El rescate desde la salud comunitaria

La Red Puentes es un servicio de atención de la salud comunitaria que gestiona y organiza el Movimiento Popular La Dignidad.

Red Puentes cuenta cómo trabaja los consumos problemáticos en la crisis sanitaria.

Los consumos problemáticos de sustancias son situaciones de complejidad porque, lejos de ser unicausales, las variables que intervienen parten desde lo particular, subjetivo, de cada sujete hasta las condiciones externas, como las económicas y culturales.

En este sentido, la condición socioeconómica de usuaries de drogas es un factor determinante en su relación con las sustancias. Podemos afirmar con seguridad que no es lo mismo tener un consumo problemático de alguna sustancia, cuando se vive con las condiciones materiales básicas aseguradas, a cuando no. Las desigualdades se palpan desde el acceso desigual a la información hasta el cómo se llega a la sustancia.

La Red Puentes es un servicio de atención de la salud comunitaria, entendida desde una perspectiva de salud mental e integral, que gestiona y organiza el Movimiento Popular La Dignidad, y atiende la problemática de los consumos de drogas en los barrios. Puentes está dentro del marco institucional del programa de Casas de Atención y Acompañamiento Comunitario (CAAC) de la Sedronar. “Este programa es una política pública que fue traccionada en lucha por las organizaciones sociales y eclesiástica del distintos lugares del país”, afirman desde la red. Actualmente hay 230 CAACs (cuatro en Santa Fe) y 27 casas de Red Puentes en todo el territorio nacional. En la ciudad, 26 personas trabajan en esta organización.

Pausa entrevistó a Sofía García, Coordinadora de la Red Puentes de Santa Fe y licenciada en Trabajo Social para conocer de qué forma abordan los consumos problemáticos de sustancias y cómo cambió su labor durante la cuarentena.

—¿Cómo se podría caracterizar el trabajo de Red Puentes? ¿Cuál es la perspectiva de trabajo respecto a los consumos problemáticos de sustancias?

—Nosotres realizamos un abordaje comunitario e integral de los consumos problemáticos. Trabajamos con las juventudes de las barriadas, tanto del cordón oeste como del distrito La Costa. Laburamos con varones, mujeres cis, mujeres trans y niñes. Tenemos, en la ciudad, cuatro dispositivos funcionando. Tenemos dos espacios productivos: una bloquera y un panadería. Abordan el eje del trabajo, desde una lógica cooperativa y enmarcados en la economía popular, puntualmente en la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, que es nuestro sindicato. Una de las cuestiones que me parecía importante resaltar es que Red Puentes es una cooperativa de salud comunitaria a nivel nacional. Nos entendemos como trabajadores de la salud popular. Por otro lado, tenemos una casa que es un centro de día y está ubicada en Jujuy 2820. Funciona en horario diurno, de lunes a viernes. Es un espacio mixto. También tenemos un centro de integración comunitaria, que funciona en horario de nocturnidad y es para varones de entre 18 y 35 años y está ubicado en Avenida Freyre 2732. Nuestros equipos de trabajo son interdisciplinarios y están conformados por psicólogues, psicólogues sociales, trabajadores sociales, entre otros.

Los dispositivos son convivenciales, es decir que se abordan desde la vida cotidiana y desde la grupalidad. Todas estas cosas creo que hacen a la pregunta de cuál es la propuesta de abordaje que tiene la Red Puentes, a nivel nacional, sobre los consumos problemáticos. Porque planteamos un dispositivo que es voluntario, que es gratuito, que es a puertas abiertas, que hace un abordaje tanto del circuito de día como el de la noche, donde hay dos espacios productivos y donde se piensa y se construye la integralidad de la vida. Laburamos desde una perspectiva de salud mental, de derechos humanos. Todo eso viene a poner de manifiesto una propuesta en términos de política pública, que responde a la necesidad de los sectores populares, de abordar esta problemática en contextos de vulnerabilidad.

Por otro lado, tenemos reunión una vez a la semana con todo el equipo. Porque entendemos que si no nos encontramos a debatir sobre los dispositivos y las problemáticas y sus estrategias de intervención, no existe el abordaje interdisciplinario. Una de las cuestiones que nos parece más importante destacar tiene que ver con la construcción pensada desde todas las pibas y los pibes que habitan las casas, y desde una lógica territorial y comunitaria. Nosotros articulamos con los centros de salud, con los Eempa, con mujeres y diversidades, con docentes, con el Ministerio de Desarrollo Social.

—¿Cómo cambió el trabajo en Puentes a partir de la cuarentena?

