el fin de mes y cobramos o tenemos algún negocio venta de objetos”, se lamenta Almada. “Lo nuestro es un lujo para los niños y las familias, ese lujo está cortado en este momento. Fuimos los primeros en cortar y vamos a ser los últimos en regresar”, considera. “El circo es un espectáculo familiar que apunta a toda la familia pero está en base a los niños. Antes de que se guarden los niños, ya se guardó el circo”, recuerda.

Foto: Mauricio Centurión.

“Después de que los niños vuelvan a la escuela, un largo tiempo después, estaríamos nosotros como para volver al ruedo”, pronostica Almada. "Ese cuándo en verdad nadie lo sabe, tenemos un enemigo que es invisible, entonces no sabemos cuánto tiempo va a durar esto”, agrega.

Cada temporada, en el Circo Unión trabajan hasta 62 personas, entre quienes se ocupan de la publicidad y de la técnica, y las y los artistas. "Ahora hay once personas: los artistas, el trapecista, un motociclista, una chica que hace número de cuerda, números en altura, el malabarista, la cocinera del circo, la sonidista, una chofer y el asistente", indica Almada sobre las personas que hoy están habitando el predio de La Rural.

Foto: Mauricio Centurión.

Las ruedas del circo se detuvieron en Santa Fe el 16 de enero, venían de Santo Tomé. Si el coronavirus no existiera, si los chistes o el maquillaje o los vestuarios o el trapecio no estuvieran guardados, el Circo Unión andaría despidiéndose de Esperanza y arribando a alguna otra ciudad santafesina. “Somos nómades, somos personas que estamos continuamente viajando, recorriendo distintos lugares, provincias y países. Pero hoy somos santafesinos", expresa Ángel.

Foto: Mauricio Centurión.

Si hurga en su memoria, el artista recuerda la Gripe A en 2009. Aquella pandemia los detuvo mientras rumbeaban en Corrientes: "pero fueron 15 días nada más”. "No era como esto, hablo con mi madre o con gente mayor y se asemeja a un época que no he vivido. Parece una tercera guerra mundial en silencio, con un enemigo que no vemos y que va combatiendo por el mundo", piensa. "Mirando para atrás, lo veo a mi abuelo que hacía de payaso triste. Si estuviera ahora, se le caería más de una lágrima", se angustia.

La unión hace la fuerza

"Unión" se llama el circo varado en el predio de La Rural de Santa Fe. "Hoy vivimos de la ayuda que nos brindan ustedes, los santafesinos" dice su dueño, Ángel Almada. De las funciones de verano quedaron apenas algunas monedas. Almada cuenta que ya recibió ayuda de empresarios y de la Municipalidad, también de vecinos de la zona.

Foto: Mauricio Centurión.

"Con la comida o lo poco que nos traen, ayudamos. Hay una parejita que sale a revolver basura y yo los llamo y si nos dejaron tres leches, una les damos a ellos". Así comparte lo que le llevan con los cuidacoches del cantero de Boulevard, y con quien lo necesite. Al finalizar la entrevista, aparece la pregunta por el nombre: "El circo se llama Unión porque la unión hace la fuerza", sonríe su dueño.

Foto: Mauricio Centurión.

Texto: Mariángeles Guerrero

Fotos: Mauricio Centurión

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