El básquet tatengue hizo justicia con su historia

Tres periodistas especializados explican por qué Unión volvió a la Liga Nacional de Básquet.

La Liga Nacional de Básquet lo estaba esperando y el básquet tatengue un día regresó. Después de 34 años, recuperó un lugar de privilegio, un espacio inmensamente merecido y seriamente buscado.

El objetivo se concretó el pasado 6 de agosto en el estadio de Ferrocarril Oeste, donde Unión le ganó en el cuarto juego de la final a Villa Mitre por 82 a 79 en tiempo suplementario. La serie terminó 3-1 para el Tate y el ascenso resulta inobjetable.

Los mejores periodistas de básquet que tiene la ciudad de Santa Fe analizan en Pausa el regreso del Tate a la máxima categoría.

Sello santafesino

Por Leandro Buttarazzi

Convertir un sueño en realidad muchas veces no es posible. Como tampoco seguir adelante en un camino de convicción y bajo patrones establecidos, a sabiendas que sinsabores pueden comenzar a poner en dudas certezas iniciales.

Unión a lo largo de toda su historia, con jugadores y formadores, con dirigentes y colaboradores, se encargó de darle importancia y realce a una disciplina muy importante como es el básquet.

Pero el aterrizaje de la Liga Nacional lo tuvo como entidad fundadora, poniendo un mojón de la mano de Justo Reynoso para alcanzar el máximo nivel en 1984. Quien suscribe creció con noches inigualables en la Universidad Tecnológica.

Entradas agotadas, figuras por doquier y un espectáculo que pasó a formar parte de las páginas amarillentas de la época o viejas cintas radiales en un archivo que muchos pensábamos que iba a tener vigencia.

Pero fue la pandemia la que trajo nuevamente a la ciudad un equipo protagonista, que fue sorteando obstáculos de lesiones (Alloatti, Uranga), haciendo una finta a los contagios y poniéndose la pilcha de candidato al promediar la instancia regular.

Para aquellos que conocen poco y nada de la Liga Argentina de Básquet la ecuación fue sencilla: armar en seis meses de emergencia un torneo, con estaciones (“burbujas”) y sobre la marcha después decidir cómo terminar para entregar un solo ascenso.

De los 29 que partieron (15 en la Conferencia Norte y 14 en la Sur), el Tate fue el mejor de su mapa deportivo y armó las valijas para irse a Córdoba. Allí eliminó a Estudiantes de Tucumán, Ameghino de Villa María y Villa San Martín de Resistencia.

Lo esperaba el gran desafío en Capital Federal: Villa Mitre de Bahía Blanca, equipo de una ciudad basquetbolera pero sin antecedentes en el círculo privilegiado. Y Unión lo sorteó, con una dosis de dramatismo grande que le puso el moño a una campaña extraordinaria.

En este último proceso con máxima continuidad en el básquet profesional que tuvo la entidad (2010 a la actualidad), los rojiblancos pasaron de la Liga Provincial a la Liga Nacional, con entrenadores, jugadores nacionales y extranjeros y varios dirigentes que también fueron quedando en el camino.

Siempre con Luis Spahn como defensor de un proceso que ahora asumirá el desafío superior: hacer pata ancha en la elite y volver a escribir páginas doradas, esas que se recuerdan entre 1984 a 1987.

Todo adquiere un valor superior porque el cuerpo técnico es santafesino, porque muchos jugadores crecieron y se ganaron su lugar, y porque en definitiva ese premio a la constancia y entrega nuevamente le genera a Santa Fe esta posibilidad imperdible de ver básquet de alto nivel.

Puro mérito

Por Daniel Dorfman

En los deportes de alto rendimiento puede haber sorpresas, ganadores inesperados, pero hay poco lugar para “batacazos” en el logro principal. En general, los mejores ganan y marcan condiciones de por qué lo son. Unión ha conseguido un ascenso histórico en lo referencial pero muy lógico en términos deportivos. Y para mi gusto, Unión termina reivindicando el valor del resultado “lógico”. No por “esperable” un resultado decrece en su valoración.

Los equipos candidatos ganan por mejores, porque ser mejores a otros es un mérito con mucho de construcción previa, de responsabilidad y de personalidad. Unión de Santa Fe construyó un plantel largo, con sentido de pertenencia y jerarquía de sus incorporaciones que lo completaron y lo potenciaron. Mérito de Unión. Tiene un staff técnico lleno de juventud, talento, empuje, capacidad y coordinación. Mérito de Unión. Tiene una organización deportiva madura, profesional, planificada, que ocupa un lugar estratégico en el programa desarrollado por el club. Soporte con inteligencia, capacidad y solvencia. Paciente para cumplir con todos los pasos necesarios hasta alcanzar esta plenitud de “favorito”. Y cuenta también con un clima de organización donde se respira comunión, convicción, pertenencia. De sus jugadores (los que juegan y los que no), cuerpo técnico, allegados, dirigencia e “hinchada”. Las fotos integradas con todos esos actores presentes son un reflejo. Todo mérito de Unión. Con ese perfil compitió Unión. Y el equipo no rehusó de esa condición.

Las temporadas en el alto rendimiento dicen cosas. Dicen éxito, fracasos, hablan de conseguir objetivos, de no alcanzarlos, hablan de aciertos, de errores, hablan de correcciones. Esta temporada de Unión dice muchas cosas más. Dice proyecto, plan, organización, estructura. Dice a gritos jerarquía, capacidad, gestión, inteligencia. Dice equipo, dice pertenencia, dice convicción. Y esta temporada de Unión dirá, además, ascenso.

Ascenso por el tránsito lógico de una estructura madura que produce resultados favorables lógicos.

Y va muy bien con el destino, se dan la mano con la justicia deportiva, que las buenas ideas, que los planes sostenidos desde la convicción, liderados por personas idóneas y ejecutados por planteles valientes terminen festejando.

Bancar la idea

Por Diego “Turco” Vergara

La idea fue empezar de cero con inferiores, tener todas las categorías y abrir el Ángel Malvicino para todos los que gusten del básquet. A partir de ahí, de la mano de Amílcar Cecotti comenzó un proyecto que lo tuvo al Tato Stessens desde el comienzo, luego llegó Juan Siemienczuk para darle un toque más profesional y propuso la idea de ir ascendiendo a nivel deportivo, dentro de la cancha. Un día Juan me dijo: “Unión va a llegar a la A, si sostienen la idea van a llegar”. Por eso hablo de tener la idea, de tener un convencimiento y además de lo más importante, de un claro apoyo político de Luis Spahn, por más que existan algunos dirigentes del club que odian el básquet, y hoy están muy callados.

El otro eje muy importante tiene que ver con los entrenadores, ya que los que pasaron les dieron protagonismo a los chicos de las inferiores. Hubo recurso humano local y eso es para destacar.

Con una enorme base local se consiguió el mayor logro deportivo del básquet de Santa Fe, una idea que perduró y llegó una década después.

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