—Dentro de la emergencia sanitaria somos considerades un servicio esencial. Por ende, la propuesta es que podamos tener nuestras casas abiertas para abordar las posibilidades de que este sector de juventudes de las barriadas y de calle, tengan espacios donde se puedan garantizar las necesidades básicas, en términos materiales, que permitan el desarrollo del protocolo. Nuestras casas siguen abiertas, seguimos trabajando en este contexto de emergencia sanitaria. Nuestros protocolos internos van en correlato con lo que dicen los Ministerios de Salud nacional y provincial.

Lo que estamos haciendo en este contexto es sostener el circuito de la  noche porque allí los pibes viven. Sostenemos que la calle no es un lugar ni para vivir ni para morir, entonces por ende, por lógica y coherencia política e ideológica continuamos con el espacio abierto. En el caso de los productivos, están cerrados. Ahora estamos reorganizando la reapertura de panadería, porque en tanto productor de alimento está contemplado dentro de las actividades que pueden retomar su trabajo. Siempre respetando los protocolos.

Por otro lado, en el centro de día tenemos suspendidos los espacios de talleres, donde se desarrollaban actividades de educación física, radio comunitaria (artículada con Ochava Roma), de huerta y también el de ESI y género. Sí sostenemos la convivencia de lunes a viernes con el sector de calle. Para que allí los pibes puedan higienizarse, alimentarse y descansar. A esto le hemos sumado la entrega de viandas para la enorme cantidad de personas que están en situación de calle en Santa Fe. La pandemia sólo vino a agudizar la crueldad y la violencia que estar en esa situación genera, para lo cual no hubo respuestas estatales acordes. Si bien el Municipio abrió refugios, no alcanza a cubrir la totalidad de esta población. También estamos haciendo entregas de barbijos, que fueron producidos por una cooperativa téxtil del Movimiento Popular La Dignidad, desde donde además recibimos alcohol en gel, en el marco de la entrega que hizo la agrupación a los barrios del cordón oeste.

Por otra parte, estamos asistiendo a les pibes que pueden realizar el aislamiento desde sus casas. Les estamos entregando bolsones de alimentos y de productos de higiene. También ropas de abrigo y de cama. A la vez también estamos recibiendo donaciones económicas y donaciones de ropa de abrigo.

—¿Hubo cambios en las prácticas de consumo?

—En ese sentido, estamos pensando estrategias, acompañamientos desde el punto de vista subjetivo. Porque sabemos que los contextos territoriales y socioeconómicos de los barrios, no generan las mismas posibilidades de cumplimento del aislamiento que cuando están las necesidades satisfechas y las condiciones son dignas para habitar. Por eso tenemos que pensar que para nuestres pibes rompe con la rutina del proceso de rescate que vienen desarrollando en la casas de Puentes. Entonces tenemos que ponernos creatives para continuar acompañando esto de manera amorosa y saludable, para que no quede librado a una situación de lo que ofrece el circuito del narcotráfico para las barriadas. Ahí es que emerge esta necesidad fuerte de que el abordaje no sea solo en términos de asistencia material, sino en términos de contención y acompañamiento subjetivo y que pensemos que la salud es una integralidad que aborda  también la salud psíquica.

No sé si podríamos decir que se ha visto transformado el consumo problemático en contexto de emergencia, sino que el aislamiento tiene que estar pensado en los territorios y desde las casas de Puentes porque esa es la manera que nosotres encontramos para la resolución de conflicto: lo colectivo. Es en la grupalidad donde encontramos las posibilidades de rescate.

—¿Han registrado mayor cantidad de abusos policiales e institucionales desde la cuarentena?

—Aprovecho el espacio para contarte algo que hemos estado manifestando en todos los medios que nos invitan a comentar nuestro laburo. Por un lado queremos dejar sumamente claro que desde la Red Puentes entendemos que, quienes puedan, deben cumplir el aislamiento. Lo que nos está sucediendo con las fuerzas de seguridad es que hemos estado ante algunas situaciones de hostigamiento, de abuso y de violencia policial. No sólo por les pibes de Puentes, sino y sobretodo, las personas que están en situación de calle y también con les trabajadores y las casas. Tenemos todos los permisos correspondientes, pero lamentablemente se han estado viviendo situaciones represivas de abuso y violencia que nada tienen que ver con acompañar a que la población pueda cumplir con el aislamiento. Eso es algo que hemos denunciado. En Santa Fe somos parte de los comités de crisis tanto municipal como provincial. Es una de las situaciones que hemos planteado allí. Y nos parece sumamente importante presentar esta situación, porque si no dejamos libres a las fuerzas represivas a que, en una situación que de por sí genera un montón de complejidades y angustias, hagan abuso de la fuerza, cuando en realidad esa no es la función para la que ellos están siendo convocados.

Estamos haciendo una recopilación de las distintas situaciones que se nos presentaron, para poder trasmitirla de manera ordenada en los distintos estamentos del Estado.

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